Veredicto

Los resultados de las primarias valencianas, y en concreto los que nominaban al candidato que habr¨¢ de competir por la presidencia de la Generalitat Valenciana, me devuelven a las dudas que ya expuse en estas mismas p¨¢ginas al plantear la disyuntiva que se presentaba a la hora del voto de la militancia socialista. Dije entonces que una elecci¨®n con tres candidatos muy caracterizados o polarizaba el voto a dos y permit¨ªa que uno de los tres obtuviese o se acercase a la mayor¨ªa absoluta de los votantes, o pod¨ªa ocurrir, como as¨ª ha sido, que el ganador obtuviese s¨®lo un poco m¨¢s del 33,33 % poniendo de manifiesto que en el c¨¢lculo del voto la militancia estuvo m¨¢s pendiente de su ubicaci¨®n de principio que no del apoyo al mejor o menos malo de los candidatos. Tanto la geograf¨ªa del voto cuanto las sorpresas o la disparidad de comportamientos vienen a sembrar incertidumbres en el camino del PSPV-PSOE hacia la renovaci¨®n efectiva y eficiente que emerge de las declaraciones de sus l¨ªderes por el contraste de datos tan evidentes como los arrojados por el proceso y sus resultados. Es cierto, no obstante, que la aventura poco elaborada de este proceso y el sorprendente triunfo de Borrell habr¨ªan obligado a todos los aparatos (locales, comarcales, de pa¨ªs) a no caer en las ingenuidades que al parecer se cometieron en aquella liza e intervenir abierta o subliminalmente en las posteriores. Por eso ahora se destaca que, en general, las nominaciones hayan sido favorables a los candidatos apoyados por los aparatos de los diferentes ¨¢mbitos, con las excepciones pertinentes, cumpli¨¦ndose, en parte, el vaticinio que en su momento suger¨ª de que "la proliferaci¨®n de candidatos para un solo puesto a una sola vuelta y sus inciertas consecuencias apuntan a un repliegue de velas para despu¨¦s del carnaval". La primera parte del repliegue vino escenificada por los resultados favorables a los candidatos de los aparatos; la segunda, de m¨¢s calado, quiz¨¢s se ubica en los c¨¢lculos que los candidatos derrotados est¨¢n realizando a cuenta de algo que ahora mismo nadie en el partido ni puede ni debe admitir p¨²blicamente: que el triunfo de Romero, en realidad, es una nueva derrota de ¨¦ste, y que la proximidad de porcentajes, y la distinta calidad de los votos (territoriales) que pueda haber detr¨¢s de cada candidato dan lugar a reflexiones y estrategias que el tiempo no ha tardado en desvelar. Unas primarias a dos vueltas hubieran despejado dudas y, quiz¨¢s, habr¨ªan recompuesto el Movimiento por el Cambio dando una mayor¨ªa holgada a uno de los dos candidatos que lo animaron. A una vuelta, el resultado traduce la debilidad de Romero, la aspiraci¨®n fundada a la nominaci¨®n de Asunci¨®n (quiz¨¢s el candidato con m¨¢s gancho electoral) y el aviso de que los derrotados del ¨²ltimo congreso valenciano mantienen sus bazas al apostar por R¨®denas; quiz¨¢s, tambi¨¦n, que una vez m¨¢s, Ciscar consigui¨® enmascararse como minor¨ªa detr¨¢s de alg¨²n lugar del asiento de alguno de los candidatos. Pudo m¨¢s el c¨¢lculo egoista del voto que el relieve p¨²blico del candidato; un claro s¨ªntoma de firme voluntad org¨¢nica de permanencia en la oposici¨®n.