La po¨¦tica del verano
Una siente que el verano ya est¨¢ aqu¨ª de forma irreversible en los peque?os gestos, los sencillos detalles y las po¨¦ticas circunstancias. La l¨ªrica del verano se manifiesta, por ejemplo, en el hecho de que toda una p¨¢gina del ¨²ltimo ?Hola! est¨¦ dedicada a una sola foto del pr¨ªncipe de Asturias, que aparece vestido de regata y sujetando con una de sus herederas manos un bote de su patrocinadora, La Casera (?proveedora de la Real Casa?). Y es que el est¨ªo, para las clases altas (y ello incluye los sucesivos novios y maridos, vivos o muertos, de Carolina de M¨®naco, hasta llegar al ¨²ltimo gran aficionado a correr los cien metros lisos tras frasca), supone s¨®lo deporte y filantrop¨ªa. Y riesgo, como el que corrieron un Pujol hijo y un Pujol nieto al quedar colgados a medio descenso en plena pr¨¢ctica del barranquismo, y tener que ser rescatados, pues se les da mucho mejor escalar que bajar, a lo que parece, por ser cosa de familia. Todo esto ocurre, adem¨¢s, mientras el Reino Unido se convulsiona ante el inicio de un nuevo deporte estival, consistente en embutirse en una camiseta conmemorativa y visitar el Althorp de Diana de Gales, recinto que pasar¨¢ a la historia de la libra esterlina como el primer parque tem¨¢tico construido para recaudar fondos para la aristocracia. Estas cosas que escribo obedecen, c¨®mo negarlo, a la cochina envidia, pues mucho m¨¢s que en invierno (estaci¨®n en la que, por friolera, no anhelo pasearme sobre esqu¨ªes ni ser arrastrada por una manada de hoscos huskies: como mucho, me gustar¨ªa que me rescatara un sanbernardo dotado con barrilillo de Chivas Regal), en verano quisiera ser ¨¢gil y pinturera y saltar de yate Porcelanosa a yate La Jijonenca, y de pista de tenis a pista de p¨¢del, como hacen ellos. El p¨¢del, creo, goza de gran predicamento entre los deportes de mu?eca porque, durante su ejecuci¨®n, sus ejecutantes tienen prohibido hablar. Como mucho, les dejan lanzar gritos de ¨¢nimo (?c¨¢spita!, ?caracoles!, ?jol¨ªn!) o de derrota (?augh!), y no pueden enzarzarse en tediosos discursos tipo que a m¨ª me gustan mucho los ni?os, yo tengo tres ni?os, me gustar¨ªa tener m¨¢s, hay que tener m¨¢s ni?os para llenar los colegios, etc¨¦tera, ni en sevillanas rocieras como Barajas tiene un problema, problema tiene Barajas, problema tiene unas causas y causas tienen problema. Parece que coger una sart¨¦n de esas de jugar al p¨¢del y quedarse como quien dice mudo es todo una. O sea, descomunal ventaja sobre cualquier otro deporte, qu¨¦ quieren que les diga.Mientras escribo, recapacito sobre la suerte que tengo de trabajar en un medio privado, pues si lo que acabo de escribir lo hubiera dicho en Radio Nacional de Espa?a en Catalu?a, ahora estar¨ªa haci¨¦ndole compa?¨ªa a mi colega Montserrat Minobis, que fue apartada de su programa de radio (era humor¨ªstico) despu¨¦s de que en el mismo se ironizara sobre el or¨¢culo de Belfos de la Moncloa. Como es l¨®gico, Minobis present¨® demanda, y esta semana se celebr¨® la vista. La ganar¨¢, porque tiene raz¨®n y en este pa¨ªs todav¨ªa hay justicia, mal que le pese a la virreina (casada con el virrey de un peri¨®dico de Madrid experto en calumnismo) que dirige la RNE de Catalu?a.
Y ya que hablamos de radio, qu¨¦ no dar¨ªa servidora por poseer la grabaci¨®n de los frotamientos verbales que protagonizaron el locutor de la Cope del cop¨®n Luis Herrero y el director general de dicha emisora, Pedro D¨ªez. Pues los cachorros resultantes de la coyunda entre devoci¨®n y ondas sin piedad suelen utilizar un l¨¦xico del que ya me gustar¨ªa disponer a m¨ª el d¨ªa en que me pida el cuerpo ponerme ordinaria. Esa cinta, y la de la pelea que sostuvieron el ayatol¨¢ Pujals del ¨¢rea de cultura catalana y el ilustre hombre de teatro por ¨¦l expulsado a las tinieblas exteriores, Josep Maria Flotats, alcanzar¨ªan un valor inapreciable de circular por los mercados negros, e incluso rojos.
En realidad, me resulta dif¨ªcil entender que el arzobispado de Toledo, tan h¨¢bil a la hora de distribuir v¨ªdeos escabrosos con feticidios al desnudo, no se decida a comercializar la grabaci¨®n de los insultos cruzados por dos de los m¨¢s preclaros representantes de Vocifer en la Iglesia.
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