Enjundioso trabajo
Concluyo la lectura del art¨ªculo period¨ªstico Contra el modelo de juez instructor, de Gregorio Peces-Barba Mart¨ªnez, y aun siendo eminentemente jur¨ªdico, est¨¢ escrito de forma tal, que cualquier ciudadano lo entiende perfectamente. Viene a decirnos este human¨ªsimo e inteligente personaje que es el se?or Peces-Barba en este enjundioso trabajo lo que est¨¢ sucediendo en Espa?a de la mano de algunos representantes de la justicia.Esta evidencia que el articulista nos presenta, para que lo entendamos quienes no somos juristas, pero s¨ª contribuyentes a los buenos sueldos de los jueces, que la asignatura justicia cae de lleno en la voluntad o convencionalismo de las personas que tienen la exclusividad de administrarla. Vemos asombrados c¨®mo se atropella la raz¨®n y la dignidad de personas y entidades -caso Sogecable- y tambi¨¦n c¨®mo a la reconvenci¨®n dada a la conducta de un juez, el fiscal general del Estado sale en su defensa, en contra de lo que jueces veraces le aplican. Vemos que reiteradamente es propuesto para teniente fiscal a una persona ya negada anteriormente por sus propios compa?eros fiscales y se sigue insistiendo en ello. Vemos c¨®mo otro fiscal justifica conductas delictivas de allende los mares (Chile) con todo el descaro e impunidad de cargo.
No debe extra?ar la opini¨®n p¨²blica sobre la justicia -sus gentes- que tenemos los que contribuimos a su buen vivir.
Gregorio Peces-Barba, desde la dignidad de la palabra, nos da, en el art¨ªculo a que me refiero, una ratificaci¨®n al sentimiento popular sobre la justicia. Tienen que ser ellos, los jueces, fiscales y dem¨¢s integrantes, los que nos demuestren lo que en este momento encontramos sospechoso.
Gregorio Peces-Barba nos demuestra, en lenguaje llano y asequible, qu¨¦ es y qui¨¦n es un juez de instrucci¨®n; sus palabras me han dado ocasi¨®n para redondear mi opini¨®n. Tambi¨¦n entiendo que en justicia hay m¨¢s bueno que lo contrario. Pero que a esto de lo contrario debe aplic¨¢rsele, cuando se hacen merecedores de ello, implacablemente la ley que ensucian.- . .
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