La contrarreloj m¨¢s irrelevante
El duelo entre Julich y Ullrich, ¨²ltimo aliciente de un Tour que agoniza
La ¨²ltima contrarreloj del Tour, la tradicionalmente ubicada la v¨ªspera de llegar a Par¨ªs, ha tenido en los ¨²ltimos a?os un car¨¢cter anecd¨®tico. Se salv¨® all¨¢ por los finales de los a?os 80 cuando Delgado perdi¨® un Tour en este ejercicio (1987) y cuando LeMond gan¨® otro en el ¨²ltimo suspiro (1989), pero instaurado el reinado de Indur¨¢in y sus seguidores (Riis, Ullrich), la contrarreloj final s¨®lo ha servido para peque?os ajustes de cuentas (fijar definitivamente el podio, ayudar o perjudicar a alguno en su lucha para colocarse entre los 20 primeros, o as¨ª) o, todo lo m¨¢s, para anunciar nuevos advenimientos (Ullrich poniendo contra las cuerdas a Riis en Saint Emilion 96) o alimentar expectativas (Olano derrotando a Ullrich en Disneylandia 97). O sea, que la frialdad que rodea a los 52 kil¨®metros de hoy entre Montceau les Mines y Le Creusot no es novedad. Lo que hace m¨¢s irrelevante la cita es el sentimiento generalizado en el pelot¨®n de urgencia por terminar el tormento en que se ha convertido un Tour judicializado al que s¨®lo ha salvado la gran empresa de Marco Pantani. Y, adem¨¢s, como dir¨ªa el otro, no quedan espa?oles que den sentido al asunto.Para todos Pantani, a quien parece que sus puestas en escena se las prepara el Nobel Dario Fo, el dramaturgo que pasa sus vacaciones en Cesenatico, el pueblo del Pirata a orillas del Adri¨¢tico, certificar¨¢ la sorprendente victoria del escalador puro sobre el hombre completo. La haza?a de la ¨¦pica sobre el realismo sucio. Lo har¨¢, como en el Giro, investido con la t¨²nica de l¨ªder, esa prenda que, dicen, da fuerzas suplementarias para soportar la tortura que para un escalador de m¨ªnimo peso es enfrentarse a m¨¢s de 50 kil¨®metros llanos moviendo grandes desarrollos. Llega a su momento con casi seis minutos de ventaja sobre el segundo (Julich) y el tercero (Ullrich). As¨ª que, aunque el gran Pantani siga hablando de trabajo, sufrimiento y todo eso, caso cerrado.
Caso abierto, pero secundario y casi cerrado: los 14 segundos que separan a Ullrich de Julich. Aunque el tejano de Corpus Christi sea duro de pelar y en las contrarreloj sea de los mejores (cuarto en Disneylandia 97, segundo en Corr¨¨ze 98), su segundo puesto en la general es cosa del pasado. Seguramente Ullrich, el gran especialista de final de siglo, arrase con una diferencia de un segundo por kil¨®metro.
M¨¢s abajo, m¨¢s peque?os casos abiertos. Los protagonistas ser¨¢n los grandes desconocidos, los corredores medianos que con regularidad y entre esc¨¢ndalo y esc¨¢ndalo, aprovechando deserciones, exclusiones y retiradas, se han colocado, sin que nadie se diera cuenta, en lugares privilegiados que les permitir¨¢n de aqu¨ª a nada firmar contratos de alto nivel. Un puesto de m¨¢s o de menos no significar¨¢ gran cosa salvo para los propios protagonistas. Rinero, el peque?o y sorprendente escalador del Cofidis, preferir¨¢ evidentemente ser cuarto a ser quinto; pero lo tendr¨¢ dif¨ªcil: Boogerd, la mula holandesa, mejor rodador, le limpiar¨¢ tranquilamente los 4s que les separan. Si no, monumento a Rinero, el rey de la monta?a. M¨¢s abajo, Robin, Meier y Nardello sienten el aliento del noveno, el dan¨¦s encantador de serpientes Riis. Y hasta Eddy Merckx est¨¢ nervioso a estos niveles: su hijo Axel s¨®lo est¨¢ a 1.02m del escalador Di Grande y del d¨¦cimo puesto.
Sonar¨¢n las campanas en B¨¦lgica anunciando el feliz parto y poco m¨¢s. Pantani, el ¨²ltimo, saldr¨¢ a las 16.10 horas. De tres en tres minutos, antes, habr¨¢n salido los dem¨¢s.
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