?China s¨ª, Cuba no?
La visita a China del presidente Bill Clinton ha puesto claramente la mira de la pol¨ªtica mundial de los Estados Unidos en el futuro de la naci¨®n m¨¢s poblada de la Tierra -un bill¨®n doscientos veinte mil habitantes- en un territorio de 10 millones de kil¨®metros cuadrados y con un crecimiento econ¨®mico anual del 8%.La visita de Clinton a China resulta a¨²n m¨¢s impresionante si recordamos que entre 1950 y 1970 China fue el enemigo n¨²mero uno de los EE UU en Asia, y s¨®lo el n¨²mero dos en el mundo entero en relaci¨®n con la, entonces, al parecer poderos¨ªsima Uni¨®n de Rep¨²blicas Socialistas Sovi¨¦ticas.
El lobby de la isla de Formosa -los herederos del Kuomingtang y de Chiang Kai Shek- manten¨ªa una presi¨®n muy fuerte para que Washington reconociera a la isla de Taiwan como ¨²nico Gobierno leg¨ªtimo de China.
Recuerdo que, viendo en televisi¨®n el debate de campa?a entre los candidatos Richard Nixon y John F. Kennedy en 1960, el primer tema -el primer¨ªsimo- que salt¨® a la palestra fue el del status de dos islas costeras a China, Quemoy y Matsu. ?Qui¨¦n las recuerda hoy? ?Y qui¨¦n recuerda que hace cuarenta a?os ocupaban el primer lugar en la preocupaci¨®n internacional de los EEUU?
Pero en 1971, en un acto de inteligencia y coraje pol¨ªticos, el presidente Nixon visit¨® China (precedido por un c¨¦lebre juego de pimp¨®n) iniciando el proceso de deshielo que ha culminado con la visita de Clinton.
Un latinoamericano, mirando con asombro estos eventos, no puede menos que preguntarse ?por qu¨¦ China s¨ª y Cuba no?
?Porque China tiene m¨¢s de mil millones de habitantes y Cuba apenas doce millones? ?Porque China es poderosa y Cuba es d¨¦bil?
?Porque China est¨¢ en Asia y Cuba en Latinoam¨¦rica?
?Porque el lobby de la oposici¨®n china en Washington es ya muy d¨¦bil y el de la oposici¨®n cubana en Miami relativamente fuerte?
?O ser¨¢ simplemente que Henry Kissinger tiene raz¨®n cuando afirma que China no es una dictadura sino una econom¨ªa capitalista? O sea, ?le bastar¨ªa a Cuba convertirse plenamente al capitalismo para ser aceptada por los EEUU?
El asunto es m¨¢s complejo. El sagaz financiero George Soros ha escrito que, terminada la guerra fr¨ªa, el llamado "mundo libre" se ha quedado sin enemigo totalitario al frente y ya no tiene por qu¨¦ insistir en la condici¨®n democr¨¢tica. Pero como ha preguntado, con igual sagacidad, Jorge Casta?eda, ?por qu¨¦ los EEUU se han llevado tan bien con un autoritarismo como el mexicano y tan mal con un autoritarismo como el cubano?
?Ser¨¢ la respuesta que el autoritarismo mexicano, una vez pasada la etapa de las reformas revolucionarias entre Obreg¨®n y C¨¢rdenas, se volvi¨®, primero, aliado en la segunda guerra y, en seguida, un autoritarismo dedicado a impulsar el desarrollo capitalista?
Queda la pregunta pendiente: ?por qu¨¦ la China de la masacre de Tien An Men, s¨ª?, ?por qu¨¦ el M¨¦xico de la masacre de Tlatelolco, s¨ª, pero la Cuba de los prisioneros pol¨ªticos y la vigilancia policial, no?
El poderoso lobby anticastrista de Miami, la Federaci¨®n Nacional Am¨¦rico-Cubana que encabez¨® Jorge Mas Canosa y su influencia sobre el senador Jesse Helme han sufrido serias resquebrajaduras. Mas Canosa ha muerto y la Ley Helms-Burton goza de un rechazo universal.
Hace poco mi amigo el vicecanciller sueco Pierre Schiri visit¨® Miami y rindi¨® un informe verdaderamente orientador. Schori estuvo acompa?ado de Adam Michnik, quien junto con Lech Walesa fue el conductor del movimiento Solidaridad que socav¨® el r¨¦gimen comunista en Polonia. Lo interesante es que los dos pol¨ªticos europeos, el sueco y el polaco, se encontraron en Miami con un exilio cubano que ha dejado de ser monol¨ªtico, que es pluralista y que se manifiesta mayoritariamente a favor de soluciones graduales, pac¨ªficas y, sobre todo, internas, para el problema de Cuba. Son conocidos como " los dialogueros".
A los ultras que quisieran invadir la isla, derrocar a Castro y gobernar a sangre y fuego, Michnik les record¨® que la transformaci¨®n pol¨ªtica en Polonia se obtuvo poco a poco, no de la noche a la ma?ana. Contra una dictadura, dijo, hay que ser intransigente en los principios, pero flexible en los m¨¦todos. "No existe un manual sobre c¨®mo desmantelar dictaduras", dijo el muy valiente luchador obrero polaco.
Pero s¨ª existe una prueba: cuando tanto el r¨¦gimen como la oposici¨®n comprenden que ninguno de los dos puede destruir al otro, entonces suena la hora del di¨¢logo. El caos no conduce a la democracia, sino que fortalece y prolonga a las dictaduras. El cambio no se puede imponer desde afuera, debe ser el pueblo dentro del pa¨ªs mismo -Polonia ayer, Cuba ma?ana-, no los que viven en el exilio, quienes deben protagonizar el cambio. Muchos cubanos del exilio han comprendido esta verdad, sobre todo la mayor¨ªa de los j¨®venes
Lo han comprendido v¨ªctimas heroicas de la impunidad autoritaria de Castro como Eloy Guti¨¦rrez Menoyo, el comandante del Frente del Escambray en la guerra contra Batista, luego encarcelado por el af¨¢n fidelista de monopolizar el poder. Hoy, Menoyo favorece el di¨¢logo con Castro.
Lo ha entendido el grupo de financieros y estadistas de los EEUU encabezados por el banquero David Rockefeller y el exsecretario del Tesoro Lloyd Bentsen, opuestos a la Ley Helms-Burton y partidarios de una apertura hacia Cuba.
Lo ha entendido Elisardo S¨¢nchez, presidente de la Comisi¨®n Cubana de Derechos Humanos, encarcelado durante ocho a?os.
Lo entiende la C¨¢mara de Comercio de los EEUU. Lo entienden ¨®rganos de opini¨®n tan importantes como el New York Times y el Washington Post.
Lo entiende el Pent¨¢gono, cuyo m¨¢s reciente informe de seguridad determina que Cuba ya no constituye una amenaza para la seguridad de EEUU.
Lo entiende el pont¨ªfice Juan PabloII, cuyo mensaje esencial en La Habana fue que Cuba se abra al mundo para que el mundo se abra a Cuba. (El lema fatalista de Castro, "Patria o Muerte", ha sido transformado por la voz popular cubana en "Papa o Muerte").
El presidente norteamericano, al finalizar su viaje a China, dijo que "esperaba alguna se?al de Cuba". Testigos latinoamericanos de gran calidad intelectual y pol¨ªtica saben que Bill Clinton estaba dispuesto a iniciar el deshielo hasta que los ultras de Miami mandaron sobrevolar aguas territoriales cu- Pasa a la p¨¢gina siguiente Viene de la p¨¢gina anterior banas y Fidel Castro cometi¨® el acto -?el error?- de derribar aviones que inclu¨ªan a ciudadanos norteamericanos.
Castro, por su parte, dice que se ha cansado de enviar se?ales: ya no es parte del inexistente Pacto de Varsovia, descart¨® el lema guevarista de varios Vietnams guerrilleros en Am¨¦rica Latina, se retir¨® de Angola y, por desgracia, no dio m¨¢s pruebas de su pol¨ªtica de mercado que dos, bien pobres y desmoralizantes: el turismo y la prostituci¨®n, pero no el comercio liberado, las cosechas de la f¨¦rtil tierra cubana liberada, el genio comercial -tiendas, restaurantes, peque?os negocios- del pueblo cubano liberado.
A pesar de todo, ?prepara Castro una transici¨®n o persiste en su heroicidad numantina? ?O son sus colaboradores quienes se preparan para un post-castrismo sin los dogmas del l¨ªder m¨¢ximo?
En todo caso, si no hay esa voluntad de di¨¢logo y esa paciencia negociadora que proponen hombres como el polaco Adam Michnik y el sueco Pierre Schori, si los EEUU esperan que Cuba, la hija que se les fue de puta, la colonia espa?ola perdida en 1898 y convertida en protectorado de los EEUU en virtud de la Enmienda Platt, regrese al corral gringo como si nada hubiera pasado, o si Fidel Castro decide convertir a la isla en la fortaleza de un socialismo vulnerado por los peores vicios del comunismo -la ineficacia productiva- y del capitalismo -la supervivencia financiada por la corrupci¨®n moral-, Cuba volver¨¢ a ser escenario de dolor y sangre.
Que haya, en cambio, di¨¢logo sin condiciones, o como lo pide Elisardo S¨¢nchez, "Cuba no est¨¢ preparada para una terapia de choque econ¨®mico o pol¨ªtico. Lo mejor ser¨ªa si todos los cambios en el pa¨ªs fuesen brotando gradualmente. Ser¨ªa deseable que el Gobierno sea la fuerza que tome las iniciativas del cambio. Esto ser¨ªa lo menos costoso tanto social como pol¨ªticamente. Si el Gobierno de Castro elige un camino de esta ¨ªndole, contar¨ªa con mi apoyo y con el de la gran mayor¨ªa de los disidentes moderados".
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