Por una aut¨¦ntica comunidad deportiva
Una Francia unida y euf¨®rica con "su" equipo de Francia, campeona del mundo. Una Francia dividida y privada de su sue?o con el Tour de Francia. Sin duda alguna, habr¨ªa mucho que decir sobre estos dos tornados, y sobre lo que ponen de manifiesto acerca de la sociedad contempor¨¢nea. Otros lo har¨¢n con m¨¢s talento que yo.A pesar de lo que ha ocurrido, conservo todo mi inter¨¦s y mi pasi¨®n por este Tour de Francia que acaba de terminar. Valoro y aprecio las haza?as de cada uno, las trayectorias profesionales en pleno apogeo, las que se anuncian, las que se acaban. En pocas palabras, no olvidemos la carrera, no la desvaloricemos.
Frente a aquellos que emiten juicios definitivos, quisiera salir en defensa de la unicidad del deporte, desde el infantil hasta el s¨¦nior, del amateur al profesional, del directivo de club hasta el patrocinador, es decir, en defensa de la instauraci¨®n de una aut¨¦ntica comunidad deportiva.
As¨ª, en el mundo del ciclismo, decenas de miles de j¨®venes, procedentes en su mayor¨ªa de familias relativamente poco acomodadas, se dedican a la pr¨¢ctica de este deporte, por afici¨®n a este tipo de actividad y, para una ¨ªnfima minor¨ªa, con la esperanza de cambiar su destino. Despliegan fuerza y valor para alcanzar al pelot¨®n de profesionales, esos con los que sue?an, esos cuyas fotos tienen en su habitaci¨®n. Cada fin de semana participan en competiciones de 200 o 300 contendientes, arriesg¨¢ndose a caer, sabiendo que habr¨¢ que conseguir una buena clasificaci¨®n para pasar al escal¨®n superior. Est¨¢n dirigidos por educadores que comparten su pasi¨®n y que, en su pr¨¢ctica totalidad, se preocupan no s¨®lo por su material, sino tambi¨¦n por su salud.
Si hay alguna oveja negra, en ¨¦sta como en todas las profesiones, por favor evitemos las confusiones y las generalizaciones. Es en todos esos animadores, ben¨¦volos o no, en quienes pienso hoy d¨ªa. Pero no nos limitemos al mundo del ciclismo. Se trata de un problema com¨²n a todas las actividades deportivas, que, aunque en mi opini¨®n los sistemas escolar y universitario las han dejado excesivamente de lado, constituyen un elemento esencial en la formaci¨®n de la juventud. Tenemos que procurar que ni el dinero ni las soluciones milagrosas acaben por desanimar o contaminar el amplio mundo del deporte.
Por lo que se refiere al dinero, estoy de acuerdo en que la nostalgia ya no es lo que era. El deporte espect¨¢culo es ineludible y, en cierto modo, deseable. Pero cuando se llega, como pasa actualmente en el f¨²tbol, a una situaci¨®n de creciente concentraci¨®n de medios financieros en un n¨²mero limitado de equipos, que tienen proyectos en mente para acaparar m¨¢s medios todav¨ªa, el deporte de masas se ve amenazado y los educadores se desaniman. No soy el ¨²nico que opina que Aim¨¦ Jacquet [el seleccionador del equipo franc¨¦s de f¨²tbol que gan¨® el Mundial] ha simbolizado un planteamiento diferente. Pero todav¨ªa queda por ver que su actuaci¨®n no haya sido la de una estrella fugaz. En otras palabras, las federaciones deportivas tienen que continuar mandando en los asuntos financieros, con el fin de que el conjunto de los clubes saque provecho del fil¨®n. Por otro lado, mal que les pese a los integristas de la libre circulaci¨®n de los deportistas, los clubes de formaci¨®n deben estar protegidos por una estricta reglamentaci¨®n.
Estas consideraciones no nos alejan demasiado del ciclismo, en el que los clubes deben igualmente preocuparse -y algunos/as lo hacen- por el futuro escolar y profesional de los j¨®venes. Alg¨²n est¨ªmulo del sector p¨²blico en este sentido ser¨ªa bien recibido. En lo relativo a la medicina y a sus avances espectaculares, ?c¨®mo no suponer que ¨¦stos incidir¨ªan en el campo del deporte? Sobre todo teniendo en cuenta que el dinero y las innovaciones m¨¦dicas forman una combinaci¨®n explosiva, que la tentaci¨®n es demasiado fuerte y los riesgos de fracasar demasiado grandes. Por eso conviene partir de un postulado de sentido com¨²n: todos los deportistas de un nivel relativamente alto necesitan tomar alg¨²n tipo de complemento, y tambi¨¦n, por consiguiente, estar sometidos a un control m¨¦dico. ?Qui¨¦n podr¨ªa hoy d¨ªa delimitar y describir, en t¨¦rminos generales y al alcance de todos, la frontera entre lo que es necesario -y por tanto, est¨¢ permitido- y lo que resulta peligroso, tanto para la salud del interesado como por su difusi¨®n perversa, de boca en boca, entre directores, entrenadores y corredores?
As¨ª las cosas, ya est¨¢ bien de que lanzar anatemas contra esta profesi¨®n y, m¨¢s concretamente, contra una carrera emblem¨¢tica como es el Tour de Francia. No olvidemos que tambi¨¦n existe competencia entre las diferentes competiciones internacionales y que algunos, fuera de Francia, no act¨²an s¨®lo desinteresadamente cuando redoblan sus cr¨ªticas contra los directivos franceses del mundo del ciclismo y, por tanto, contra la reputaci¨®n de nuestro pa¨ªs.
En mi opini¨®n, se imponen dos iniciativas. En primer lugar, hay que profundizar en los datos del rendimiento deportivo y en las relaciones de ¨¦ste con la atenci¨®n m¨¦dica de los deportistas. Esto supone un trabajo permanente de investigaci¨®n, a trav¨¦s de la observaci¨®n de datos de hecho y de la evoluci¨®n de los avances de la medicina. Estos datos, constantemente actualizados, se difundir¨ªan entre el conjunto de comunidades deportivas. Servir¨ªan como criterio para juzgar las infracciones a la nueva legislaci¨®n que hay que elaborar. Es necesario asimismo crear lo antes posible un marco obligatorio para los m¨¦dicos deportivos, que deben estar debidamente autorizados y ser los ¨²nicos autorizados para tratar a los deportistas, metidos a un c¨®digo deontol¨®gico. Se evitar¨ªan con ello las ovejas negras en los pelotones y los estadios.
Pero teniendo en cuenta los da?os que se le han infligido ya al mundo del ciclismo, es esencial reunir a todos los actores para adoptar medidas urgentes, a la espera de que se ponga en marcha la nueva reglamentaci¨®n y los nuevos intervinientes del ¨¢mbito de la medicina. La mayor¨ªa de los corredores del Tour de Francia han reaccionado como lo hubiera hecho cualquier otro profesional, defendiendo sus derechos como asalariados preocupados por restablecer un clima de dignidad y respeto.
Los veteranos han dado muestras de sabidur¨ªa y prudencia, resistiendo la tentaci¨®n de echar le?a al fuego. Pensemos tambi¨¦n en los directivos de los clubes. Hace falta tambi¨¦n realizar consultas y mesas redondas para revisar el calendario ciclista profesional, que, desde mi punto de vista, est¨¢ sobrecargado. Lo mismo ocurre con el recorrido de las carreras. Si se quiere evitar el exceso en materia m¨¦dica, hay que tener en cuenta tambi¨¦n las posibilidades f¨ªsicas normales de los corredores. Todo esto para decir que el problema nos concierne a todos. Sin duda alguna, al mundo del ciclismo le sobran sentido com¨²n e ideales para superar esta grave crisis.
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