El d¨ªa de la verdad
La admisi¨®n ayer por M¨®nica Lewinsky ante el gran jurado de que mantuvo una relaci¨®n sexual durante 18 meses con el presidente Bill Clinton contradice la realizada bajo juramento en sentido contrario el siete de enero de este a?o. ?Cu¨¢ndo dijo la verdad, entonces o ahora? Todo apunta a que el testimonio de ayer es el verdadero.La raz¨®n es sencilla: la inmunidad casi total concedida a Lewinsky por el fiscal especial, Kenneth Starr, la libera de un procesamiento por cualquier posible delito cometido en el pasado. Pero no de un encausamiento por perjurio en el caso de un testimonio falso ante el gran jurado, que lleva aparejada una condena de cinco a?os.
Despu¨¦s de seis meses de angustia ante la negativa de Starr a conceder la inmunidad si no se declaraba antes culpable de un delito, Monica respir¨® aliviada cuando su nuevo equipo de abogados lleg¨® a un acuerdo con Starr para cooperar en la investigaci¨®n. "Pretendo recobrar mi libertad", declar¨® Lewinsky el d¨ªa que firm¨® el acuerdo de inmunidad con Starr, d¨ªa tambi¨¦n en que cumpl¨ªa 25 a?os.
Los ¨²ltimos seis meses
El semestre no ha sido f¨¢cil para la j¨®ven californiana, pr¨¢cticamente recluida para huir de la persecuci¨®n de la prensa en el apartamento que compate con su madre en el edificio Watergate, salvo escapadas a la casa de su padre en California o al apartamento de su madre en Nueva York, siempre convenientemente disfrazada.Monica ha sido una prisionera de su propia historia. Sus cuentas bancarias y sus recibos telef¨®nicos han sido rastreados; sus amigas llamadas a testificar ante el gran jurado y sus cartas y su correo electr¨®nico, escrutados hasta el m¨¢s m¨ªnimo detalle por los investigadores del fiscal. En tertulias y programas de televisi¨®n le han llamado de todo, desde "promiscua" a "cazadora furtiva" y, hasta el habitualmente ponderado, The Wall Street Journal se atrevi¨® a calificarla en su editorial de "fulana de poca monta".
Naturalmente, la defensa por parte de amigos y familiares ha sido igualmente intensa. Sus leales la han presentado siempre como "una idealista luchadora en favor de las grandes causas", que tuvo la desgracia de caer seducida por los encantos del hombre m¨¢s poderoso del mundo. Sus partidarios pretenden presentarla como v¨ªctima de una confabulaci¨®n montada por la Casa Blanca para proteger al presidente, una vez que se descubri¨® el asunto.
Las implicaciones jur¨ªdicas y pol¨ªticas del testimonio de la ex becaria no se podr¨¢n conocer hasta que se eval¨²en frente a la declaracion de Clinton dentro de 10 d¨ªas. En todo caso, los dos protagonistas del esc¨¢ndalo no son precisamente el paradigma de la veracidad.
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