Suced¨¢neos reales
CUADERNO DE AGOSTOLa Costa del Sol siempre ha sentido cierta pelusilla por Mallorca. Eso de que los Reyes s¨®lo pasen el verano en Palma es muy duro de admitir. Mientras la Diputaci¨®n sigue buscando una residencia veraniega que regalar a la familia real, la Costa del Sol tiene que contentarse con suced¨¢neos. Lo m¨¢s relacionado con la monarqu¨ªa que se puede encontrar estos d¨ªas en Marbella es el jinete que se lig¨® a Lady Di y, con minuciosidad propia de M¨®nica Lewinski y a cambio de dinero, termin¨® contando el asunto a un tabloide brit¨¢nico. Tambi¨¦n hemos tenido a ?lvaro de Marichalar, el t¨ªo del peque?o Froil¨¢n, que pas¨® por la costa con su moto acu¨¢tica, en una misteriosa misi¨®n con la que dice luchar contra las drogas. No est¨¢ claro qu¨¦ relaci¨®n puede haber entre ir petardeando por las orillas montado sobre ese cacharro y la lucha contra la droga. Al menos que se trate de una manda y, para lograr el cese del narcotr¨¢fico, se haya ofrecido a recorrer a lomos de una moto n¨¢utica todas las playas en las que anidan papparazis como quien peregrinaba a F¨¢tima para conseguir la conversi¨®n de Rusia. Tambi¨¦n es verdad que en Marbella est¨¢ la duquesa de Alba, pero en mi pueblo a esta se?ora de misteriosa dicci¨®n se la relaciona m¨¢s con el espect¨¢culo que con la nobleza. Cayetana de Alba es el ¨²ltimo retal de una racial Marbella en la que tambi¨¦n acampaban Lola Flores y el bailar¨ªn Antonio. En una ciudad en la que hay, al menos, una docena de personas que en las tarjetas de visita usan el t¨ªtulo de pr¨ªncipe o princesa como sencilla y eficaz herramienta de mercadotecnia, ha venido precisamente a iniciar su gira el artista que antes se llamaba Prince, y que ahora se est¨¢ haciendo casa en las cercan¨ªas. El Artista dej¨® dicho nada m¨¢s llegar a Marbella: "Aparte de mi apariencia extra?a, soy una persona bastante normal". En este pueblo viejo dudo que alguien se extra?e de la apariencia de nadie, y menos de la de ex Prince. Sin ir m¨¢s lejos, el mism¨ªsimo alcalde viste igual que ¨¦l: cadenonas doradas y camisa abierta hasta el ombligo para lucir generosamente el frondoso matojo de vello con el que la naturaleza les ha premiado. A falta de monarqu¨ªa de verdad, de esas a?ejas y respetuosas con las leyes conquistadas por la ciudadan¨ªa, la Costa del Sol se va creando su peculiar dinast¨ªa. Es una estirpe m¨¢s propia de las nacidas en este siglo y en otras latitudes, como Corea del Norte o el centro de ?frica. De momento son dos, Jes¨²s Gil I y Jes¨²s Gil II, y gobiernan pueblos vecinos sin cortarse en absoluto. El fundador de la dinast¨ªa ha aprobado el Plan de Urbanismo que le deneg¨® la Junta y la directora general de Ordenaci¨®n del Territorio se ha atrevido a hacer un peligroso s¨ªmil: "Tiene la misma validez", ha dicho la valerosa y muy paciente Josefina Cruz, "que si le hubiera declarado la guerra a Marruecos". Mal asunto: a este hombre m¨¢s vale no darle ideas. Entretanto, el verano sigue desempolvando caras de gente que uno cre¨ªa en el Inserso. Por los pueblos sigue haciendo giras Manolo Escobar y en la televisi¨®n de Marbella aparece presentando un programa el ex gal¨¢n M¨¢ximo Valverde. En las calles de mi pueblo, la Cruz Roja planta mesas petitorias y es entonces cuando se echa de menos a los asiduos de siempre: a¨²n no han llegado Cela, Terelu ni Rappel. En esto, tambi¨¦n hay que contentarse con suced¨¢neos. Afortunadamente, Jos¨¦ Luis Sierra, el imaginativo abogado del alcalde, ha modificado su look, se ha te?ido el pelo y luce con frecuencia llamativos blusones que recuerdan las t¨²nicas del hombre que antes de dedicarse a las artes enigm¨¢ticas fue modisto de Florinda Chico, original dedicaci¨®n profesional que explica, por cierto, el gusto de Rappel por las prendas muy sueltas. Definitivamente, el artista que se llamaba Prince no tiene raz¨®n: en mi pueblo ya nadie es capaz de extra?arse de nada.
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