Santos Juli¨¢ achaca al poder de la prensa la p¨¦rdida de influencia de los intelectuales
El historiador analiza en Santander las relaciones entre saber y pol¨ªtica en el siglo XX
El saber se ha ido fragmentado, especializando y complicando a lo largo del siglo XX, de modo que ya no quedan "sacerdotes" capaces de dar interpretaciones globales. La tesis, que el historiador Santos Juli¨¢ expondr¨¢ durante esta semana en un curso en Santander, se completa con la constataci¨®n de que el creciente poder de los medios de comunicaci¨®n ha provocado la p¨¦rdida de influencia social de los intelectuales. Estas circunstancias explican, a juicio de Juli¨¢, que la figura del intelectual como conciencia moral de una sociedad haya desaparecido.
En el a?o 1930, Jos¨¦ Ortega y Gasset public¨® un art¨ªculo sobre la Monarqu¨ªa que produjo una gran convulsi¨®n. Hoy en d¨ªa algo as¨ª resulta impensable. Ahora hay una enorme cantidad de profesionales que opinan todos los d¨ªas y de forma p¨²blica sobre cuestiones sociales y pol¨ªticas. Al ser mucho m¨¢s numeroso el grupo de los que participan del debate p¨²blico, el efecto de la palabra individual se reduce. "La profesionalizaci¨®n del saber, los medios de comunicaci¨®n y el fin de los absolutismos pol¨ªticos, como el fascismo o el comunismo, han restado peso a los intelectuales", dice Santos Juli¨¢.El catedr¨¢tico de Historia del Pensamiento imparte esta semana un curso en la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo, en Santander, en el que analiza la relaci¨®n de los intelectuales y la pol¨ªtica en la Espa?a del siglo XX, as¨ª como la peculiar relaci¨®n entre los pensadores actuales y la sociedad de la informaci¨®n.
El saber se ha fragmentado, profesionalizado e incrementado, se?ala Santos Juli¨¢, y ya no hay sacerdotes de saberes absolutos. "El intelectual como conciencia moral de una sociedad ha desaparecido". ?Por qu¨¦? Responde el historiador: "La gente considera que el hecho de que un bi¨®logo le hable de pol¨ªtica o de problemas sociales, cuando esos oyentes o lectores algo saben tambi¨¦n de eso, no hace que se le pueda considerar un profeta, ni poseedor del valor moral que en este momento es preciso defender".
Multitud de opiniones
Se trata del resultado natural de la difusi¨®n de los saberes particulares y tambi¨¦n el resultado de la consolidaci¨®n de instituciones democr¨¢ticas en las que ya no hay voces que gu¨ªen . Dice Juli¨¢ que "ahora los valores de la comunidad pol¨ªtica son el resultado de muchos encuentros, de las opiniones de muchas personas, de muchos debates, de mucha presencia".Algunos han confundido este cambio en la consideraci¨®n social de los intelectuales con un supuesto silencio en la medida de que sus propuestas no alcanzan las consecuencias que lograban hace apenas unas d¨¦cadas. "Ahora la repercusi¨®n es menor porque las condiciones del debate p¨²blico han cambiado", explica Santos Juli¨¢, "ni siquiera se puede hablar ya de generaciones de intelectuales, en la medida en la que se hablaba antes porque no act¨²an como grupo, excepto en ocasiones concretas, como la firma de un manifiesto".
El intelectual es escuchado y provoca un debate seg¨²n la consideraci¨®n que tenga su nombre, vinculado sobre todo a su obra, pero para crear ese debate resulta imprescindible otro m¨¦rito, a juicio de Santos Juli¨¢: "Se trata de que el intelectual acierte a expresar algo que est¨¢ en la conciencia y las conversaciones de mucha gente, pero que nadie haya expresado de una manera sint¨¦tica, profunda y a la vez comprensible para un grupo numeroso de ciudadanos. En la medida en que esto se logra, se consigue una gran influencia, que no tiene comparaci¨®n con la del comentario r¨¢pido. Pero este ¨¦xito est¨¢ unido al soporte escrito, lo que no quiere decir que la televisi¨®n no sea un campo propio para el intelectual en determinados programas culturales".
Trazar la historia de los diferentes tipos de intelectuales que ha habido en Espa?a ha sido el objetivo que se marc¨® el historiador, soci¨®logo y escritor al organizar este curso. Santos Juli¨¢ define las caracter¨ªsticas de esos modelos de eruditos: "El de principios de siglo, el intelectual de la protesta o refunfu?ador, que firmaba manifiestos contra el Estado, pero no actuaba contra ¨¦l desde ninguna asociaci¨®n, como Baroja o Unamuno; el que promov¨ªa asociaciones o ligas para influir en la pol¨ªtica, pero manteni¨¦ndose alejado de las instituciones pol¨ªticas convencionales, como Ortega y Gasset; y el de acci¨®n pol¨ªtica, que ejerc¨ªa la cr¨ªtica como intelectual de la protesta y se incorporaba a partidos pol¨ªticos o los creaba, como Manuel Aza?a o Juli¨¢n Besteiro".
Despu¨¦s de esos tiempos, y antes de la guerra civil, surge el llamado intelectual comprometido, que es el prototipo de la generaci¨®n de la Rep¨²blica. Despu¨¦s vino el silencio del franquismo y hoy, seg¨²n Juli¨¢, a nadie le gusta que le llamen intelectual por sus connotaciones elitistas.
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