La "pata" argentina
La contrase?a hoy m¨¢s en boga en la actualidad pol¨ªtica argentina es la de pata social. Poder y oposici¨®n basan sus programas en su poder de convocatoria con vistas a unas elecciones que, sin embargo, a¨²n tardar¨¢n en celebrarse 14 meses. Y ello es as¨ª porque cuando el presidente, el peronista Carlos Menem, anunci¨® hace un mes que renunciaba a hacer juegos malabares con la Constituci¨®n para optar a un tercer periodo -lo que habr¨ªa exigido que el Supremo la interpretara a gusto del mandatario- dio el virtual pistoletazo de salida para una campa?a que se adivina intensa, fraccional y decisivaLa primera fuerza en presentar su programa ha sido esta semana la Alianza, coalici¨®n que une pero no hermana al hist¨®rico Partido Radical con la nueva formaci¨®n del Frepaso, a su vez coalici¨®n tambi¨¦n de escindidos del radicalismo, del peronismo, de socialismos varios y adversarios del tradicional bipartidismo argentino en general. Y lo ha hecho con la misma serenidad con que el laborista brit¨¢nico Tony Blair anunci¨®, antes de alcanzar el poder, que su programa era el de su antecesora, la entonces l¨ªder conservadora Margaret Thatcher, pero con contenido social.
De igual forma, la coalici¨®n, de la que son l¨ªderes el radical Fernando de la R¨²a y la frepasista Graciela Fern¨¢ndez Meijide, promete mantener el plan de estabilidad del Gobierno peronista, el valor del peso equiparado al d¨®lar y los logros, en suma, de una econom¨ªa que crece al 6% anual, pero matiz¨¢ndolo todo ello de una preocupaci¨®n social de la que no se ha visto gran cosa en los casi dos mandatos que lleva Menem en el poder.
En el propio peronismo, donde la guerra interna es a¨²n m¨¢s fuerte que con la oposici¨®n, el ala del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Eduardo Duhalde, ya se descolg¨®, apenas Menem se hubo quitado de en medio, con la reclamaci¨®n de que se a?adiera a su partido la pata social, imprescindible para ganar en 1999. Peronismo con rostro humano, pero el de Duhalde.
Y esta campa?a va a ser interminable porque est¨¢ esmaltada de intraelecciones. Primero, la Alianza tiene que decidir a finales de noviembre, en sus comicios internos, qui¨¦n va a ser su candidato entre De la R¨²a y Fern¨¢ndez Meijide, de los que decir que se odian cordialmente ser¨ªa una f¨®rmula exagerada, porque no media cordialidad alguna entre ellos. En la primavera pr¨®xima ha de ser el peronismo, por su parte, quien haga lo propio con parecido choque de facciones.
Menem adelanta por ello ya sus peones, notablemente, el ex cantante pop Ram¨®n Palito Ortega, o alg¨²n otro tapado que lleve como un as en la manga, contra Duhalde y una variedad de terceros en much¨ªsima discordia; porque, sobre todo, si gana el gobernador de Buenos Aires, el presidente puede considerarse un cad¨¢ver pol¨ªtico, y es seguro que Menem quiere ser candidato en el 2003, puesto que la Constituci¨®n permite hasta dos mandatos consecutivos, pero dejando al menos uno de descanso entre ellos.
Todo ello nos conduce a una sola conclusi¨®n. El populista Menem ha hecho una pol¨ªtica de rigor y austeridad del gasto que ha permitido un notable despegue econ¨®mico, agrandando considerablemente el pastel, pero que no ha contribuido a un reparto m¨¢s justo de la riqueza. Eso da amplio margen a la Alianza y a los neoperonistas de toda facci¨®n para proclamar hoy la necesidad de una pata social con que presentarse ante el electorado. Tanto que el propio Menem a¨²n espera esgrimir en el 2003 la necesidad de que un peronista como ¨¦l mismo est¨¦ pronto a atender al reclamo social del pa¨ªs. El que sus dos mandatos han contribuido en tan buena medida a crear.
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