El toro que no quisieron
Hay cosas que no terminan por entenderse bien. Y es que, el toro que no quisieron las figuras y que amablemente rechazaron, por lo visto, los veterinarios, no salt¨® al ruedo cuando deb¨ªa hacerlo, salt¨® en la segunda de feria sustituyendo a uno de los anunciados de El Conde la Corte. Ese toro con defectos inconfesables, a la postre, fue al ¨²nico que se le cort¨® una oreja, pero El Tato, tras no dejar que le castigaran en varas, le fue obligando y arrancando derechazos e izquierdazos a base de trabajo y paciencia. M¨¢s aplausos se deb¨ªa llevar como director de lidia, atento en tres quites de importancia. Todo lo contrario al ni?o Conde, que anduvo toda la tarde muy crispado. En su primero, ahormado despu¨¦s de una vara brutal, se confi¨® y empez¨® a gustarse en muletazos desmayados m¨¢s, ?oh sorpresa!, el toro hace un extra?o y Conde pierde el sitio y para colmo mata mal. A partir de ese momento todo fueron desprop¨®sitos, con m¨¢s miedo que verg¨¹enza torera dando mantazos y dejando que sus subalternos tomaran su sitio. Canales Rivera demostr¨® valor, recibiendo con dos largas cambiadas arriesgad¨ªsimas. Ante su primero no hizo nada, despu¨¦s de haberle hecho todo mal durante la lidia, pues el toro tomaba la muleta descompuesto y destemplado igual que la muleta de Canales en su segundo.
La Corte y Olea / Tato, Conde, Canales
Toros de El Conde de la Corte y Mar¨ªa Olea, blandos y descastados en general excepto 6?; 3? inv¨¢lido, 4? de El Torero. El Tato: un aviso, silencio; (una oreja). Javier Conde: palmas; aviso (bronca). Canales Rivera: silencio y silencio. Plaza de El Bibio. 13 de agosto. Segunda corrida de feria. Casi tres cuartos de entrada.
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