El Depor baja a tierra al Atl¨¦tico

El Atl¨¦tico, que ven¨ªa con mucho bombo, defraud¨® frente al Deportivo, que gan¨®, jug¨® mejor y puso en cuesti¨®n varios aspectos del equipo de Sacchi. Al Atl¨¦tico no se le reconoci¨® por nada interesante. Fue leve en la presi¨®n, la imagen de marca de su entrenador, y le falt¨® categor¨ªa en su f¨²tbol. El Deportivo estuvo m¨¢s en su son. La diferencia fundamental naci¨® de la propiedad que tuvo el equipo gallego con la pelota y las dificultades extremas del Atl¨¦tico en el mismo apartado.El partido tuvo un aire lectivo, con todos los jugadores pendientes de las directrices, ¨®rdenes y humores de los entrenadores, que ahora est¨¢n en la hora del ajuste. Los futbolistas se miran, se hablan, discuten si la l¨ªnea est¨¢ bien tirada o no, si conviene achicar, si la presi¨®n se establece en los lugares convenientes. Hubo un inter¨¦s tan grande en obtener la aprobaci¨®n de los entrenadores que al encuentro le falt¨® naturalidad, especialmente por el lado del Atl¨¦tico, que jug¨® con entusiasmo pero sin talento.

El Atl¨¦tico baj¨® a tierra despu¨¦s de la euforia que se despert¨® tras sus victorias frente al Chelsea y al Vitesse. Se dedic¨® a un f¨²tbol industrioso, pero sin claridad. En muchos momentos le perdi¨® su veta previsible. En el orden de prioridades de Sacchi, el centro del campo es una zona de combate, destinada a la recuperaci¨®n, poco utilizable para la elaboraci¨®n. Jugovic es un buen futbolista, pero cuesta verle en la construcci¨®n. Desde luego no es un medio centro cl¨¢sico. Parece m¨¢s c¨®modo en el papel de acompa?ante, con despliegue y llegada. A su lado, Bejbl y Roberto actuaron de manera esforzada, pero es dif¨ªcil suponerles el talento necesario para crear en el medio campo.

En realidad, al Atl¨¦tico se le vio una propensi¨®n preocupante a meter la pelota larga. O sea que se le vio venir, a pesar de ciertos desajustes defensivos del Deportivo. En algunos momentos, el problema lleg¨® a concretarse en la falta de talento. Sin Kiko y Juninho, al Atl¨¦tico le cost¨® inventar alguna cosa. En el otro lado, el Deportivo jug¨® a tirones y aprovech¨® bastante bien las concesiones del Atl¨¦tico. El gol de Bassir lleg¨® en una de ellas, un despeje infame de Bejbl que habilit¨® al delantero marroqu¨ª. Molina rechaz¨® el primer remate, pero Bassir aprovech¨® el rebote y marc¨® de cabeza. Fue un gol t¨ªpico de los equipos de Irureta, siempre atentos a sacar chispas de fallos como el de Bejbl y como otro anterior de Jugovic.

El Deportivo fue un equipo desigual. Mauro Silva estuvo en lo suyo, activo en la recuperaci¨®n y generoso en el esfuerzo, el t¨ªpico jugador que le tiene que encantar a Sacchi. En cambio, Flavio tuvo un papel irrelevante, medio distra¨ªdo. La defensa actu¨® de forma inconsistente, pero el Deportivo se encontr¨® m¨¢s c¨®modo en el campo. Fran actu¨® con intermitencia pero con el criterio que les falt¨® a todos los centrocampistas del Atl¨¦tico. Y como la presi¨®n del equipo rojiblanco resultaba demasiado leve, el Deportivo se permit¨ªa ciertos lujos imprevistos frente a un rival que llegaba con fama de impermeable. Si p¨°r algo se distingui¨® el Atl¨¦tico fue precisamente por su permeabilidad.

El segundo tiempo abund¨® en el mismo car¨¢cter de partido. Entr¨® Juninho, que busca su identidad. Es un futbolista de grandes condiciones, con errores de interpretaci¨®n en el juego y sin una posici¨®n definida. Su puesto natural es el de media punta, porque tiene llegada, velocidad y capacidad de sorpresa. Pero Sacchi desconf¨ªa de los medias puntas y tampoco Juninho se ayuda a s¨ª misma con su tendencia a la dispersi¨®n. El Atl¨¦tico lleg¨® con alguna insistencia al ¨¢rea del Deportivo, pero m¨¢s por empuje que por ideas.

El Deportivo aprovech¨® el corte del encuentro (un poco ca¨®tico) para apostarse atr¨¢s y meter varios contragolpes interesantes. Con el segundo gol, una excelente jugada de Flores coronada con una volea estupenda de Djalminha, el encuentro fue manejado con bastante sencillez por el conjunto de Iureta. Para el Atl¨¦tico fue un peque?o calvario. Por un lado se apreci¨® el voluntarismo, pero predomin¨® la confusi¨®n y los desajustes, algunos tan graves que provocaron malas caras entre Serena y Torrisi. Fue el signo del mal partido de su equipo.