Los bomberos del aire
Su lema, apaga y v¨¢monos, lo cumplen a rajatabla. Llegan a un incendio, lo extinguen y se marchan a su aeropuerto de origen o a otro fuego que requiera urgentemente de sus servicios. Son los miembros del 43? grupo de las Fuerzas A¨¦reas, los pilotos de esos aviones pintados de amarillo y rojo, decisivos en cualquier incendio forestal. Durante el pasado mes de julio, siete aparatos Canadair -as¨ª se denomina este tipo de avi¨®n anfibio- participaron en las tareas de extinci¨®n del fuego que devast¨® m¨¢s de 30.000 hect¨¢reas de bosques y terrenos de cultivo de las comarcas del centro de Catalu?a. El aeropuerto de Reus es la base de operaciones de los Canadair en Catalu?a y desde donde se coordina su actuaci¨®n en cualquier emergencia. La Direcci¨®n General de Conservaci¨®n de la Naturaleza (antes Icona) cuenta con una flota de 15 de estos aparatos, distribuidos por aeropuertos de toda Espa?a. Pero su base es tan solo te¨®rica, porque durante casi toda la campa?a de verano, desde el 15 de junio hasta finales de septiembre, se desplaza de incendio en incendio. El comandante Alejandro Ot¨®n, que coordin¨® las operaciones del incendio de las comarcas del Solson¨¨s y Bages, vive permanentemente en la base madrile?a de Torrej¨®n de Ardoz. Fue a la hora del almuerzo cuando le comunicaron que deb¨ªa desplazarse a Catalu?a; en menos de 15 minutos ya hab¨ªan despegado tres Canadair. "El tiempo de reacci¨®n es fundamental y ello requiere estar listo en cualquier momento", explica el comandante Ot¨®n. "Ser¨ªa mejor que no nos llamaran", a?ade, "porque ello significar¨ªa que no hay incendios, pero todos nosotros preferimos volar a permanecer en tierra. Es nuestro trabajo y disfrutamos plenamente haci¨¦ndolo". Alejandro Ot¨®n, con m¨¢s de 2.500 horas de vuelo, es el piloto oficial del Foca 26. La tripulaci¨®n de cada aparato est¨¢ compuesta por tres personas: un piloto, un copiloto y un mec¨¢nico de vuelo. "Es un avi¨®n muy pesado, bastante rudo de manejar, que requiere mucha destreza en todas las maniobras, y, al no disponer de aparatos de navegaci¨®n, la vista es fundamental para pilotarlo", manifiesta. El Canadair dispone de dos dep¨®sitos de agua con una capacidad total de 6.000 litros. Es capaz de aterrizar sobre cualquier superficie de agua, sea un pantano, un embalse o mar abierto, aunque necesita entre 1.500 y 2.000 metros de v¨ªa libre para realizar la maniobra. Durante las operaciones para apagar el gran incendio del pasado julio, cargaban el agua en el pantano de Sant Pon?, aunque no sin peligro. "En algunos momentos estuvimos a punto de abortar la operaci¨®n: las llamas llegaban hasta la misma orilla", relata Ot¨®n con la rutina de quien ha realizado miles de veces la misma operaci¨®n. El peor enemigo de estos pilotos es el humo, porque resta visibilidad y provoca peligrosas turbulencias por el efecto chimenea. Por este motivo, casi nunca atacan el incendio por el frente m¨¢s virulento. "Lo que hacemos es acotarlo por los bordes, pero siempre siguiendo las ¨®rdenes del jefe que coordina la extinci¨®n". En el incendio del Solson¨¨s llegaron a participar una veintena de efectivos a¨¦reos, que realizaron una media de 25 descargas al d¨ªa, entre las 7.00 y las 21.00 horas. "La coordinaci¨®n es fundamental", se?ala el comandante Ot¨®n, "porque cada efectivo tiene una finalidad; por ejemplo, algunos helic¨®pteros lanzan espuma retardante, que es muy eficaz como barrera contra las llamas porque el agua se evapora y se filtra". El fuego de la Catalu?a central no supuso para estos pilotos una misi¨®n especial, aunque lo recuerdan como uno de los m¨¢s virulentos de la d¨¦cada, despu¨¦s de los de Valencia. Con el t¨¦rmino "espectaculares", Ot¨®n define los d¨ªas de mayor intensidad. "Realizamos descargadas en pescadilla [en fila de uno] de hasta ocho aviones a la vez, tres de ellos franceses, pero parec¨ªa que resultaba infructuoso". S¨®lo cuando cambi¨® el tiempo, es decir, "cuando baj¨® la temperatura y aument¨® la humedad, se empezaron a notar los resultados". En toda extinci¨®n de un fuego, "influyen mucho los medios humanos y t¨¦cnicos con los que se puede contar, pero el tiempo es fundamental: puede reavivar o frenar las llamas en cuesti¨®n de minutos". Sin embargo, Alejandro Ot¨®n puntualiza que, hace unos a?os, en un devastador incendio cercano a la poblaci¨®n de Aznalc¨®llar, conocida por la rotura de una presa de residuos peligrosos, el fuego se ataj¨® gracias a la r¨¢pida intervenci¨®n de maquinaria pesada y la construcci¨®n de cortafuegos. "Cuando el incendio se desborda, lo mejor es cortarlo en una l¨ªnea determinada, porque echar agua en la lengua de fuego m¨¢s intensa no sirve para nada".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.