Huida desesperada en Kosovo
Los bombardeos de la artiller¨ªa serbia expulsan a cientos de campesinos de aldeas albanesas
Mientras los proyectiles disparados por carros de combate y morteros pesados estallan con virulencia en la periferia de Suva Reka, los ni?os y las mujeres de la familia Makica comienzan a subirse en el carromato en una de las granjas de la aldea de Studencane, al oeste de Kosovo. La guerra est¨¢ llamando a sus puertas desde primeras horas de la ma?ana. Han intentado darle las espaldas, continuar con una vida normal a pesar de los estruendos de las explosiones. Pero hace algunos minutos, un proyectil ha estallado demasiado cerca. La vida es m¨¢s importante que el apego a la tierra. ? Las mujeres no pueden contener el llanto mientras ayudan a los m¨¢s peque?os a trepar al carromato: "Es la primera vez que abandonamos nuestro hogar. Nos llevamos algo de comida", explica Raif, el due?o de la granja. Los 11 ni?os, entre ellos uno de siete meses, han sido colocados en un orden sorprendente entre los sacos de trigo.
El tractor comienza a subir un camino de tierra. El ruido del motor se confunde con las explosiones. "No tenemos familia en otra parte y s¨®lo nos queda escondernos en las colinas m¨¢s altas", afirma Raif mientras fuma un cigarrillo en cuclillas con la mirada perdida entre las columnas de humo que se divisan con nitidez desde la puerta de su casa. ?l y uno de sus hermanos han decidido quedarse para resguardar el hogar.
El Ej¨¦rcito yugoslavo ha iniciado una ofensiva en esta gran bolsa de poblaci¨®n albanesa protegida por la guerrilla del Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n de Kosovo (ELK). Desde primeras horas de la ma?ana, la polic¨ªa serbia impone controles en las carreteras principales que se dirigen desde la capital hasta el ¨¢rea de Suva Reka y Malisevo. La ¨²nica manera de despistar los controles es dando un gran rodeo por el sur de Kosovo, atravesar la ciudad de Prizren para despu¨¦s penetrar en la bolsa albanesa por carreteras de monta?a. Suva Reka ha sido elegida para la nueva ofensiva. La mitad de la localidad est¨¢ controlada por el ELK desde hace varios meses. Desde la granja de la familia Makica se ve con nitidez las continuas explosiones tanto en la franja de Suva Reka, custodiada por la guerrilla, como en Stranquina, otra aldea albanesa. Un guerrillero observa con unos prism¨¢ticos. Los minutos pasan sin que disminuya la intensidad de los bombardeos. "Nosotros luchamos con fusiles, ellos con tanques", comenta apesadumbrado. Algunos coches cargados con milicianos del ELK que asoman sus fusiles por las ventanas atraviesan a toda velocidad una carretera en el punto de mira de los carros de combate.La mayor parte de la poblaci¨®n de Studencane ya ha abandonado sus casas a primera hora de la ma?ana. La carretera principal ha sido sellada por la polic¨ªa. "Saben que pueden ser detenidos y acusados de apoyar a la guerrilla si intentan dirigirse a las ciudades principales", comenta un guerrillero.
Hasta ayer, la vida cotidiana era normal en las siete aldeas que descansan en las faldas de las colinas. La ca¨ªda de Malisevo, coraz¨®n del territorio guerrillero, a finales de julio, oblig¨® a los albaneses a esconderse en los bosques. Hay m¨¢s de 10.000 desplazados.
Poco a poco, la poblaci¨®n se ha ido organizando. El mercado y una cl¨ªnica con tres camas funcionan en Pagarusa, donde tambi¨¦n se encuentra un almac¨¦n del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNIUR). Los heridos y los enfermos deben ser curados aqu¨ª. "Si los traslad¨¢semos al hospital de Suva Reka ser¨ªan detenidos por la polic¨ªa", explica un enfermero.
En las aldeas m¨¢s alejadas de Suva Reka, el equipaje para la huida ya est¨¢ embalado. La t¨¢ctica del Ej¨¦rcito es destrozar las d¨¦biles defensas de la guerrilla con bombardeos intensos y posteriormente penetrar en los pueblos vac¨ªos.
Hasta la fecha ha habido bombardeos espor¨¢dicos, pero la ofensiva estaba anunciada tras el desplazamiento de columnas blindadas de los ¨²ltimos d¨ªas. La huida ser¨¢ imposible para los 20.000 habitantes de las aldeas, incluidos los desplazados, si se produce un avance desde las cuatro localidades donde el Ej¨¦rcito yugoslavo almacena sus unidades militares.
Un guerrillero intenta explicar por qu¨¦ el ELK lo ¨²nico que puede hacer es retroceder ante el avance del Ej¨¦rcito. "No tenemos suficientes armas antitanques. Si las usamos, ellos ser¨ªan todav¨ªa m¨¢s brutales con nuestra poblaci¨®n civil".
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