Sin fronteras
LA PR?XIMA adopci¨®n de medidas legales dur¨ªsimas para combatir el terrorismo irland¨¦s, adoptadas por el primer ministro brit¨¢nico, Tony Blair, y el de Irlanda, Bertie Ahern, debida a la conmoci¨®n por los 28 muertos de Omagh, presenta dos aspectos de gran relevancia. Primero, su misma naturaleza, encaminada a facilitar la condena de los terroristas, y segundo, la cooperaci¨®n anglo-irlandesa para combatir el terror.Las nuevas propuestas, que pueden sufrir modificaci¨®n en su tr¨¢nsito legislativo, merecen el calificativo de draconianas que le aplican sus promotores. Sus dos principales novedades son que la palabra de un alto oficial de la polic¨ªa puede bastar como prueba condenatoria por asociaci¨®n en banda armada y que la negativa a declarar o cooperar con la justicia se considerar¨¢ prueba suficiente de pertenencia a las citadas bandas.
Aunque es comprensible la inquietud que esa iniciativa despierta en parte de la comunidad cat¨®lica, la opini¨®n muy mayoritaria de toda la isla es favorable a que se le aprieten las tuercas a los grup¨²sculos terroristas que no se han sumado a la tregua del IRA. Esas medidas, de cuya urgencia da cuenta el hecho rar¨ªsimo de que se haya convocado pleno parlamentario en Westminster para la semana pr¨®xima, en plenas vacaciones parlamentarias, estar¨¢n siempre sometidas, por otra parte, a la discrecionalidad interpretativa de los jueces, que determinar¨¢n el valor de testimonios y qu¨¦ es o no es cooperaci¨®n con la justicia.
Pero m¨¢s notable resulta a¨²n que la legislaci¨®n vaya a ser com¨²n a Dubl¨ªn y Londres, porque eso significa la terminaci¨®n de un acuerdo t¨¢cito que ha venido funcionando al menos desde la resurrecci¨®n de la violencia en Irlanda del Norte a final de los sesenta, por el que el IRA no actuaba en la rep¨²blica y, a cambio, la polic¨ªa de Dubl¨ªn no hac¨ªa horas extraordinarias contra el terror exportado al Norte.
Las circunstancias son ahora otras. Durante los a?os de m¨¢s cruda discriminaci¨®n anticat¨®lica en el Ulster, la rep¨²blica mal pod¨ªa aparecer amigada con Londres, mientras que en la actualidad el IRA ha depuesto, ojal¨¢ que para siempre, las armas. La lucha armada la libran ahora s¨®lo quienes no quieren una soluci¨®n pac¨ªfica. Por ello, es positivo que las dos capitales unan sus esfuerzos para combatir en toda Irlanda la acci¨®n de esa minor¨ªa cada vez m¨¢s reducida de desalmados. Como parece acertada la decisi¨®n de mantener la excarcelaci¨®n de los presos de Maze a pesar de la matanza de Omagh. Se trata, en definitiva, de reforzar al m¨¢ximo el todav¨ªa precario acuerdo de paz de Stormont.
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