Los planes aguados de Isabel Tocino
El Gobierno ha aprobado los planes hidrol¨®gicos de cuenca, y la ministra Tocino ha definido pomposamente esta decisi¨®n como "el inicio de una nueva cultura del agua". Lo primero que habr¨ªa que decir es que de nueva, nada; m¨¢s bien todo lo contrario. El Gobierno ha ratificado, sin introducir modificaci¨®n alguna, diez planes aprobados por las correspondientes confederaciones hidrogr¨¢ficas, en la gran mayor¨ªa de los casos hace m¨¢s de cuatro a?os. De hecho, siete de ellos hab¨ªan sido ya remitidos en 1995 al Consejo Nacional del Agua para su preceptivo informe, y el entonces Ministerio de Obras P¨²blicas, Transportes y Medio Ambiente trabajaba en la redacci¨®n de un nuevo anteproyecto de Plan Hidrol¨®gico Nacional, que supon¨ªa el necesario marco de referencia para reconducir el contenido de planes de cuenca muy heterog¨¦neos y que, tomados en su conjunto, definen un escenario a 20 a?os excesivamente expansivo en cuanto al consumo de agua: nada menos que un mill¨®n largo de nuevas hect¨¢reas de regad¨ªo, lo que, unido a incrementos muy significativos del consumo urbano de agua, justificar¨ªan unos 200 embalses adicionales y numerosos trasvases entre cuencas.Los planes hidrol¨®gicos de cuenca son el resultado de una amplia documentaci¨®n, m¨¢s de 15.000 folios, cuyos correspondientes estudios previos fueron duramente criticados por el Partido Popular desde la oposici¨®n. Reci¨¦n llegada al cargo, la ministra de Medio Ambiente descalificaba todo este trabajo realizado como base de la planificaci¨®n hidrol¨®gica y anunci¨® la inmediata elaboraci¨®n de un Libro Blanco sobre el agua para reorientar en profundidad dicha planificaci¨®n hidrol¨®gica. Sin embargo, m¨¢s de dos a?os despu¨¦s, la ministra presenta los mismos documentos por ella criticados sin el menor rubor.
La se?ora Tocino -que ha sido incapaz de revisar estos planes de cuenca, ni de presentar siquiera un anteproyecto de Plan Hlidrol¨®gico semejante al ¨²ltimo borrador de 1994 del Gobiemo socialista, en el que ya se rebajan a menos de la mitad las nuevas hect¨¢reas de regad¨ªo- los presenta ahora como el marco de una "pol¨ªtica del agua basada en el ahorro y en la gesti¨®n". No cabe mayor cinismo, cuando, en realidad el actual Ministerio de Medio Ambiente ha rebajado dr¨¢sticamente la inversi¨®n p¨²blica en obras hidr¨¢ulicas, incluyendo, por supuesto, las obras de mejora y de modernizaci¨®n de las infraestructuras existentes, as¨ª como fase de limpieza y restauraci¨®n forestal de cauces; y est¨¢ literalmente desmantelando las confederaciones hidrogr¨¢ficas, es decir, los organismos p¨²blicos encargados de la tutela y vigilancia de nuestros r¨ªos. Y si no, que se lo pregunten a los funcionarios de la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica del Ebro -la primera afectada por la creaci¨®n de una de las denominadas "Sociedades de Aguas", que ir¨¢n vaciando paulatinamente de tareas a las confederaciones, eso s¨ª, contratando nuevos efectivos con sueldos "de mercado"-.
La ministra de Medio Ambiente, en una de sus habituales piruetas medi¨¢ticas, ha puesto el ¨¦nfasis en lo que los planes hidrol¨®gicos tienen, sin duda, de "ordenaci¨®n" del recurso -el reconocimiento de los usos del agua garantizados por las concesiones vigentes en cada cuenca-, al elevarse a un decreto gubernamental la pr¨¢ctica existente desde hace a?os en las confederaciones. Y cuando le han preguntado si habla previsiones de inversi¨®n p¨²blica para los cerca de ocho billones de pesetas contemplados en los planes para los pr¨®ximos veinte a?os, la ministra ha tenido que reconocer que no habr¨¢ financiaci¨®n de su departamento, "porque s¨®lo se har¨¢n aquellas obras que resulten econ¨®micamente viables". ?Se atrever¨¢ tambi¨¦n a repetir esto en todo el territorio nacional despu¨¦s de haber "vendido" que la aprobaci¨®n de los planes de cuenca por parte del Gobierno significaba la confirmaci¨®n de sus m¨²ltiples compromisos presupuestarios? Efectivamente, se construir¨¢n aquellas infraestructuras que sean atractivas para la iniciativa privada, y que no tienen por qu¨¦ coincidir con las actuaciones m¨¢s necesarias desde el punto de vista social y ambiental. ?Financiar¨¢, por ejemplo, la iniciativa privada la reparaci¨®n del pantano de Beninar (Almer¨ªa), cuyas grietas suponen no s¨®lo una importante p¨¦rdida econ¨®mica, sino un importante riesgo potencial? ?Financiar¨ªa la iniciativa privada los programas de repoblaci¨®n forestal y de restauraci¨®n ambiental, absolutamente necesarios para frenar la erosi¨®n del suelo?
De una ministra de Medio Ambiente que se autonombra presidenta del Patronato de Do?ana cabr¨ªa haber esperado una pol¨ªtica del agua menos economicista y m¨¢s sostenible. Este Gobierno no ha cumplido ni siquiera el acuerdo alcanzado en junio de 1994 en el Consejo Nacional del Agua, por el que se deb¨ªan someter los planes hidrol¨®gicos de cuenca a una evaluaci¨®n ambiental del conjunto de las actuaciones en ellos previstas. Por el contrario -en el contexto de una creciente desregulaci¨®n de la gesti¨®n del agua- tienen raz¨®n los representantes del movimiento ecologista: al aprobar los planes de cuenca "en bruto", se ofrece una te¨®rica cobertura pol¨ªtica a la construcci¨®n de cualquier infraestructura una especie de "licencia para matar". Todos sabemos que la actual legislaci¨®n sobre declaraci¨®n de impacto ambiental no garantiza un aut¨¦ntico an¨¢lisis de alternativas, en particular en el caso de obras de regulaci¨®n h¨ªdrica; pero no hay el menor s¨ªntoma de voluntad de mejorar esta situaci¨®n.
Por ¨²ltimo, ?qu¨¦ sentido tiene hablar de planificaci¨®n hidrol¨®gica cuando el Gobierno est¨¢ a punto de aprobar una reforma de la Ley de Aguas que vac¨ªa de cualquier contenido dicha planificaci¨®n? As¨ª lo se?ala, entre otros, el reciente dictamen del Consejo Econ¨®mico y Social, que valora muy desfavorablemente la reforma en su pretensi¨®n de crear un mercado de los derechos del agua muy poco tutelado.
Precisamente cuando todos los organismos internacionales destacan la importancia de la gesti¨®n p¨²blica del agua y la necesidad de incrementar el gasto p¨²blico en esta materia, el Gobierno espa?ol opta por atribuir a la inversi¨®n privada la correspondiente iniciativa. ?sa, y no otra, es la "nueva" filosof¨ªa sobre el agua, que el Gobierno pretende enmascarar utilizando los planes hidrol¨®gicos de cuenca heredados de la etapa socialista al margen de cualquier planificaci¨®n de ¨¢mbito nacional que les dote de credibilidad. ?Qu¨¦ quedar¨¢ de los planes de cuenca cuando aparezca el Libro Blanco o el Plan Nacional de Regad¨ªos? ?Qu¨¦ efectos tendr¨¢ la actual restricci¨®n presupuestaria sobre nuestros acu¨ªferos, nuestros r¨ªos y nuestros equipamientos?
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