Europa se resigna a que Rusia suavice sus reformas para evitar un estallido social
Europa se ha resignado a que Mosc¨² suavice el ritmo de sus reformas econ¨®micas pendientes para evitar un estallido social. As¨ª se evidenci¨® ayer en un Consejo informal de Ministros de Asuntos Exteriores de la Uni¨®n Europea (UE). Los Quince insistieron sobre la necesidad de las reformas liberalizadoras, pero por vez primera se resignaron a que la dimensi¨®n social del problema econ¨®mico puede aconsejar que se ralenticen esas reformas. Y decidieron enviar, el pr¨®ximo mi¨¦rcoles, una misi¨®n diplom¨¢tica a Mosc¨².
Mantener en Rusia "la cohesi¨®n social es un asunto de importancia primordial", reza la declaraci¨®n de los Quince. Es algo in¨¦dito. Con este texto, Europa, como EEUU, modifica su enfoque puramente economicista sobre Rusia.La crisis del rublo lo ha puesto todo patas arriba. La pujanza de la oposici¨®n (nacionalistas y comunistas), responde al descontento social ante el proceso liberalizador, discontinuo y nunca culminado, lanzado por el presidente Bor¨ªs Yeltsin y sus equipos m¨¢s o menos reformistas. Este malestar amenaza con provocar una grave inestabilidad internacional. De forma que habr¨¢ que resignarse a que Mosc¨² establezca prioridades entre las reformas comprometidas, escalone su aplicaci¨®n e incluso aplace algunas de las medidas liberalizadoras.
Este an¨¢lisis fue compartido por la abrumadora mayor¨ªa de los ministros de Exteriores. La devaluaci¨®n monetaria "supone una derrota de Yeltsin y los reformistas", por lo que "habr¨¢ que tener m¨¢s en cuenta a las fuerzas conservadoras de la Duma" y resignarse a una "ralentizaci¨®n del proceso de reforma y de la implantaci¨®n de la econom¨ªa de mercado", manifest¨® el italiano Lamberto Dini, quien sugiri¨® incluso conceder una moratoria para la deuda rusa.
Rusia "deber¨¢ seleccionar, emprender menos reformas pero de mayor calado, atemperar su ritmo para hacer m¨¢s asumible su coste social", concord¨® el espa?ol Abel Matutes. "Los programas de ayuda internacional deben adaptarse a la nueva situaci¨®n y tener en cuenta la dimensi¨®n social" del problema, porque ¨¦ste ha dejado de ser puramente financiero, remach¨® el presidente en ejercicio, el austriaco Wolfgang Schl¨¹ssel.
Para todos ellos est¨¢ claro que el antiguo enemigo atraviesa "una situaci¨®n similar a la Europa de los a?os cincuenta", como record¨® el franc¨¦s Hubert V¨¦drine, aludiendo a la dificultad de aplicar al coloso del Este recetas liberales a palo seco, sin colchones que amortig¨¹en su impacto social, como la desesperaci¨®n de los jubilados ante unos precios que se disparan, o el de los empleados que no cobran sueldos.
Las reformas son necesarias, en suma, pero no pueden realizarse en el vac¨ªo ciudadano. As¨ª, y siempre que se garantice la estabilidad gubernamental, "los programas internacionales de ayuda financiera deber¨ªan ser revisados", concluye el texto com¨²n.
Esta actitud comprensiva hacia la gesti¨®n de los problemas econ¨®micos conlleva un corolario pol¨ªtico, la indefinici¨®n sobre a qu¨¦ tendencia pol¨ªtica rusa apoya la UE. No es que haya abandonado a Yeltsin a su suerte. Es que sabe que quienes le apoyan deber¨¢n pactar un nuevo programa sus opositores.
Por eso, aunque aceptando la disciplina del texto com¨²n, hubo dos excepciones -relativas- al nuevo enfoque. El alem¨¢n Kinkel, que obvi¨® referirse a la "dimensi¨®n social" del asunto, insisti¨® en que los males econ¨®micos rusos "exigen una cura de caballo". Era una forma de reiterar el apoyo a Yeltsin y los reformistas, y de ser agradecidos por su actitud hacia la reunificaci¨®n alemana. Con ¨¦l se aline¨® el presidente de la Comisi¨®n, Jacques Santer, para quien "carece de sentido enfrentar reformas y tacto social, porque las buenas decisiones econ¨®micas conducen a buenas consecuencias sociales".
Donde Kinkel se sali¨® con la suya fue en la aprobaci¨®n de una urgente misi¨®n diplom¨¢tica a Mosc¨². La troika comunitaria (presidencias actual, pasada y pr¨®ximas, junto con la Comisi¨®n) viajar¨¢ el mi¨¦rcoles. Es una visita exploratoria para expresar de viva voz "la solidaridad europea con el pueblo ruso y la esperanza de que se mantenga en la v¨ªa democr¨¢tica y en la econom¨ªa social de mercado", como dijo Sch¨¹ssel, y para preparar otra troika, esta vez a nivel ministerial, que se desplazar¨¢ en cuanto haya nuevo Gobierno ruso.
Todos conf¨ªan as¨ª en desarrollar el acuerdo de cooperaci¨®n UE-Rusia dise?ado en 1995, bajo presidencia espa?ola. Pero ¨¦ste no se incorporar¨¢ a una nueva plataforma para una gran Uni¨®n Europea con todos los pa¨ªses pr¨®ximos y englobando a 1.000 millones de habitantes, como propuso Austria. La mayor¨ªa se mostr¨® en contra, por el peligro de "descafeinar" los pactos bilaterales y los foros ya existentes, como la ex¨¢nime Conferencia Europea, que re¨²ne a los Quince con Chipre y los diez antiguos sat¨¦lites de la ex URSS aspirantes a ingresar en la UE.
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