La conexi¨®n navarra
EL EX presidente socialista de Navarra Gabriel Urralburu fue condenado ayer a 11 a?os de c¨¢rcel acusado de cohecho continuado y fraude fiscal. La sentencia considera probado que Urralburu y su consejero de Obras P¨²blicas, Antonio Arag¨®n, junto con las esposas de ambos, el ex director de la Guardia Civil Luis Rold¨¢n y el testaferro de todos ellos, Jorge Esparza, se concertaron para repartirse el dinero ilegalmente obtenido de varias constructoras en concepto de comisiones por la adjudicaci¨®n de obras p¨²blicas.Hace dos a?os, en una de sus ¨²ltimas entrevistas como presidente del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez confesaba que cuando aparecieron las primeras noticias sobre esa derivaci¨®n del caso Rold¨¢n se habr¨ªa dejado "atravesar por un cuchillo" antes de creer que Urralburu era un corrupto. Seguramente muchos socialistas, incluso algunos que nunca se fiaron de Rold¨¢n, por ejemplo, habr¨ªan compartido con Gonz¨¢lez esa incredulidad inicial. Mejor dicho, esa credulidad hacia la palabra de honor empe?ada por Urralburu cuando proclamaba su inocencia ante los primeros indicios que le vinculaban con los negocios de Rold¨¢n a trav¨¦s del testaferro Esparza. Muchos socialistas han reconocido que el caso de Urralburu, que desde la presidencia de Navarra mont¨® un negocio de enriquecimiento personal, es el que m¨¢s depresi¨®n les ha producido por tratarse inequ¨ªvocamente de uno de los suyos.
La primera reacci¨®n de los corruptos, en Italia como en Espa?a, suele ser siempre la de la dignidad ofendida: ?c¨®mo pueden pensar eso de m¨ª? Luego viene la incredulidad: no es posible que esto me est¨¦ pasando a m¨ª. El desenlace suele ser el deseo desesperado de dar marcha atr¨¢s. ?se ha sido el recorrido de Antonio Arag¨®n, por ejemplo, que en mitad del juicio corrigi¨® parcialmente sus declaraciones anteriores para reconocer entre sollozos que hab¨ªa aceptado regalos en met¨¢lico de las constructoras, y pidi¨® perd¨®n por ello. En el caso de Urralburu, sin embargo, no se ha apreciado signo alguno de arrepentimiento y ¨²nicamente sorprendi¨® que acusara de todo el manejo a su mujer. Sin duda, como una argucia procesal destinada a difuminar la relaci¨®n entre su cargo p¨²blico y las comisiones por ¨¦l cobradas. El tribunal ha rechazado esa a?agaza y considera probado que fueron el ex presidente de Navarra y los otros miembros de la trama los destinatarios de los m¨¢s de 700 millones de pesetas pagados por ocho constructoras a modo de comisiones ilegales. Lo m¨¢s repugnante de todo el asunto es la utilizaci¨®n del terrorismo como pretexto: como coartada moral, justificando con la amenaza de ETA la opacidad de las cuentas y la trama financiera montada por el testaferro (tal vez el personaje m¨¢s incre¨ªble de todos); pero tambi¨¦n como coartada material, para cobrar comisiones en relaci¨®n con la seguridad de las obras de la autov¨ªa de Leizar¨¢n, por ejemplo.
Frente a esa falta de verg¨¹enza, hay que felicitarse porque se haya hecho justicia y porque se haya demostrado que las instituciones deben funcionar con arreglo a un criterio de desconfianza democr¨¢tica: lo contrario a la credulidad.
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