Hora de reaccionar
LOS INDICADORES de agosto en Espa?a revelan una cierta tendencia al deterioro del clima econ¨®mico, que estaba pr¨®ximo a la euforia antes del verano, pero que ha sufrido un enfriamiento traum¨¢tico debido a la crisis financiera originada en el sureste asi¨¢tico que est¨¢ deprimiendo las bolsas. Los precios de agosto, con una subida del IPC del 0,3%, reducen en una d¨¦cima la tasa anual de inflaci¨®n (del 2,2% de julio al 2,1%), pero siguen reflejando la ausencia de reformas estructurales que bajen los precios de los servicios, y las cifras de paro registrado demuestran que no s¨®lo se est¨¢ perdiendo fuelle en la tarea de reducir el desempleo, sino que la generaci¨®n de puestos de trabajo se est¨¢ haciendo sobre soportes de menos calidad; es decir, con menos contratos de larga duraci¨®n y m¨¢s contratos temporales. Este deterioro en el clima econ¨®mico deber¨ªa suscitar una primera reflexi¨®n en el Ejecutivo para que sus an¨¢lisis de la realidad vayan m¨¢s all¨¢ de la celebraci¨®n entusiasta cuando la tasa anual de inflaci¨®n baja una d¨¦cima o cuando el paro registrado disminuye en 8.917 personas, el descenso m¨¢s bajo de los registrados en agosto durante los ¨²ltimos seis a?os. No se trata de seleccionar artificiosamente los peores datos de los indicadores econ¨®micos para contradecir el optimismo gubernamental, sino de llamar la atenci¨®n sobre motivos fundados de inquietud. No es razonable que la tasa anual de los precios de los servicios se haya instalado de forma permanente en el 3,7% anual, ni que la tasa anual de los precios de correos y comunicaciones sea del 6%, o que los precios tur¨ªsticos y de hosteler¨ªa aumenten a un ritmo del 4% anual. Que la tasa anual de inflaci¨®n descienda una d¨¦cima es saludable, pero los precios espa?oles mantienen todav¨ªa un diferencial elevado con el ¨¢rea del euro, en torno a 1,3 puntos. Situar los precios en el nivel exigido por la Uni¨®n Monetaria es un ¨¦xito econ¨®mico notable, a condici¨®n de que la pol¨ªtica antiinflacionista no se detenga ah¨ª y consiga aproximar progresivamente el IPC a la inflaci¨®n europea. Despu¨¦s del examen de rev¨¢lida de Maastricht, la econom¨ªa espa?ola se enfrenta a un mercado real en el que no podr¨¢ competir aplicando unos precios m¨¢s elevados que los de los pa¨ªses de su entorno. Los plazos para aplicar reformas estructurales en comunicaciones, farmacias, hosteler¨ªa o servicios profesionales se est¨¢n agotando sin que el Gobierno d¨¦ muestras de darse por enterado.La misma sensaci¨®n de fatiga se aprecia en el desempleo. En Espa?a hay m¨¢s de 1,7 millones de parados registrados, y en los ¨²ltimos 12 meses el paro se ha reducido en m¨¢s de 200.000 personas. Aqu¨ª se acaban las buenas noticias. A partir de septiembre, las expectativas tienden a empeorar y ser¨¢ dif¨ªcil que a finales de a?o el paro afecte a menos de 1,9 millones de personas. Los contratos fijos sufrieron en agosto una fuerte desaceleraci¨®n; de crecimientos superiores al 9% se ha pasado al 6,3%. Este frenazo puede interpretarse como la aparici¨®n de incertidumbres sobre el futuro. En el examen del desempleo de los ¨²ltimos meses se aprecian los primeros s¨ªntomas de desconfianza en la poblaci¨®n, como el descenso en el n¨²mero de mujeres que buscan empleo. No hay raz¨®n, pues, para el propagandismo desaforado y continuo del Ministerio de Trabajo.
La incertidumbre empresarial plantea el segundo gran tema de reflexi¨®n, que es la amenazadora hip¨®tesis de un crash financiero, fragmentado en varias entregas. Ser¨ªa una ilusi¨®n suponer que el descenso continuado de las bolsas europeas en jornadas tan catastr¨®ficas como la del jueves, que la acumulaci¨®n de p¨¦rdidas hist¨®ricas en la Bolsa de Madrid anteayer (el 6,2%) y ayer (el 2,3%) o que las formidables ca¨ªdas en la capitalizaci¨®n burs¨¢til de los principales bancos y empresas del pa¨ªs durante el ¨²ltimo mes no tendr¨¢n consecuencias sobre la llamada econom¨ªa real, como si en una red econ¨®mica global fuese posible mantener compartimientos estancos entre los ¨¢mbitos financieros y los de negocios. Mientras otros pa¨ªses, como el Reino Unido, Alemania o Francia reconsideran prudentemente sus objetivos de crecimiento, las autoridades espa?olas parecen instaladas en el no pasa nada y en la creencia de que los excelentes fundamentos de la econom¨ªa frenar¨¢n el impacto del choque financiero. Es hora de reaccionar; ni los fundamentos econ¨®micos son tan buenos -como muestran las entra?as del IPC- ni apelar un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n a la serenidad de los inversores basta para compensar la ausencia de las reformas que est¨¢ obligado a introducir el Gobierno.
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