C¨¢lida acogida del p¨²blico al cine preciso y brillante de Julio Medem
Warren Beatty recupera su talento m¨¢s corrosivo e incendiario en "Bulworth"
Warren Beatty recuper¨® ayer con Bulworth al inconforme cineasta lleno de coraje que hizo hace m¨¢s de una d¨¦cada la memorable Rojos. Su dram¨¢tica farsa sobre la corrupci¨®n de la clase dirigente estadounidense es literalmente incendiaria, violent¨ªsima, de las que no acepta componendas con ninguna galer¨ªa. Fue interrumpida varias veces por aplausos y arranc¨® una gran ovaci¨®n final, lo que a?ade m¨¢s obst¨¢culos a Los amantes del C¨ªrculo Polar para obtener el premio que se merece. Najwa Nimri y Julio Medem se metieron en el bolsillo al p¨²blico con su bella lecci¨®n de cine l¨ªrico, elegante, preciso y muy arriesgado.
Los amantes del C¨ªrculo Polar fue, como se dice en la jerga festivalera, respirado -lo que quiere decir contemplado por una sala llena de gente absorta- en las sesiones dedicadas a la prensa y a los cin¨¦filos, la gente de a pie que peregrina estos d¨ªas al Lido veneciano en busca de hilos de los que tirar para adivinar el destino de su pasi¨®n por el cine en el milenio que viene.Najwa Nimri y Julio Medem les ofrecieron algunos de esos hilos, tiraron de ellos y devanaron la madeja del buen¨ªsimo cine que hay dentro, pese a sus imperfecciones, de esta pel¨ªcula espa?ola, que por desgracia no lo tiene f¨¢cil esta noche a la hora de los premios, pero que ya ha ganado el m¨¢s importante de todos, el del c¨¢lido silencio amistoso de miles de personas de todas las edades, todas las sensibilidades y todos los idiomas, que se identificaron con este delicado poema l¨ªrico, de esos en los que los int¨¦rpretes se juegan el tipo y lo mantienen erguido.
Farsa tr¨¢gica
Tambi¨¦n est¨¢ entre las mejores Bulworth, donde Warren Beatty se quita el polvo de la mediocridad de Bugsie y reanuda el camino que dej¨® abandonado en Rojos, ahora multiplicado su coraje con aut¨¦ntico celuloide de vitriolo, que incendia y corroe, mediante una devastadora y gracios¨ªsima farsa tr¨¢gica, las turbias moquetas de la clase dirigente del Washington del fellatiogate.Poco, o nada, importa que Beatty haya escrito con su mano derecha -¨¦sa en la que Woody Allen quiere reencarnarse cuando se muera, para as¨ª presumir de haber acariciado las glorias h¨²medas de las m¨¢s bellas mujeres de Am¨¦rica- un doble, y completamente l¨ªcito, pr¨¦stamo argumental: el de la preciosa tristeza de Aki Kaurismaki, Yo contrat¨¦ un asesino a sueldo, y el episodio de la killer Loretta Salino y Robert Redford en la genial gozada de El golpe, porque lo que logra Beatty con estos pr¨¦stamos es poner en pie el cine m¨¢s original, m¨¢s libre y m¨¢s insobornable que nos ha enviado Estados Unidos en mucho tiempo.
Es la vertiginosa historia de un senador dem¨®crata estadounidense que, desesperado por la verg¨¹enza que le causa ejercer ahora su vieja pasi¨®n pol¨ªtica, decide suicidarse y encarga a una organizaci¨®n mafiosa que ponga en funcionamiento la m¨¢quina asesina de un killer profesional que le vuele los sesos durante su campa?a electoral en las elecciones primarias de California. El senador, decidido a morir, pierde ante el abismo que le espera toda hipocres¨ªa, todo freno verbal, y echa al cubo de la basura las leyes malditas de su oficio, destapando ante los auditorios toda la espantosa verdad de ese oficio.
Lo que sigue es su reencuentro, aparentemente casual pero finalmente necesario, con los enormes ojos de una bell¨ªsima muchacha negra. Y, tras este encuentro, el arranque de un torbellino de im¨¢genes, de situaciones y de ideas que ponen, con desgarradora gracia, completamente patas arriba a la papanater¨ªa que rodea a lo llamado "pol¨ªticamente correcto". Lo dicho: cine explosivo, dinamitero.
Babelia
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