Explosivos
No se trata de bombas, ni de cartuchos, ni de barrenos. Se trata de una exposici¨®n de pintura que en estos d¨ªas se ofrece en la Casa de Vacas del Retiro y que quiz¨¢ despierte en muchos visitantes recuerdos de otro tiempo. Es la colecci¨®n de los cuadros que sirvieron para ilustrar los calendarios de Uni¨®n Espa?ola de Explosivos, que, no hace tantos a?os todav¨ªa, se ve¨ªan en las paredes de muchas casas, tiendas, pensiones, peluquer¨ªas, parroquias y hasta oficinas p¨²blicas o privadas.La Compa?¨ªa, en cuya fundaci¨®n, en 1872, particip¨® Alfred Nobel, inventor de la dinamita y creador de los premios de su nombre, fue pionera en Espa?a por su apoyo a las artes pl¨¢sticas. Convocaba todos los a?os un concurso para elegir la estampa de su calendario que, una vez impreso, repart¨ªa profusamente por todo el pa¨ªs. La idea de hacer este almanaque, como se le llamaba, surgi¨® en 1900 y llega hasta hoy, sin otra interrupci¨®n que la impuesta por la guerra civil.
La colecci¨®n no consiste en pintura de vanguardia de cada momento. No habr¨ªa sido popular entre los que colgaban los calendarios en su casa o su establecimiento. Pero las estampas son obra de excelentes artistas. Como dec¨ªa el cr¨ªtico Santiago Am¨®n, se lleg¨® a crear un "g¨¦nero Explosivos". Vemos cuadros de Cecilio Pla, Arturo M¨¦lida, Manuel Benedito, Romero de Torres o, m¨¢s cerca de nosotros, Jos¨¦ Bardasano, Amalia Avia o Miguel Pe?a.
Las armas, sobre todo escopetas de caza, la pirotecnia, los barrenos de la miner¨ªa y hasta alg¨²n ca?¨®n aparecen en los cuadros. Y lo m¨¢s caracter¨ªstico es que son casi siempre mujeres los personajes representados. Hay deliciosas composiciones con ni?os tirando cohetes, se?oritas cazadoras, damas vestidas como para bailar el charlest¨®n. O el sugerente Romero de Torres en que aparece una delicad¨ªsima joven vestida de verde que se dispone a encender, con un pitillo, la mecha de un barreno. Se ha dicho con raz¨®n que la colecci¨®n de Explosivos, por su difusi¨®n, era "el museo de los que nunca van al museo". Y hoy comprobamos su poder de evocaci¨®n.
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