La tregua
ETA anunci¨® anoche una tregua. Lo que importa de esa organizaci¨®n no es lo que dice sino lo que hace. Que deje de matar aunque sea temporalmente y de manera condicionada es mejor que lo contrario, por mucho que las explicaciones con que justifique la iniciativa resulten odiosas y hasta ofensivas. El escrito que hoy publica el peri¨®dico que sustituye a Egin habla de "alto el fuego total e indefinido", un t¨¦rmino similar al que emple¨® el IRA cuando inicio la tregua que m¨¢s tarde romper¨ªa. El comunicado de ETA distingue entre ese alto el fuego y la "suspensi¨®n definitiva de acciones armadas" que condiciona de manera imprecisa a la evoluci¨®n de los acontecimientos. Ello significa que hace pender sobre la sociedad la amenaza de volver a matar si los acontecimientos no responden a lo que desear¨ªa; en otras palabras, si la mayor¨ªa no se pliega a sus exigencias. Desde ese punto de vista, es decir, atendiendo a la literalidad de lo dicho en su escrito, el escepticismo es obligado.Pero es mejor que haya tregua en precario a que no la haya, por m¨¢s que las intenciones de sus jefes al decretarla puedan ser opuestas al ansia de paz de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n vasca y espa?ola. Primero, porque hay s¨ªntomas de que su brazo pol¨ªtico duda sobre la posibilidad de, al menos, combinar el respaldo a la violencia con otras iniciativas de naturaleza pol¨ªtica; segundo, porque esa evoluci¨®n se debe ante todo a la firmeza de las instituciones aplicando la ley, sin bulas, al entramado que gira en torno a ETA: juicio y encarcelamiento de la Mesa Nacional de HB y cierre cautelar del diario Egin; tercero, porque esa acci¨®n de la justicia, y la m¨ªnima respuesta del mundo radical, ha sido posible por la intensidad de la movilizaci¨®n que sigui¨® al asesinato de Miguel ?ngel Blanco, hace 14 meses.
Hay otro factor que seguramente est¨¢ influyendo en la situaci¨®n actual: la incidencia del proceso irland¨¦s. Al margen de lo profundas y evidentes que son las diferencias, la evoluci¨®n de la situaci¨®n en Irlanda del Norte favorece la paz en Euskadi; el recurso a la violencia, las bombas, los ametrallamientos han perdido cualquier halo de heroismo; la imagen del activista se identifica hoy m¨¢s con la del facineroso que coloc¨® la bomba de Omagh que con la del patriota que defiende un ideal. Tal vez los de ETA, o al menos algunos dirigentes del brazo pol¨ªtico, hayan comprendido que ese es su destino si no cortan a tiempo: que ya no ser¨¢n el IRA vasco, sino la odiada versi¨®n "aut¨¦ntica" de Omagh.
El ministro Mayor Oreja dijo anoche que esta finta de ETA es un espejismo cuyo ¨²nico objetivo es propagand¨ªstico. Es muy posible que as¨ª sea: que ante la perspectiva de un nuevo retroceso electoral que recoja ese descr¨¦dito de la violencia incluso en el medio radical (reflejo a su vez de la movilizaci¨®n que sigui¨® al crimen de Ermua), haya decidido ofrecer la tregua que le exig¨ªan el PNV y EA para ser readmitida en la comunidad nacionalista. Con la idea de que sea el Gobierno y los partidos no nacionalistas quienes aparezcan como los intransigentes que no aceptan la mano tendida. Lo que dar¨ªa un motivo renovado para reanudar la lucha armada, despu¨¦s de las elecciones, cuando convenga a sus intereses.
Todo eso es probable, pero no seguro. Tal vez la tregua misma desarrolle en la sociedad vasca din¨¢micas que hagan muy costoso a los terroristas, m¨¢s de lo que puedan soportar en su situaci¨®n actual, la vuelta a las armas. En su autocr¨ªtica, Txelis reconoci¨® que el precio pol¨ªtico pagado por romper la tregua de Argel fue enorme. Mayor, seg¨²n ¨¦l, que el pagado por el Estado por el fracaso de las conversaciones.
Que prenda la din¨¢mica de paz, que se oxiden las pistolas, que no puedan cumplir su probable deseo de buscar nuevos motivos de perpetuaci¨®n, es una posibilidad, no una certeza. Tal vez se trate, efectivamente, de una trampa. Pero ETA, a diferencia del IRA, no suele conceder treguas. En 30 a?os s¨®lo lo ha hecho en dos ocasiones: la que precedi¨® a las conversaciones de Argel, en 1989, y la de una semana de hace dos a?os. Entonces se le respondi¨® desde la mesa de Ajuria Enea exigi¨¦ndole que fuera definitiva y que se comprometiera a respetar el pluralismo vasco (y que soltase a los dos secuestrados que entonces reten¨ªa). Si ahora habla de alto el fuego "total e indefinido" es porque entonces se actu¨® con unidad y firmeza. Lamentablemente, esa unidad se ha roto, y es ah¨ª donde ETA tiene alguna ventaja. Raz¨®n de m¨¢s para que los dem¨®cratas, nacionalistas o no, reafirmen lo indiscutible: las balas no sustituyen a los votos; ninguna ventaja pol¨ªtica, coincida o no con aspiraciones partidarias, podr¨¢ ser el resultado del chantaje terrorista. Lo que dice el Pacto de Ajuria Enea y lo que dicta el sentido com¨²n. Ha resultado que s¨ª hab¨ªa algo importante en el horizonte, como se advirti¨® al Gobierno desde la oposici¨®n. Aznar debe tomar la iniciativa de encabezar una respuesta unitaria y democr¨¢tica.
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