"En el Madrid aplico la ley del potrero"
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"V¨¦ndalo por lo que le den", le dijo Fabio Capello al presidente del Madrid, Lorenzo Sanz. Hace dos a?os Fernando Redondo estaba en venta. Hoy es el l¨ªder de un equipo que desde hace mucho tiempo presume de manejarse sin caudillos. El t¨¦cnico, Guus Hiddink, dijo de ¨¦l que es su "centralita" en el campo de juego. Y cuando a Fernando Hierro le result¨® complicado abrocharse el brazalete de capit¨¢n en el primer partido de Liga contra el Villarreal, y lo dej¨® sobre la hierba, fue Redondo el que consum¨® un gesto simb¨®lico. A sus 27 a?os, tras nueve temporadas en Espa?a, cuatro en Tenerife y cinco en Madrid, Redondo no s¨®lo convenci¨® a Capello de que era el ¨²nico jugador imprescindible en el equipo. El lunes 31 de agosto de 1998, en el Bernab¨¦u, se puso el brazalete de capit¨¢n.Pregunta. ?Qu¨¦ queda del Redondo de Argentinos Juniors?
Respuesta. La misma pasi¨®n.
P. ?Ese sentir es el mismo en un holand¨¦s, en un espa?ol, un argentino y en un ruso?
R. No lo s¨¦. Pero el futbolista argentino suele tener personalidad: eso le posibilita a adaptarse mejor a diferentes medios.
P. Cruyff dijo que no hay mejor ley que la de la calle para saber qui¨¦n sabe jugar al f¨²tbol.
R. Hay c¨®digos que se utilizaban en el potrero y se trasladan a un vestuario. La profesionalidad no los puede dejar de lado. Yo me form¨¦ en un Argentinos Juniors hist¨®rico: jugaban Olgu¨ªn, Batista, Fillol, Borgi, J.J. L¨®pez... Los primeros d¨ªas yo no abr¨ªa la boca. Escuchaba, estaba pendiente de todo, de c¨®mo se manejaban en el vestuario, en el entrenamiento, antes de un partido.
P. ?Ese c¨®digo es aplicable al vestuario del Madrid?
R. Por supuesto. Y lo comprenden todos. Aunque en el sitio y en los tiempos que estamos cuesta.
P. ?Qu¨¦ opina del enorme peso de los sitemas t¨¢cticos?
R. Para ganar hay diferentes caminos y el m¨ªo es jugar bien, no perder de vista ciertos valores. Un t¨¦cnico importa en cuanto a hacer la cabeza de un grupo, a dirigirlo y darle una personalidad. Pero un equipo brillante tiene que tener jugadores brillantes. Un sistema no hace equipos brillantes.
P. Cuando el f¨²tbol se organiza pierde naturalidad ?No le parece que usted ha perdido su espontaneidad original?
R. No. Yo considero que el orden es importante para que el equipo tenga un funcionamiento. Cuando tienes el bal¨®n se puede hacer un desorden ordenado, que sirve para sorprender, porque si no todo es muy est¨¢tico y previsible. Pero a la hora de defender, el equipo tiene que tener un orden. Yo no he perdido espontaneidad, s¨®lo que no hago cosas que hac¨ªa en mi juventud. Por ejemplo, tirar un ca?o en la mitad de la cancha cuando han salido un central y un lateral. ?ste es un f¨²tbol de ¨¦lite, y jugar bien es saber qu¨¦ hacer en cada momento: cu¨¢ndo arriesgar y cu¨¢ndo jugar a un toque, seguro y f¨¢cil. Y en ese sentido me siento mucho mejor futbolista ahora que cuando llegu¨¦ a Espa?a. Comprendo m¨¢s el juego y s¨¦ resolver mejor las situaciones.
P. El de Tenerife era un Redondo m¨¢s fascinante.
R. Pero ahora soy much¨ªsimo m¨¢s efectivo y much¨ªsimo mejor jugador que en Tenerife. Yo all¨ª era el volante con m¨¢s libertad (aqu¨ª ese papel es el de Clarence). Arrancaba desde el mediocentro y ten¨ªa total libertad para llegar adelante. Pero no recuperaba lo que recupero hoy, no distribu¨ªa lo que distribuyo, y... no manejaba... esa simpleza... no manejaba los tiempos en los distintos sectores del campo. Entend¨ª que en el centro del campo cuanto m¨¢s simple y r¨¢pido se juega, mejor.
P. ?Hiddink se incluye en la l¨ªnea menottista?
R. S¨ª, totalmente. Es un entrenador que quiere que el equipo se haga due?o del partido manejando el desarrollo del mismo con el bal¨®n. Con una particularidad: ¨¦l quiere que se trabaje en bloque, a la hora de recuperar y a la hora de atacar.
P. ?Ganar la s¨¦ptima Copa de Europa no le provoca sensaci¨®n de vac¨ªo?
R. La s¨¦ptima Copa de Europa tiene que servir para liberarnos un poco del peso que soport¨¢bamos.
P. ?Cu¨¢l es el jugador contempor¨¢neo que m¨¢s admira?
R. Guardiola.
P. Suponga que llega a un equipo en el que hay un medio centro, ?De qu¨¦ preferir¨ªa jugar, de mediapunta o de central?
R. ?Y en el mediocentro no me dejan?
P. Hay otro jugador
R. ?Qui¨¦n, Dios? (se r¨ªe). Es una broma. De mediapunta.
P. Este equipo no tiene l¨ªderes, pero el jefe es usted.
R. No creo en eso. S¨ª creo en jugadores b¨¢sicos con el mismo pensamiento, con las ideas claras y un objetivo com¨²n.
P. Est¨¢ en su mejor momento, pero lo ha pasado mal.
R. Con la gente me pas¨® como con Capello: no me conoc¨ªa. Ahora me respetan. Pero recuerdo un momento terrible, ese partido con el Oviedo en que hubo silbidos. No me hab¨ªa pasado en la vida. No pod¨ªa entender que mi propia hinchada me silbara.
P. ?El Bernab¨¦u ped¨ªa un Redondo m¨¢s sobrio, m¨¢s combativo y menos creativo?
R. Antes ten¨ªa una tendencia exagerada a regatear y me di cuenta de que era bonito, pero frenaba al equipo.
P. ?Qu¨¦ siente que le falta como futbolista?
R. Tengo el gol pendiente.
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