Incitaciones y respuestas
JULIO SEOANE En el momento de escribir estas l¨ªneas, se est¨¢n produciendo atropelladamente las noticias y novedades relacionadas con la posible resoluci¨®n de la violencia en el Pa¨ªs Vasco. Siendo acertadas, como lo son, todas las llamadas a la prudencia en la interpretaci¨®n de estos hechos, es inevitable y hasta aconsejable tener los reflejos suficientes para anticipar los pr¨®ximos desaf¨ªos. El final de este siglo tiene por costumbre, con frecuencia, producir acontecimientos y cambios a gran velocidad; basta con recordar el v¨¦rtigo de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, para adoptar de inmediato una actitud vigilante ante los sucesos actuales. Si se confirma lo que se est¨¢ insinuando, se producir¨¢ una gran explosi¨®n de alegr¨ªa, pero casi sin transici¨®n, al menos por esta vez, la sociedad espa?ola entrar¨¢ de lleno en un periodo de incitaciones y respuestas, empleando as¨ª los t¨¦rminos de un ilustre historiador. Habiendo alcanzado ya un considerable equilibrio, nuestra sociedad se ver¨¢ obligada a plantearse nuevos desaf¨ªos, incitaciones distintas que exigen respuestas innovadoras para no quedar detenidos en el tiempo. Di¨¢logo, negociaci¨®n, consenso, pacto, tolerancia ser¨¢n los valores en alza de la ¨¦poca que se intuye, y no s¨®lo en el Pa¨ªs Vasco sino en toda la pol¨ªtica espa?ola. Por decirlo de alg¨²n modo, ser¨¢ el momento de aplicar concienzudamente una pol¨ªtica terap¨¦utica, es decir, una pol¨ªtica que pretenda resta?ar heridas, mejorar la futura calidad de vida de una sociedad y dise?ar un futuro posible y deseable para todos. Los acontecimientos parecen indicar tambi¨¦n que carecen de fundamento las actitudes arcaizantes, la imitaci¨®n de lo antiguo para solucionar los problemas de ahora. Ni el esp¨ªritu de la transici¨®n, ni los a?os pasados, ni los rencores o los resentimientos, pueden servir de refugio ante las situaciones actuales. Sin duda alguna son el marco de referencia del presente, pero no deben empujar a la nostalgia pol¨ªtica. Y no deben hacerlo porque, mientras tanto, el futuro est¨¢ entrando a borbotones, a raudales en nuestra sociedad, sin ajustarse mucho a los esquemas del pasado inmediato. El ocaso de la violencia nacionalista, si realmente se cumple, no s¨®lo significa que desaparece el aspecto m¨¢s triste y sombr¨ªo de la democracia espa?ola, sino que abre un periodo completamente nuevo para todos, aunque tambi¨¦n tiene sus peligros y sus complicaciones. Y en ese periodo tendremos que decidir una y otra vez nuestra forma de convivir, el modo de agruparnos y de confiar entre nosotros, el modelo de Estado que deseamos. Es posible que, durante un tiempo, habr¨¢ un poco menos de sosiego, menos tranquilidad, pero es un precio justo por decidir adecuadamente nuestro futuro. Todos estamos de acuerdo en que, una vez m¨¢s, es el momento de la pol¨ªtica. Afortunadamente. Pero no debemos olvidar que inevitablemente es el momento de la pol¨ªtica de todos. Tambi¨¦n de Valencia, que tendr¨¢ que ir configurando su postura ante un cambio generalizado que nos va a afectar a todos. Ahora s¨ª, ahora s¨ª que vamos a necesitar pactos entre nosotros, y tambi¨¦n mucha negociaci¨®n y mucha tolerancia. Vamos a necesitar respuestas originales ante las nuevas incitaciones.
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