?El fin del terror?
Todav¨ªa no. Pero vivimos con indisimulada alegr¨ªa esta tregua indefinida proclamada por ETA hace unos d¨ªas. Una alegr¨ªa moderada, es cierto, por la cautela, a causa de ese todav¨ªa no con que iniciaba mi art¨ªculo, y que se explayar¨¢ sin l¨ªmites el d¨ªa en que se declare definitivamente la paz. Hemos sido defensores de la paz, de la paz a secas, sin condiciones, de una paz que nosotros formul¨¢bamos en el "dejad de matar" dirigido a los ¨²nicos de pi?¨®n fijo que actuaban entre nosotros. Y lo formul¨¢bamos de esa forma tan simple porque no ve¨ªamos motivo alguno para el crimen pol¨ªtico, tal y como los mismos de pi?¨®n fijo acaban de reconocer sin quererlo en el comunicado en el que proclaman la tregua. Si analizamos ese comunicado, vemos que va dirigido ¨²nica y exclusivamente al mundo abertzale, a ese mundo cuya constituci¨®n unitaria tuvo lugar en el Documento de Lizarra. Es en ese mundo en el que se delega la continuaci¨®n de la lucha -esta vez por medios pol¨ªticos- y al que se le imponen una serie de condiciones. El car¨¢cter definitivo de la tregua depende de que se cumplan esas condiciones, entre las que estar¨ªan el fin del autonomismo, la ruptura de los pactos con los partidos estatales y la presi¨®n social contra todo aquello que se oponga al proyecto soberanista, presi¨®n que se formula en los siguientes t¨¦rminos: "Es hora de la tan poca utilizada persecuci¨®n social que tanto subrayan quienes condenan el uso de las armas". Euskal Herria adquiere diversas connotaciones a lo largo del comunicado. Adem¨¢s de su significado territorial, Euskal Herria designa tambi¨¦n un tipo de vinculaci¨®n con la entidad territorial, un colectivo con una determinada orientaci¨®n pol¨ªtica, justo aquella que se define en el texto. Desde esta perspectiva, lo que yo he acotado en el p¨¢rrafo anterior -el mundo abertzale- podr¨ªa ser ampliable, aunque a lo largo del comunicado s¨®lo se hace referencia expl¨ªcita a la izquierda abertzale, PNV, EA y ELA. La ampliaci¨®n ser¨ªa siempre a costa de asumir esa orientaci¨®n pol¨ªtica que define el comunicado. As¨ª, se dice en alguna ocasi¨®n que "en esa labor motivadora tienen cabida, voz y quehacer todos los agentes del conjunto de la sociedad de Euskal Herria". Claro que la labor motivadora es unidireccional y conduce hacia el objetivo que marcan ellos, de modo que m¨¢s adelante se propugna que "ser¨¢ tarea de todos hacer frente a quienes son enemigos de ese proyecto y lo seguir¨¢n siendo". No cabe disentir. La lucha pol¨ªtica que sustituye a la lucha armada persigue el logro de una voz un¨¢nime, ¨²nica, que imponga la consecuci¨®n de su proyecto. Toda voz que se oponga a ella ha de ser silenciada, barrida. El comunicado no emplaza para nada al Gobierno en ning¨²n momento. Esta tarea queda delegada, se supone, en ese frente soberanista reci¨¦n constituido y cuya declaraci¨®n de intenciones habr¨ªa quedado definida en el Documento de Lizarra. Todo tipo de iniciativa -propuestas, negociaciones, movilizaci¨®n social- queda ya en manos de ese frente de Lizarra, reserv¨¢ndose ETA el papel de gendarme en el proceso. ?Con qu¨¦ se va a conformar? No lo sabemos. Al margen de cuales vayan a ser los logros a corto plazo -escasos, seguramente, para sus pretensiones- no ser¨ªa malo que se conformara con la puesta en marcha de esa mayor¨ªa social y pol¨ªtica que ha de poner proa a la consecuci¨®n de su proyecto. Si finalmente es as¨ª, si la paz va a depender de la constituci¨®n de un frente abertzale soberanista, lo ¨²nico que lamentamos es que ¨¦ste no se haya constituido antes. Todo se cocer¨ªa, entonces, dentro del mundo abertzale, que no saldr¨ªa muy cubierto de gloria de toda esta historia. Es muy posible que, ocurra lo que ocurra, la tregua sea ya irreversible. Como tambi¨¦n es posible que toda esa ret¨®rica que yo he querido analizar someramente, no sea m¨¢s que eso, la ret¨®rica necesaria para apaciguar a los adictos, para quienes anteayer gritaban gora a la lucha armada hoy se muestren exultantes por la paz. ?No ser¨ªa entonces todo una comedia? Tampoco ser¨ªa lo peor. Pero la comedia continuar¨ªa en esa alegr¨ªa incontestable que parece querer dar a entender que ya se ha alcanzado el final y as¨ª marcarse un tanto. Y no. Lo mejor empieza ahora. Cara a las pr¨®ximas elecciones, sin ir m¨¢s lejos. Y s¨®lo desear¨ªamos que durante la inminente campa?a electoral no se hiciera efectiva la intimidaci¨®n, la persecuci¨®n social que propugna el comunicado de ETA. Las fuerzas de Lizarra tambi¨¦n debieran velar para que as¨ª fuera.
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