N¨²meros sexuales
Andan los socialistas absurdamente satisfechos de como les van las encuestas. A pesar de la sentencia del caso Marey, del calvario judicial pendiente y de la buena coyuntura econ¨®mica de la que alardea el Gobierno, dicen, la intenci¨®n de voto se mantiene en los mismos niveles que en las ¨²ltimas elecciones generales. La conclusi¨®n no puede ser mas extravagante porque olvida el hecho real de que a pesar de todo aquello que se dijo de la dulce derrota del PSOE y de la p¨ªrrica victoria del PP, lo bien cierto es que es la derecha quien gobierna y una repetici¨®n de los resultados s¨®lo significar¨ªa m¨¢s de lo mismo. Hace cosa de diez a?os Baudrillard esboz¨® una curiosa teor¨ªa seg¨²n la cual las estad¨ªsticas ten¨ªan la culpa de la falta de ilusi¨®n pol¨ªtica. Ya no hay pasi¨®n pol¨ªtica s¨®lo que la pasi¨®n por las cifras, ven¨ªa a decir. Y a partir de esa afirmaci¨®n conclu¨ªa que el ¨²nico placer era hacer mentir a las estad¨ªsticas. Puede que el ensayista franc¨¦s no anduviera muy desencaminado a tenor de las derrotas que los ciudadanos ha infringido a las encuestas electorales. La victoria de Jospin frente a Jupp¨¦, o el triunfo por la m¨ªnima de Aznar, ser¨ªan dos buenos ejemplos de la batalla del electorado contra las proyecciones estad¨ªsticas. Lo que permite especular con la posibilidad de que el supuesto empate t¨¦cnico que ahora vaticinan las encuestas, est¨¦ ocultando un mayoritario respaldo del electorado al Gobierno de Aznar. Esta semana los peri¨®dicos ha difundido una encuesta efectuada entre 10.000 personas de 14 pa¨ªses del mundo sobre pr¨¢cticas sexuales. Se trata de una de esas encuestas que preguntan cu¨¢ntas veces lo hace usted y cu¨¢nto dura, un reduccionismo de la cuesti¨®n bastante sospechoso, pero en fin vivimos tiempos en que la cantidad se impone por encima de cualquier otro valor. Siguiendo el m¨¦todo Baudrillard habr¨ªa que sopesar la posibilidad de que los entrevistados hubieran decidido premeditadamente hacer mentir a la estad¨ªstica, pero como la verificaci¨®n de los resultado resulta imposible podemos jugar con la hip¨®tesis de su verosimilitud. Pues bien, seg¨²n esta encuesta, Espa?a es uno de los pa¨ªses donde menos se hace el amor y donde m¨¢s r¨¢pido se practica el coito. Lo cual es algo que en principio s¨®lo deber¨ªa preocupar o alegrar a los nacionalistas de toda laya pues medir algo tan ¨ªntimo en t¨¦rminos de colectividades generales es bastante bobo, casi tanto como el obrero que cree que la situaci¨®n econ¨®mica ha mejorado porque los bancos aumentan sus dividendos. Y as¨ª para un nacionalista de derechas el resultado de la encuesta es un aut¨¦ntico galimat¨ªas. Por un lado, la imagen del latin lover, del macho espa?ol, sale muy malparada. Por otro lado, si ese nacionalista, adem¨¢s ser de derechas, es un cat¨®lico a machamartillo, algo no infrecuente, deber¨ªa de alegrarse pues significar¨ªa que Espa?a va bien encaminada por sus obispos, por cierto victoriosos en su ¨²ltima cruzada. Pero adem¨¢s la encuesta de marras revela que los espa?oles han pasado de practicar 92 coitos anuales, seg¨²n los datos de 1997, a tan s¨®lo a 82, seg¨²n los datos de este a?o, mientras que la duraci¨®n del acto (vaya nombrecito) ha disminuido de casi 17 minutos a 14,7. Con lo cual de seguir a esta marcha, a lo largo del 2006 y el 2007 habr¨ªa un solo coito que durar¨ªa apenas un segundo. As¨ª las cosas parece saludable, a no ser que uno sea nacionalista, beato y de derechas, seguir la f¨®rmula de Baudrillard y dedicarse particularmente a hacer mentir a las estad¨ªsticas. A todas las estad¨ªsticas.
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