Pragmatismo
Pudo haber sido de otro modo; algunos lo imaginamos, e incluso deseamos que hubiera sido de otro modo; pero lo cierto es que ha sido como ha sido y lo tenemos ah¨ª, turbio pero concreto: un alto el fuego de ETA. Ese d¨ªa, como en el cuento de Urzidil en Praga, los escritores del Caf¨¦ Arco cayeron en una agitaci¨®n considerable; todo el mundo nos apresuramos a felicitarnos o a expresar nuestros temores, incluso "m¨¢s all¨¢ del caf¨¦", pues como los hechos verdaderos, esos que afectan a la vida y a la muerte, a todos conmovi¨® en alg¨²n sentido. Pero tal vez resulte conveniente el sosiego, tomar cierta distancia y observar con atenci¨®n; pues todo se teje con hilos sutiles, escenificaciones e intenciones ambiguas, y puntos delicados prestos a quebrarse con su simple menci¨®n. M¨¢xime cuando todo esto -en la medida en que de verdad prospere- va a tener mucho de representaci¨®n, y una vez conocida la verdad prosaica, los Reyes Magos pierden todo su poder de encantamiento. Algunos lo tienen ya muy claro: "Tras las elecciones, plena disponibilidad a negociar el futuro de Euskadi", dijo ya alguno (?qu¨¦ futuro?, ?entre qui¨¦nes?). Otros, m¨¢s l¨²cidos tal vez, lo ven todo muy negro. Pero a veces la lucidez va en contra del sentido pr¨¢ctico de la vida y hace sufrir innecesariamente. Tal vez deba hablarse de alto el fuego definitivo donde se habla de indefinido y sentir que se trata de una tregua conquistada antes que otorgada para que el alto el fuego llegue a ser definitivo e insoportable la posibilidad de reanudar la infamia. De modo que prudencia y sosiego. Parece de la lectura atenta de los textos, las declaraciones (Jos¨¦ Antonio Ardanza y Arnaldo Otegi son una fuente inapreciable para esto), y del modo en que todo se produce, que se trata antes de un proceso de sustituci¨®n de la violencia por la pol¨ªtica que de un movimiento t¨¢ctico y ventajista. El escrito de ETA parece verdaderamente su testamento dirigido a esa "mayor¨ªa social" nacionalista que dice haber logrado. Por lo dem¨¢s, los l¨ªderes pol¨ªticos est¨¢n teniendo (casos incorregibles aparte) un comportamiento encomiable. Cuando desde HB se toca el tema navarro se dice que es ya Euskal Herria, y que por tanto no debe integrase en ning¨²n sitio (h¨¢gase la lectura sutil). Y cuando desde los dem¨®cratas se dice que deben respetarse las reglas de juego, se a?ade inmediatamente que "hasta para su rectificaci¨®n". Parece que se respiran aires de consenso. Da la impresi¨®n de que hasta en eso estamos teniendo suerte en la altura de miras de la clase dirigente, cosa que tanto ech¨¢bamos de menos desde la transici¨®n. Claro que todo puede irse al garete, pero debi¨¦ramos hacer lo posible por evitarlo. Pero s¨ª caben hacer algunas apreciaciones, y luego callar un tiempo. Son muy sensatas las declaraciones de Ardanza al sugerir un aplazamiento de los temas de contenido pol¨ªtico hasta pasado un tiempo (¨¦l habla del a?o 2000, tras este ciclo de elecciones). Calladas las armas, todo es posible, y podr¨¢ demostr¨¢rsele a Arnaldo Otegi tal como ¨¦l pide (incluso que nos guste este marco constitucional). Siempre de acuerdo con la voluntad de la ciudadan¨ªa y el marco legal reformable. Pero todo debe sosegarse; y, sobre todo, separarse el debate pol¨ªtico del m¨¢s inmediato del cese de la violencia. A ¨¦ste ¨²ltimo (y no al debate pol¨ªtico, que ser¨ªa posterior) s¨ª es aplicable el punto 10 del Pacto de Ajuria Enea. De modo que s¨ª cabe comenzar a tratar, pasadas las elecciones, sobre el acercamiento de presos, medidas de gracia, etc, y rebajar el grado de dolor y crispaci¨®n que existe en ciertos entornos familiares. No como "gesto" simplemente, sino como medida encaminada a la completa soluci¨®n del problema. Separar, pues, todo lo que sea posible el tema del terrorismo del debate pol¨ªtico constituyente que pueda darse. Por lo dem¨¢s, las conversaciones cruzadas, la progresiva decantaci¨®n de posturas, deber¨¢ tener como marco el Parlamento, y como destinatario final la ciudadan¨ªa. No sirve el debate subterr¨¢neo en aras de la discreci¨®n, que en s¨ª misma es positiva. Y, naturalmente, la cultura democr¨¢tica de las mayor¨ªas deber¨¢ impregnar a todos los sectores. Am¨¦n. ?Y en base a qu¨¦ votaremos en estas pr¨®ximas elecciones si el n¨²cleo del debate ya abierto nos est¨¢ vedado?
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