Bruselas espera mayor flexibilidad de Bonn en la negociaci¨®n sobre la integraci¨®n europea
La Alemania de Gerhard Schr?der recelar¨¢ menos que la de la ¨²ltima etapa de Helmut Kohl ante la idea de completar la uni¨®n monetaria con una aut¨¦ntica uni¨®n econ¨®mica. Dentro de ¨¦sta, la pol¨ªtica de fomento del empleo deber¨ªa obedecer mucho m¨¢s a una estrategia com¨²n. En Bruselas se cree que el pr¨®ximo Gobierno alem¨¢n, manteniendo el enfoque de rigor, matizar¨¢ la ortodoxia monetaria impuesta por el Bundesbank. El relevo en la c¨²pula del banco central alem¨¢n ser¨¢ la prueba de fuego. Est¨¢ prevista para el verano, pero, ya desde enero, Alemania presidir¨¢ la Uni¨®n Europea.
Si las elecciones alemanas se hubieran celebrado antes, el Ecofin (Consejo de Ministros de Econom¨ªa y Finanzas) del ¨²ltimo fin de semana se habr¨ªa ahorrado una dura refriega entre la delegaci¨®n alemana y la presidencia austriaca, apoyada por el resto de delegaciones.El secretario de Estado de Econom¨ªa de Kohl, G¨¹nther Rexrodt, se opuso con denuedo el pasado viernes a las propuestas integracionistas del ministro austriaco, Rudolf Edlinger. ?ste postul¨®, en l¨ªnea con los socialistas franceses, configurar una pol¨ªtica econ¨®mica com¨²n, con "obligaciones concretas" para los Estados miembros de la Uni¨®n Europea (UE) que complete la uni¨®n monetaria; dar peso institucional exterior al Euro 11 (los ministros de Econom¨ªa de los pa¨ªses del euro), en detrimento del Banco Central Europeo (BCE), y obligar a ¨¦ste no s¨®lo a perseguir la estabilidad de precios, sino tambi¨¦n el crecimiento econ¨®mico, el fomento del empleo y la cohesi¨®n social.
'Zona euro'
Rexrodt reaccion¨® atacando cualquier difuminaci¨®n del papel del BCE, la ampliaci¨®n de sus objetivos y toda representaci¨®n de la zona euro que vaya m¨¢s all¨¢ de lo puramente monetario. La Alemania de Kohl se qued¨® sola, igual que cuando impuso l¨ªmites, en la negociaci¨®n final del Tratado de Amsterdam (junio de 1997) a la creaci¨®n de una pol¨ªtica com¨²n de empleo.Schr?der, si no se desdice de sus compromisos, discrepar¨¢ radicalmente de esas posturas y volver¨¢ a sintonizar con el resto de los Quince. No en vano se ha comprometido p¨²blicamente a "impulsar la coordinaci¨®n de la pol¨ªtica econ¨®mica" m¨¢s all¨¢ de lo monetario. No es a¨²n el impulso franc¨¦s hacia un Gobierno econ¨®mico europeo, pero al menos se le acerca.
Frente al ¨¦nfasis de su antecesor en que "la pol¨ªtica de empleo es de competencia nacional", Schr?der afirma que aqu¨¦lla "no es posible con instrumentos puramente nacionales", por lo que se espera que traslade a nivel comunitario su principal lema electoral, la consecuci¨®n de un gran pacto por el empleo. Y adem¨¢s ha subrayado la necesidad de ampliar el n¨²mero de decisiones que se adoptan en la UE por mayor¨ªa, en detrimento de la paralizante unanimidad, justo lo contrario de lo que sostuvo Kohl en la cumbre de Amsterdam.
Esos nuevos enfoques no implican una completa vuelta de tortilla. Nadie cree en Bruselas que la socialdemocracia alemana pretenda -ni siquiera en alianza con Los Verdes- romper con la pol¨ªtica econ¨®mica de estabilidad y rigor. El propio Schr?der se inspira en la trayectoria del ex canciller Helmut Schmidt, un socialista liberal que le aconseja. Altos funcionarios consideran m¨¢s bien que el pr¨®ximo canciller introducir¨¢ en ella "matices, aunque los matices son muy decisivos".
As¨ª, la orientaci¨®n de la pol¨ªtica econ¨®mica, sin abandonar el objetivo hist¨®rico de Alemania -trasladado a la Uni¨®n Europea por el Tratado de Maastricht- de la estabilidad de precios, se completar¨ªa con un conjunto de fines complementarios, como el crecimiento econ¨®mico y el fomento del empleo. O bien, sin renegarse de la independencia del BCE -cuya arquitectura es copia de la del Bundesbank-, se tratar¨ªa de sensibilizarlo a los objetivos generales de la econom¨ªa, ampliando sus funciones.
Prueba de fuego
La prueba de fuego de esta nueva actitud ser¨¢ el relevo, que decide la canciller¨ªa, del presidente del Bundesbank, el campe¨®n de la ortodoxia Hans Tietmeyer -enemigo ac¨¦rrimo de Schmidt-, para cuyo puesto ya suenan candidatos m¨¢s moderados. Ser¨¢ en verano.Un sector minoritario, sin embargo, teme que la prometida flexibilidad de Schr?der acabe desbord¨¢ndole y eche "por la borda los esfuerzos de estabilidad realizados en los ¨²ltimos a?os". Los indicios para juzgar sobre esta alarma aparecer¨¢n pronto en diversos momentos; entre ellos, las discusiones del Ecofin sobre los programas de estabilidad.
Algunos prev¨¦n, como un alto funcionario comunitario con tres d¨¦cadas de experiencia, que, "al principio, Alemania aparecer¨¢ en la escena de la UE m¨¢s preocupada en sus asuntos nacionales que en la construcci¨®n comunitaria". Pero le queda un plazo breve para el ensimismamiento, porque desde el pr¨®ximo 1 de enero asumir¨¢ la presidencia semestral de los Quince.
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