Naufragios de alcohol
"Me llamo Carlos y estoy casado con una enferma alcoh¨®lica. Muchas veces he tenido la impresi¨®n de que viaj¨¢bamos en una fr¨¢gil patera y mi esposa no era consciente de que pod¨ªamos naufragar, ahog¨¢ndonos los tres; as¨ª que, adem¨¢s de luchar contra los peligros de la traves¨ªa, ten¨ªa que hacerlo contra mi propia esposa". Esta confesi¨®n, quiz¨¢ m¨¢s conmovedora en boca de un familiar que en la del propio afectado, fue uno de los sentidos testimonios ofrecidos por los miembros de la Federaci¨®n de Alcoh¨®licos Rehabilitados de la Comunidad Valenciana, cuyo congreso, bianual, se clausur¨® ayer en Castell¨®n. Cuando se cas¨®, la mujer de Carlos ten¨ªa 24 a?os y, pese a las advertencias sobre el alcoholismo, pens¨® que, simplemente, se trataba de "una persona a la que le gusta demasiado el alcohol". A los siete a?os de matrimonio tuvieron a su primera y ¨²nica hija. "Durante el embarazo moder¨® mucho el consumo, pero en los tres a?os siguientes bebi¨® todo lo que no hab¨ªa bebido en esos meses y much¨ªsimo m¨¢s". Poco a poco comenzaron a aparecer botellas escondidas. La estrategia de Carlos: "Pas¨¦ a re?irla muy severamente e, incluso, a insultarla. Pero, a la vez, intentaba convencerla de que dejara de beber", afirma. "La cosa se fue deteriorando. Le amenazaba con divorciarnos". Un d¨ªa recibieron una llamada del parvulario: "La profesora ten¨ªa quejas y cuado le pregunt¨® a la ni?a qu¨¦ le pasaba le contest¨®, con s¨®lo tres a?os. Mi mam¨¢ est¨¢ muy rara". "El 18 de noviembre de 1997 mi esposa me comunic¨® que no hab¨ªa bebido en todo el d¨ªa y que quer¨ªa dejarlo", dice Carlos, y ambos comenzaron a ir a sesiones de terapia para alcoh¨®licos. "Falta mucho por hacer pero empezamos a ver la luz al final de un oscuro y largo t¨²nel. En nuestro caso es mi esposa la enferma, pero, perfectamente, pod¨ªa ser al rev¨¦s", mantiene Carlos.
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