El centro de Zaplana
?ltimo 9 de octubre de la legislatura. Una fecha interesante para reflexionar sobre el "Gobierno Zaplana". Porque pudiera ser el ¨²ltimo octubre de este President en el poder. Al menos la izquierda est¨¢ convocada a intentarlo, es su obligaci¨®n, escapando de un sentimiento de frustraci¨®n que no merece el pueblo valenciano. Pero para hacerlo es preciso entender mejor lo que supone este Gobierno de la derecha. Podr¨ªamos partir de una simple pregunta: ?qu¨¦ quedar¨ªa en la historia del Pa¨ªs Valenciano de la ¨¦poca Zaplana si no repitiera victoria? Creo que la respuesta es: nada o casi nada. Pero no minusvaloremos al adversario: Zaplana es consciente de ello y para alcanzar sus objetivos entiende esta legislatura como la siembra de elementos concretos que permitan en el futuro desarrollar una pol¨ªtica m¨¢s firme. Nadie conoce el "proyecto pol¨ªtico" de este hombre m¨¢s all¨¢ de conservarse, a cualquier precio, en el poder y de establecer sutiles o groseras -seg¨²n los casos y momentos- alianzas con sus aliados sociales y econ¨®micos. El Consell, por lo dem¨¢s, se parece cada d¨ªa m¨¢s a una peonza en continuo giro sobre s¨ª misma por las incertidumbres de las relaciones PP-UV y embarcado en una continua pol¨ªtica de automombo infantil pero peligrosa. Este es el aut¨¦ntico "centro" del centrista Zaplana: un punto imaginario, increible, pero que, ante las insuficiencias de otros, puede serle rentable. La caracterizaci¨®n del "centrismo" de Zaplana es posible hacerla desde varios puntos de vista. El President ha intentado ser una cara amable que en lo econ¨®mico y lo social adquiere los m¨¢s descarados colores de un populismo rampl¨®n e insignificante. Es un jugador de farol: ante cada problema traza un programa de promesas de las que es imposible hacer un seguimiento. Evanescente como su propia sonrisa, fragmenta la realidad seg¨²n sus intereses para aplicar imposibles ung¨¹entos de Fierabr¨¢s manteni¨¦ndose al margen de los conflictos realmente existentes. Basta con ello para cuatro a?os: no es tan dif¨ªcil enga?ar a sectores sociales dispuestos a ser enga?ados ante la ausencia de alternativas. Imagino a Zaplana cual Ob¨¦lix siempre cargado de una roca: no s¨®lo es el monolito a su propia gesti¨®n, es la primera piedra que va colocando aqu¨ª y all¨¢. Digno de una Tesis Doctoral ser¨ªa el estudio de los proyectos que han naufragado en el mar de la realidad. Pero el mensaje puede calar: precisamente porque el enga?o es sutil arte, Zaplana-candidato pedir¨¢ m¨¢s tiempo para poder seguir prometiendo cosas. ?Exagero? ?Qui¨¦n puede explicar cu¨¢l es el aut¨¦ntico proyecto del Consell para el futuro econ¨®mico, para la cohesi¨®n social, para la reducci¨®n del paro. Pero cabe otra aproximaci¨®n al presunto centrismo del Molt Honorable: el terreno de lo estrictamente pol¨ªico. La ¨²nica expresi¨®n feliz que se le recuerda a este hombre m¨¢s f¨¢cil para el regate corto que para la imaginaci¨®n creadora es la del "poder valenciano". Criticarla en este momento es in¨²til: nadie cree en ella. Desde luego pedir a Zaplana que fuera activo en preservar las se?as de identidad valencianas o que fomentara su integraci¨®n territorial ser¨ªa ilusorio: no est¨¢ en su ideario. Por eso las Diputaciones nunca fueron tan boyantes y dispuestas a comportarse como fuente de prebendas y casa del provincianismo m¨¢s esterilizante. Por eso hablar de comarcalizaci¨®n no dejar¨ªa de ser un juego condenado a la derrota. Por eso esperar una renovaci¨®n est¨¦tica o una apuesta decidida por la modernizaci¨®n cultural es una vana esperanza. Lo cierto es que concluye la Legislatura y Zaplana no ha impulsado la reforma del Estatuto de Autonom¨ªa. Lo cierto es que las fotos, digo las visitas a Moncloa, s¨®lo han sido ocasi¨®n para rueda de prensa y una reducci¨®n de las inversiones del Estado. M¨¢s atento a movimientos en el seno del PP que proclive a la defensa de los intereses auton¨®micos, su moderaci¨®n centrista s¨®lo se ha puesto de manifiesto en el untuoso respeto ante el Presidente Aznar que, eso s¨ª, ya veranea aqu¨ª, lo que vuelve locos de gozo a todos los aut¨¦nticos patriotas. Mas hay que ser justos y reconocer que bajo la aparente inanidad intelectual de nuestro President anida una sutil creatividad pol¨ªtica. As¨ª, ha descubierto y puesto en uso el "centrismo autoritario". Me explicar¨¦: para poder realizar su magna obra de centrar a la Comunidad Valenciana est¨¢ necesitando establecer un f¨¦rreo control sobre cualquier discrepancia, sobre cualquier enfermizo intento de mantener espacios de independencia social frente a los abusos de las instituciones controladas por el PP. ?Recuerdan ustedes a Don Eduardo invocando la defensa de la "sociedad civil" en las ¨¦pocas en que s¨®lo era un digno Alcalde llegado al poder mediante h¨¢biles ma?as? ?Qu¨¦ ha sido de la sociedad civil, rasgo distintivo de un centrismo europeo y liberal? Parece que la frase se ha ca¨ªdo de la boca del President y que s¨®lo lo aplica a reuniones con algunos de sus amigos empresarios. La conclusi¨®n es evidente. Zaplana a¨²n no es Zaplana. Est¨¢ viajando. Est¨¢ virando. Se est¨¢ centrando. Se est¨¢ preparando para ser de verdad aquello que su ambici¨®n le exige: el rey de los parques de atracciones, el monarca en un palacio de aduladores. El aviso de navegantes est¨¢ formulado. Quedan nueve meses para articular un espacio de alternativas, de realidades, de movilizaci¨®n de la aut¨¦ntica sociedad civil plural. En esta tesitura el pueblo valenciano s¨®lo premiar¨¢ a la izquierda si es capaz de aparecer como esencialmente renovada, si es capaz de converger en propuestas comunes, en procesos que deben implicar pactos y acuerdos, no s¨®lo entre los partidos en presencia sino entre estos y el conjunto m¨¢s o menos vertebrado de la sociedad progresista. La izquierda, en fin, debe usar la energ¨ªa que emplea para causarse da?o entre ella para derrotar a este peculiar centrismo que nos va a obligar a echar de menos a la derecha.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.