La larga resaca del "bakalao"
La discoteca Metro de Bigastro, en La Vega Baja, abri¨® sus puertas a las once de la ma?ana del pasado domingo. A las cinco de la tarde comenzaron a turnarse en los platos instalados en la terraza los mejores disc-jockeys de house evolucionado de Espa?a -nombres como Mark Ryal, Jos¨¦ Luis Magoya o Mariano Disco Inferno- en representaci¨®n de los m¨¢s afamados clubes de techno de nuestra geograf¨ªa (el barcelon¨¦s Nitsa, el oscense Florida 135, la gerundense Sala del Cel). Hubo un desfile de moda para noct¨¢mbulos a la ¨²ltima. Teatro experimental. Proyecci¨®n de v¨ªdeos en un autob¨²s. S¨®lo un centenar de las 5.000 personas que traspasaron las puertas de la discoteca en la v¨ªspera del Pilar disfrutaron de ello. El resto opt¨® por apretujarse en la sala principal del local, donde recibieron su sesi¨®n semanal de un bakalao chusco y pirot¨¦cnico que ha muerto en todas las partes del mundo menos en la Comunidad Valenciana. Larga resaca la del bakalao, que todav¨ªa hoy produce migra?as a una autonom¨ªa que fue paradigma de la vanguardia musical en los ochenta y acab¨® convirtiendo a sus protagonistas en ninots de una falla que no ha acabado de arder. Luchar contra esos rescoldos es un serm¨®n en el desierto. "Programar actos como el de hoy responde a un compromiso personal de las cuatro personas que componemos el equipo directivo de esta discoteca", asegura Jos¨¦ ?ngel Redondo, jefe de prensa. Redondo, madrile?o afincado en La Vega Baja y experto en m¨²sica de baile, sabe que el dinero invertido en el encuentro de disc-jockeys organizado el domingo lo recuperar¨¢ gracias a la capacidad de convocatoria que todav¨ªa tiene la m¨²sica verbenera programada en la sala que llama "el infierno". La discoteca, que en su primera etapa fue uno de los lugares de peregrinaci¨®n de la llamada ruta del bakalao, secci¨®n sur de Alicante, reabri¨® sus puertas en marzo de 1997 tras un a?o de cierre. La nueva direcci¨®n decidi¨® apostar por las nuevas tendencias que arrasan en la m¨²sica electr¨®nica y acabaron realizando sesiones para 60 personas, por lo que se vieron obligados a limitar la oferta vanguardista a la terraza de la discoteca. De este modo, Metro ofrec¨ªa el domingo dos panoramas radicalmente opuestos tanto en lo musical como en lo est¨¦tico. El trasvase entre ambos era pr¨¢cticamente inexistente. Mar¨ªa, una alicantina asidua de la discoteca, tiene meridianamente claro que su ambiente no es el que se respiraba en la terraza. "Esos de ah¨ª arriba se creen que dentro de la mierda que es todo esto, ellos son la mierda m¨¢s peque?a. Si no vas vestida como ellos, te miran de arriba a abajo. ?No son tan happys (sic) y tan frees (sic)? Entonces, ?por qu¨¦ no te aceptan si no eres como ellos?", se pregunta. A Violeta, Isa y Bel¨¦n, sevillanas que han participado en el desfile de moda y con sus trenzas, ropas deportivas y purpurina en los p¨®mulos son un dechado de est¨¦tica ciberd¨¦lica, las acusaciones de Mar¨ªa les suenan a chino. "Nosotras estamos aqu¨ª arriba porque nos gusta la m¨²sica m¨¢s pausada, con m¨¢s ritmillo, que es lo que se lleva en Andaluc¨ªa", se justifican, y a?aden: "Y si aqu¨ª hay alguien a quien miren de arriba a abajo es a nosotras, que somos las m¨¢s diferentes". La noche transcurri¨® sin que unos y otros llegaran a entenderse, aunque tampoco hubo intentos de intercambiar experiencias. Redondo se decanta claramente por el p¨²blico de la terraza. "Esa gente est¨¢ escuchando m¨²sica. Muchos est¨¢n drogados, es verdad, pero utilizan las drogas para percibir matices en la m¨²sica", afirma. Por ellos asegura que va a seguir manteniendo en la discoteca actividades alternativas al bakalao como la de ayer, que pudo seguirse en todo el mundo a trav¨¦s de su retransmisi¨®n en directo v¨ªa Internet. En la sala principal no hab¨ªa ninguna c¨¢mara.
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