Morir en el tajo
El autor reclama un pacto para acabar con los accidentes en la construcci¨®n
Como sucede cada a?o, los meses de verano no s¨®lo traen altas temperaturas y un innumerable n¨²mero de incendios forestales, sino tambi¨¦n una negra y escandalosa retah¨ªla de accidentes graves y mortales en la edificaci¨®n y las obras p¨²blicas.Resulta dif¨ªcilmente concebible que a finales del siglo XX las obras se sigan asimilando a campos de batalla en los que diariamente se tengan que dar partes de baja. M¨¢xime cuando las razones de tan escandalosa situaci¨®n son conocidas y, tanto en la teor¨ªa como en la pr¨¢ctica, existen los instrumentos legales y t¨¦cnicos que deben ser utilizados por todos los intervinientes (promotores privados y p¨²blicos, proyectistas y t¨¦cnicos, administraciones, empresas y trabajadores) y supondr¨ªan un enorme ahorro en sufrimientos humanos y en medios econ¨®micos.
Nuestra desgracia es que existiendo los medios, en Espa?a s¨®lo "se hace" mucha teor¨ªa y poca pr¨¢ctica. El pasado 8 de junio, coincidiendo con el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Javier Arenas, en una entrega de premios por acciones de prevenci¨®n en obras, le o¨ª decir que ¨¦l y el Gobierno se sent¨ªan muy satisfechos por la evoluci¨®n del empleo (que, dicho sea de paso, no es para tanto), pero totalmente insatisfechos por la persistencia de las altas tasas de siniestralidad laboral en el sector.
M¨¢s insatisfechos que el ministro nos encontramos los trabajadores, sus familias y sus representantes sindicales. M¨¢xime cuando llevamos a?os denunciando las mismas causas que producen los mismos negativos efectos: incumplimiento de la legislaci¨®n por promotores p¨²blicos y privados, administraciones, empresas y trabajadores. No se cumplen ni la Ley de Prevenci¨®n de Riesgos ni el real decreto que obliga a los proyectistas a redactar proyectos de seguridad de las obras. Los ayuntamientos no cumplen con la obligaci¨®n de negar las licencias de obras si los proyectos no incluyen planes de seguridad. Las obras son aut¨¦nticas junglas donde pululan cantidad de subcontratistas y subcontratistas de subcontratistas en las que, a veces, los trabajadores no saben para qui¨¦n trabajan...
Podr¨ªamos volver a repetir las conocidas causas de esta insatisfacci¨®n general, pero me parece m¨¢s ¨²til intentar llevar a la reflexi¨®n de todos los intervinientes en los procesos constructivos y de la opini¨®n p¨²blica algunos datos que diferencian a nuestra Espa?a (esta Espa?a que, seg¨²n algunos, va bien) de los pa¨ªses del entorno europeo.
En la mayor¨ªa de nuestras empresas (el 90% son peque?as y medianas) todav¨ªa no ha calado que la seguridad en el trabajo no s¨®lo es un factor imprescindible para la integridad f¨ªsica de los trabajadores, sino que tambi¨¦n lo es para la mejora de la productividad y de la calidad de producto construido. Tanto la UE como la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo han coincidido en que una obra "pensada" al inicio del proyecto tanto desde la seguridad de los trabajadores que han de construirla como desde la de los equipos de mantenimiento, que han de intervenir con posterioridad, supone un ahorro de costes cifrado entre un 2% y un 4,5%. Es decir, en una obra valorada en 1.000 millones de pesetas, la falta de medidas de seguridad o su incumplimiento aumenta el coste entre 20 y 45 millones de pesetas.
Esto, claro est¨¢, en t¨¦rminos econ¨®micos puramente directos. Pero a ¨¦stos hay que a?adir los costes indirectos (y, sin embargo, los m¨¢s importantes) que suponen las bajas laborales, las pensiones por invalidez o por muerte. ?En cu¨¢nto se valora la vida de un trabajador? Seg¨²n nuestra Constituci¨®n, no tiene precio por ser el primer y principal derecho de los ciudadanos.
Partiendo de esos estudios te¨®ricos, avalados por la UE y la OIT en Espa?a, el coste directo anual de la falta de seguridad en las obras suma entre 35.000 y 40.000 millones de pesetas. Y el coste total de la falta de seguridad en el sector de la construcci¨®n y obras p¨²blicas le cuesta anualmente al erario p¨²blico 600.000 millones de pesetas. Y, desde luego, ese enorme monto econ¨®mico no es nada comparado con los incalculables costes de los sufrimientos humanos de las v¨ªctimas y de sus familias.
Es por ello que nuestro sindicato MCA-UGT viene desde hace a?os diciendo ?basta ya! Por eso estamos exigiendo de todos los intervinientes el cumplimiento de las leyes, ordenanzas, directivas europeas y convenio del sector para atajar esta insoportable lacra. Porque, con la voluntad concertada de todos, ello es posible.
As¨ª se demostr¨® durante todo el proceso de construcci¨®n de las obras civiles y de las edificaciones realizadas en Sevilla para la Exposici¨®n Universal del V Centenario de 1992, en donde se levantaron 650.000 metros cuadrados de edificaciones en un ¨¢rea de 400 hect¨¢reas y en donde intervinieron un total de 142.892 trabajadores.
Pues bien, en base a un acuerdo firmado a finales de 1986 entre la Sociedad Expo 92, esta federaci¨®n sindical (que entonces se denominaba FEMCA-UGT) y la asociaci¨®n de grandes empresas Seopan, y con el respaldo de las Administraciones central, auton¨®mica y local, se introdujeron unas cl¨¢usulas en los pliegos de condiciones de las adjudicaciones de obras que permitieron controlar, d¨ªa a d¨ªa, tanto la subcontrataci¨®n como el total cumplimiento de los proyectos y medidas de seguridad en las obras puestas en marcha.
El resultado final de esta actuaci¨®n concertada, que en realidad no supon¨ªa m¨¢s que el respeto de la legislaci¨®n por todas las partes intervinientes y, adelant¨¢ndonos a la Ley de Prevenci¨®n de Riesgos Laborales de 1995, instaurando la figura de "delegados de prevenci¨®n" a pie de obra, fue m¨¢s que notable.
Las cifras lo muestran muy rotundamente: las tasas estad¨ªsticas de siniestralidad del sector para el a?o 1987 -inicio de las obras de la Expo- indicaban que por cada 10.000 trabajadores se produjeron 886 accidentes leves, 22,3 accidentes graves y 2,32 accidentes mortales. As¨ª, de haber seguido la dram¨¢tica "pauta normal" del sector, en las obras de la Expo 92 se hubieran producido 12.215 accidentes leves, 320 accidentes graves y 33 accidentes mortales.
Sin embargo, el citado acuerdo de seguridad dio sus frutos y la realidad, certificada tanto por la propiedad como por la Administraci¨®n, las empresas y los sindicatos fue la siguiente: se produjeron 481 accidentes leves (es decir, 11.374 menos de los que se pod¨ªan prever si hubi¨¦semos aceptado como inexorables las tasas de accidentabilidad del sector), 283 accidentes graves (o sea, 37 menos de lo que hubiera sido "normal" para algunos) y, lamentablemente, dos accidentes mortales (que en nuestra convicci¨®n tambi¨¦n se deber¨ªan haber evitado, pero que, en todo caso, son 31 fallecidos menos de los que estad¨ªsticamente se hubiesen producido como una "inexorable fatalidad del sector").
"Morir en el tajo" no es, pues, una condena b¨ªblica. El sector de la construcci¨®n y obras p¨²blicas es un sector de alto riesgo. Pero si todos los intervinientes nos obligamos a trabajar con seguridad, el sector puede no seguir siendo un campo de batalla con partes de baja diarios.
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