La muerte acecha a los "espaldas mojadas"
La falta de escr¨²pulos de los 'coyotes' y la presi¨®n policial estadounidense acosan a los inmigrantes mexicanos
El tren de la Uni¨®n Pacifico que discurre por el sur de Tejas hubiera necesitado al menos un kil¨®metro y medio para frenar a tiempo y no arrollar a los seis indocumentados mexicanos dormidos sobre las v¨ªas. Murieron todos. Agotados por las penalidades f¨ªsicas de un cruce fronterizo clandestino, es probable que decidieran descabezar un sue?o entre los rieles, en la creencia de que espantan a las serpientes. Dos de los emigrantes llegaron a levantar la cabeza y escucharon el silbato del tren segundos antes de quedar hechos pulpa. Ocurri¨® este lunes, poco antes del amanecer, oscuras las extensas llanuras por las que se aventuran los fugitivos de la pobreza. A cuatro a?os de la Operaci¨®n Guardi¨¢n mueren en los pasos cinco veces m¨¢s de personas que en 1994.Un total de 400 mexicanos, o nacionales de otros pa¨ªses de Am¨¦rica Central, cayeron en las monta?as de Tecate, abrasados a fuego lento en el desierto del Valle Imperial, o ahogados al tratar de cruzar a nado los r¨ªos y canales de de la divisoria (justo el martes, 10 guatemaltecos perecieron en el r¨ªo Pueblo en su ruta hacia EEUU); y, m¨¢s grave, tres fueron mortalmente alcanzados por balas de la polic¨ªa estadounidense. S¨®lo en este a?o, han muerto aproximadamente 125 espaldas mojadas, mujeres y ni?os entre ellos, cerca de las aduanas con California, y 160 a lo largo de los 3.000 kil¨®metros de frontera entre M¨¦xico y EEUU. Hace 15 d¨ªas, el Gobierno de Ernesto Zedillo protest¨® ante Washington "por la repetida utilizaci¨®n de armas de fuego" por parte de los agentes de las patrullas fronterizas, que las autoridades norteamericanas atribuyeron a la provocaci¨®n de las v¨ªctimas con piedras, "hasta en 200 ocasiones", dijo un portavoz.
Ra¨²l Ram¨ªrez, coordinador del Centro de Apoyo al Migrante del opositor Partido de la Revoluci¨®n Democr¨¢tica (PRD), centroizquierda, sostiene que el Gobierno de EEUU ha pretendido con la Operaci¨®n Guardi¨¢n, presupuestada en 4.200 millones de d¨®lares (unos 600.000 millones de pesetas), desalentar la inmigraci¨®n ilegal haci¨¦ndola m¨¢s dif¨ªcil. Los resultados posiblemente no fueron los esperados, pues el coste fue demasiado alto y la migraci¨®n no ha disminuido de forma considerable. Un despliegue policial mucho m¨¢s intenso, hasta siete mil agentes a final de a?o, tapona los pasos tradicionales y empuja a la pobreza hacia nuevos cruces, m¨¢s agrestes, des¨¦rticos y peligrosos. Los indocumentados pagan hasta 1.000 d¨®lares, a cuenta del futuro trabajo en ocasiones, a los polleros, beneficiarios de la operaci¨®n puesto que la traves¨ªa, casi siempre nocturna, obliga a la contrataci¨®n de un gu¨ªa so pena de perder el Norte y la vida en el intento. Julio C¨¦sar Gallego, 23 a?os, dos primos y cuatro vecinos de Zacatecas, perdieron la suya, por deshidrataci¨®n, en una pampa desolada de la frontera con Cal¨¦xico. "Fueron v¨ªctimas de gente sin escr¨²pulos", denunciaron sus familiares.
La primera fase del plan estadounidense, con una menor vigilancia en algunos pasillos, y el acortamiento de la distancia entre garitas en otros, conduc¨ªa inexorablemente hacia las monta?as, pero ahora, m¨¢s mort¨ªfera, lleva hacia el desierto, hacia territorios yermos donde los indocumentados son a veces abandonados a su suerte por quienes los pastorean, y enga?an al decirles que sigan adelante solos porque el desierto termina en pocas horas. Contrariamente, dejarlo atr¨¢s obliga a caminar varios d¨ªas. Los riesgos de insolaci¨®n son altos. La Operaci¨®n Guardi¨¢n, seg¨²n sus promotores, est¨¢ dando resultado, y los principales responsables de las muertes son los despiadados coyotes, el otro alias de los gu¨ªas. Un ejemplo del ¨¦xito: el n¨²mero de detenciones ha sido el m¨¢s bajo en 18 a?os, 700.000 a mediados de los ochenta contra 250.000 ahora. El tr¨¢fico de pobres, desocupados o so?adores contin¨²a sin embargo, y no hay vejaciones, alambradas, estafas, condiciones climatol¨®gicas o serpientes venenosas, que desanimen al desesperado.
Tonatico, al sur del Estado de M¨¦xico, surte de peones a la industria del acero, o del pl¨¢stico, de Waukeagan, en Illinois, desde hace cuatro decenios. "Aqu¨ª, en M¨¦xico, los salarios no valen nada. Como campesinos son menores a los 30 pesos (tres d¨®lares, 450 pesetas) al d¨ªa, mientras que all¨¢ aunque seas mojado (ilegal) te pagan cinco d¨®lares con cincuenta centavos", argument¨® Jorge Popoca, trabajador durante muchos a?os en una f¨¢brica de dulces. La mayor¨ªa de los 10.000 habitantes de Tonatico prob¨® fortuna en Estados Unidos o tiene all¨ª alg¨²n familiar. "Los ven como h¨¦roes porque salvan la econom¨ªa del pueblo", admite Juan de la Cruz Domingo, funcionario de la canciller¨ªa.
El cerco a los indocumentados, y narcortraficantes, se estrecha. Los multimillonarios recursos asignados por el Congreso al Servicio de Inmigraci¨®n y Naturalizaci¨®n (SIN) permiten a las patrullas contar con c¨¢maras disfrazadas de nopales y cactus, binoculares nocturnos, veh¨ªculos con radares giratorios, y artilugios de fibra ¨®ptica capaces de detectar a un desarrapado a dos kil¨®metros a la redonda. Y desde 1993, el SIN aumenta el per¨ªmetro de un muro de acero, alambre o chapa de cien kil¨®metros que cruza tramos de California, Arizona y Nuevo M¨¦xico. En las mugas del Valle Marr¨®n, grandes cartelones advierten: "Cuidado: no exponga su vida a los elementos. No vale la pena". Paralelamente, la dureza de las nuevas leyes migratorias indignaron a los mexicanos. Para el Episcopado vulneran derechos humanos, acrecientan la xenofobia, y castigan la pobreza de quienes recurren a la emigraci¨®n para subsistir. M¨¦xico es mayor suministrador de braceros: siete millones, seg¨²n un censo oficial del pasado a?o.
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