Una mujer victoriosa
Con una l¨ªnea corporal bell¨ªsima, ajena al com¨²n de las flamencas de tradici¨®n, Sara Baras es hoy la mejor de su g¨¦nero y generaci¨®n. Si la diosa Fama se llevara bien con la diosa Justicia, Baras deb¨ªa ocupar ya ese trono vacante desde hace tanto de la gran bailaora que apunta al fin de siglo con seguridad. Su ballet, s¨®lo integrado por mujeres, es vital, alegre, entregado. Y muy interesante que se presente as¨ª en la actualidad, donde reina el tac¨®n masculino. Eso era hasta anteayer, en que Sara tom¨® Madrid, lo sedujo y lo convenci¨®. Es tan err¨®neo como desmedido eso de compararla con Carmen Amaya, y absurdo. Sara Baras no necesita ni una bata de cola (la Amaya tampoco, en sus filmes se ve). La fuerza s¨ª est¨¢ en ambas, la voluntad de imponerse, la calidad, la firmeza del zapateado, quiz¨¢ en lo ¨²nico que peque de exceso. Y gana por fin la pujanza, y los detalles hermosos que traen perfume de anta?o (tanguillo de ensue?o, farruca valiente, su sensual lirismo descalzo, un curioso tr¨ªo vestidas en hombre). Los m¨²sicos virtuosos en voz y cuerda, con percusi¨®n protagonista, dieron tambi¨¦n gran talla.
Sensaciones
Coreograf¨ªa: Sara Baras. Vestuario: Concha y S. Baras. Luces: Sergio Spinelli. Teatro Nuevo Apolo. Madrid, 14 de septiembre.
El vestuario es atinado, discreto, bien cosido sobre los cuerpos, las luces envolventes y destacando el baile mismo. Vuelvo a Sara, a sus brazos que poseen una liquidez armoniosa sin amaneramiento, a su frescura cuando convierte los god¨¦s rojos de su falda en capote, siempre tan hermosamente original en su apostura, el uso del mant¨®n crudo como de un rebozo vern¨¢culo, en fin, su elegancia y su gracejo gaditano, marino, oloroso a sal y a voces pescaderas.
Babelia
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