El contrapeso del Norte
Un africano, y ahora una mujer. Su nombramiento parec¨ªa completar el t¨¢ndem de dos grandes mayor¨ªas marginadas en la escena internacional. Con los meses, sin embargo, empieza a verse en ella el contrapeso del Norte al talante m¨¢s complaciente con el Sur de Annan.Nombrada en esa estela de mujeres que ha arrastrado la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, en la diplomacia internacional con la que m¨¢s directamente trata Estados Unidos.
A sus 52 a?os de edad, soltera, dedicada toda una vida a la diplomacia en el Ministerio de Exteriores y como embajadora de Canad¨¢ en Argentina, donde aprendi¨® espa?ol, adem¨¢s de su ingl¨¦s y franc¨¦s natal, ha sido tambi¨¦n la primera canadiense que ocup¨® un alto cargo en Defensa, como viceministra, y en el departamento de Finanzas.
Con su traje de chaqueta a media rodilla, que acent¨²a ese aspecto compacto y sin fisuras, parece hecha de esa aleaci¨®n especial que en la se?ora Thatcher llamaron hierro, hecha de seducci¨®n para sus colegas, de risa contagiosa, tan simp¨¢tica en las formas y tan met¨¢lica en el fondo
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