Como en una mala pel¨ªcula
Cuando, d¨ªas pasados, tuve oportunidad de ver en televisi¨®n el desolado rostro de la se?ora Iriart de Pinochet suplicando piedad para con su esposo porque era un anciano y estaba enfermo, no pude evitar recordar las tantas veces vistas im¨¢genes de esposas, madres y abuelas suplicando que simplemente les digan "d¨®nde est¨¢n" sus familiares, mientras las esposas, madres y abuelas de los que sab¨ªan d¨®nde estaban miraban para otro lado. Por aquel entonces no suplicaban.Como en una mala pel¨ªcula, donde el malo mal¨ªsimo suplica piedad despu¨¦s de haberse cargado a media humanidad, ahora, por aire, mar y tierra, se ordena que se olvide, que se perdone a los que, lejos de arrepentirse, se ufanan de lo hecho.
Desde la c¨®moda butaca de espectador asqueado de tanta barbarie, s¨®lo un deseo: ?justicia!-
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