Una clase pol¨ªtica desgarrada por "razones de Estado"
La detenci¨®n de Pinochet, el m¨¢s intocable de los chilenos, obliga al Gobierno de Santiago a interceder.
"?Cu¨¢ntos a?os estuvo exiliado usted? ?Cu¨¢ntos hijos se le murieron en el exilio, se?or? ?Cu¨¢ntos d¨ªas le dieron para venir a ver a su padre muri¨¦ndose en su cama? ?Cu¨¢ntos amigos le mataron en la caravana de la muerte? ?Usted me viene a m¨ª a dar lecciones de moral, se?or, qu¨¦ se ha cre¨ªdo?". Jos¨¦ Miguel Insulza, ministro de Exteriores de Chile, ametrall¨® con esta serie de preguntas a un periodista alem¨¢n en una reciente conferencia de prensa en Santiago a prop¨®sito de las gestiones gubernamentales para lograr la libertad de Augusto Pinochet. El corresponsal hab¨ªa preguntado sobre un hipot¨¦tico acuerdo para lograr el regreso del ex dictador a Chile.El exabrupto del canciller ante la prensa internacional es un ejemplo del nerviosismo que reina en la clase pol¨ªtica de este pa¨ªs tras la detenci¨®n del m¨¢s intocable de los chilenos. Y es, tambi¨¦n, una muestra de la dolorosa contradicci¨®n en la que viven algunos dirigentes que fueron represaliados por la dictadura de Pinochet, y que hoy, "por razones de Estado", tratan de evitar que el octogenario general caiga en manos de la justicia espa?ola. El eufemismo "razones de Estado" significa en Chile las limitaciones democr¨¢ticas de la peculiar transici¨®n: un Gobierno entre democristianos y socialistas frente a una derecha autoritaria en la oposici¨®n, pero con poder de veto, con una Constituci¨®n dise?ada a gusto del dictador y con la figura omnipresente de Pinochet hoy devenido en senador vitalicio.
Jos¨¦ Miguel Insulza, militante del Partido Socialista (PS), pas¨® 14 a?os exiliado. No siente la m¨¢s m¨ªnima simpat¨ªa por quien est¨¢ detenido en Londres, pero como jefe de la diplomacia chilena le ha tocado defender la inmunidad diplom¨¢tica de Pinochet otorgada por el Gobierno. En ocasiones lo ha hecho con razonamientos que no han gustado a sus compa?eros de partido.
Por ejemplo, declar¨® que muchos dirigentes europeos que participaron en los movimientos de repudio al Gobierno militar chileno "se han quedado pegados en el pasado" y hoy promueven situaciones como la detenci¨®n de Pinochet que entorpecen la evoluci¨®n del proceso de normalizaci¨®n democr¨¢tica en Chile. En otra ocasi¨®n afirm¨® que la acci¨®n de los jueces espa?oles y brit¨¢nicos pon¨ªa en peligro la transici¨®n. "Nosotros consideramos que lo que pon¨ªa en peligro la transici¨®n era, precisamente, que de modo prolongado Pinochet mantuviese la capacidad de imponer la ausencia de justicia respecto a las responsabilidades que le caben en los cr¨ªmenes cometidos en Chile durante su r¨¦gimen", le respondi¨® desde el PS el miembro de la comisi¨®n pol¨ªtica Gonzalo Martner.
En La Moneda, sede de la presidencia, no gust¨® la frase pronunciada tres d¨ªas despu¨¦s de la detenci¨®n de Pinochet: "Yo defiendo al senador, no al ex dictador". La prolongaci¨®n en Londres de las gestiones del canciller se llama Mario Artaza, de 61 a?os, embajador de Chile, militante socialista que tambi¨¦n sufri¨® los embates del r¨¦gimen militar: 17 a?os de exilio, expulsado de la carrera diplom¨¢tica y vetado para trabajar en organismos internacionales durante ese tiempo. Intentar exonerar a Pinochet ha sido, probablemente, la misi¨®n que le ha comportado mayores dolores de cabeza. Ha tenido que tragar sapos y culebras a la hora de maniobrar a favor del ex dictador junto a los senadores pinochetistas desplazados a la capital brit¨¢nica. Una hija del embajador que reside en EEUU envi¨® una carta a The Washington Post de repudio a la actuaci¨®n del Gobierno chileno y de su padre.
"Dejamos muy claro, desde el comienzo, que no est¨¢bamos defendiendo las violaciones de derechos humanos del general Pinochet, sino nuestra institucionalidad. Lo aceptamos como senador institucional, y eso nos obliga a hacer valer sus privilegios y derechos como senador. Y como ex jefe de Estado, porque as¨ª lo reconocimos", ha declarado el embajador Artaza. Otro socialista, Jaime Toh¨¢, es el actual ministro de Obras P¨²blicas. Su hermano Jos¨¦ fue ministro del Interior en el Gobierno de Salvador Allende. Tras el golpe estuvo preso en el penal de Dawson y muri¨® en circunstancias sospechosas en el hospital militar de Santiago. Jaime Toh¨¢ fue detenido, torturado y exiliado por el r¨¦gimen militar. El jueves de la semana pasada, en una tensa reuni¨®n del Gabinete en la que algunos ministros represaliados por la dictadura reclamaban mayor firmeza en los derechos humanos, Toh¨¢ lanz¨® un capote a Frei. "Yo fui torturado, pero igual quiero que saquen a ese caballero de all¨¢. Que tenga el buen trato que merece todo chileno", dijo.
Andr¨¦s Zald¨ªvar, presidente del Senado y precandidato a la presidencia de la Rep¨²blica para las pr¨®ximas elecciones, ha defendido reiteradamente la inmunidad de Pinochet, niega la competencia de cualquier jurisdicci¨®n extranjera para procesar al ex dictador, y ha llegado a decir que por la democracia est¨¢ dispuesto a pagar cualquier precio, incluido que Pinochet no sea entregado ni juzgado jam¨¢s. En octubre de 1980, cuando presid¨ªa el Partido Dem¨®crata Cristiano (PDC), Zald¨ªvar se encontraba en el extranjero, y el ministro del Interior de la ¨¦poca, Sergio Fern¨¢ndez, hoy senador electo, le prohibi¨® regresar a Chile por unas supuestas declaraciones contra el r¨¦gimen. Pas¨® varios a?os exiliado en Espa?a. Dieciocho a?os despu¨¦s, Andr¨¦s Zald¨ªvar se?ala lo que le separa del dictador: "Pinochet me ech¨® del pa¨ªs, y ahora, como senador, tiene que pedirme la palabra si quiere hablar en la C¨¢mara".
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