Sadam envida
EN LO que ya es una escena familiar, el presidente iraqu¨ª, Sadam Husein, pone de nuevo a prueba la firmeza de la comunidad internacional, decidiendo el s¨¢bado cancelar su cooperaci¨®n con los inspectores de armamento de la ONU (UNSCOM) y rechazando veinticuatro horas despu¨¦s la inmediata admonici¨®n del Consejo de Seguridad. La nueva crisis provocada por el dictador iraqu¨ª, en v¨ªsperas de unas relevantes elecciones parlamentarias en Estados Unidos, carecer¨ªa de especial relieve si no fuera porque la anterior se produjo hace menos de dos meses. Y porque en febrero el secretario general de la ONU consigui¨® detener en el ¨²ltimo minuto un ataque militar para el que las fuerzas dirigidas por Estados Unidos y Reino Unido estaban ya preparadas. La cadencia se acelera.La estrategia de Sadam -que exige de nuevo el levantamiento del embargo contra su pa¨ªs y la remoci¨®n del jefe del equipo de inspectores , Richard Butler, al que considera un esp¨ªa de Washington - combina una aparente cooperaci¨®n en la supervisi¨®n de sus arsenales con la proyecci¨®n internacional del innegable sufrimiento del pueblo iraqu¨ª, tras ocho interminables a?os de sanciones que han devastado la econom¨ªa del pa¨ªs del Creciente F¨¦rtil. Esa estrategia, con la que ha ganado la simpat¨ªa de parte de sus vecinos ¨¢rabes y erosionado la unanimidad de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad (China, Rusia e incluso Francia est¨¢n cada vez menos convencidos de su voto), se est¨¢ haciendo ahora m¨¢s belicosa. Sadam, que arrastra una frustraci¨®n creciente contra el r¨¦gimen de inspecci¨®n de su armamento, parece haber asumido que Washington se seguir¨¢ oponiendo al levantamiento de las sanciones comerciales mientras ¨¦l contin¨²e a los mandos del pa¨ªs. La apreciaci¨®n se ve corroborada con el reciente incremento del apoyo estadounidense a la oposici¨®n iraqu¨ª en el exilio: cien millones de d¨®lares en ayuda militar a dos facciones rivales kurdas.
Las sanciones tras la invasi¨®n de Kuwait apenas han debilitado el control que ejerce Sadam sobre su pa¨ªs, donde la mayor¨ªa de la manipulada poblaci¨®n atribuye su miseria a una conspiraci¨®n occidental y el contrabando de petr¨®leo sigue engrasando las redes del clientelismo pol¨ªtico que sostiene al r¨¦gimen. En ayuda del l¨ªder iraqu¨ª juega tambi¨¦n la maltrecha credibilidad en el mundo ¨¢rabe del equipo de la ONU que dirige Butler, a ra¨ªz de la dimisi¨®n de uno de sus miembros estadounidenses, que admiti¨® compartir con el espionaje de Tel Aviv informaci¨®n relativa al armamento iraqu¨ª. Los responsables de UNSCOM, a los que se permite por ahora permanecer en el pa¨ªs, afirman que mientras en el terreno de los misiles bal¨ªsticos y las armas qu¨ªmicas casi todo est¨¢ resuelto, la capacidad iraqu¨ª para desarrollar un arsenal biol¨®gico sigue siendo un enigma. EE UU asegur¨® en junio que sus cient¨ªficos hab¨ªan descubierto restos del agente VX, un gas nervioso letal, en cabezas de misiles Scud iraqu¨ªes, algo que Bagdad siempre hab¨ªa negado.
La nueva crisis, en un momento particularmente delicado para el presidente Clinton, pone una vez m¨¢s en cuesti¨®n la pol¨ªtica de Naciones Unidas en Irak. A medida que se difumina el apoyo a las sanciones econ¨®micas, que est¨¢n causando penalidades dif¨ªciles de medir a millones de inocentes, decrece paralelamente el entusiasmo por opciones militares que pueden desembocar en una confrontaci¨®n de consecuencias impredecibles. Parece claro, pues, que se impone la b¨²squeda por Occidente de m¨¦todos mejores para contener las evidentes ambiciones del d¨¦spota iraqu¨ª. Todos los deseables pasan por revisar unas sanciones que Sadam Husein est¨¢ utilizando como baza pol¨ªtica, y cuyo alivio permitir¨ªa, adem¨¢s, la reconstrucci¨®n del pa¨ªs. Pero tambi¨¦n por el mantenimiento riguroso del control de armamento que impida al amo de Irak la reconstrucci¨®n de su arsenal.
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