El aparato
No se sabe de nadie que haya vencido a un aparato: la cultura y la historia han dotado a este animal de unas defensas tales que s¨®lo puede perecer bajo su propio peso. El empleado del aparato no trabaja por la defensa de una idea, sino por un sueldo fijo y un conserje que le lave el coche y le lleve los ni?os al colegio, aunque tambi¨¦n valora mucho las entradas para la ¨®pera o el f¨²tbol: si son gratuitas da lo mismo. El perfil del funcionario del aparato es el del jefe de personal de una empresa p¨²blica en reconversi¨®n: le pisar¨ªa el cuello a su padre por mantener el despacho y la moqueta que ¨¦l mismo le acaba de arrebatar a otro colega.As¨ª las cosas, Borrell no tiene ning¨²n futuro, porque o bien entra en la l¨®gica del aparato y pierde las elecciones o bien contin¨²a fuera de ella y pierde la vida. Al aparato del PSOE no le importa tanto arrebatar el poder a la derecha como que se respete la antig¨¹edad de sus miembros, incluidos los encarcelados. Cualquiera que amenace el equilibrio del escalaf¨®n se erige en enemigo. F¨ªjense en el Vaticano, cuyas pompas no est¨¢n pensadas para que la gente crea en Dios, sino en el Papa, lo que ya precisa de un ejercicio de irracionalidad considerable. Y tiene un aparato tan hiperb¨®lico porque el vac¨ªo que oculta es mayor que el de Ferraz, si cabe.
M¨¢s a¨²n: Miguel ?ngel Rodr¨ªguez y Cascos, que son los genuinos representantes del PP, est¨¢n en la picota por poner en peligro el negociado. Aznar cree que la vida de oficinista que lleva es un chollo y no est¨¢ dispuesto a perder los trienios por una cuesti¨®n de doctrina, aunque tenga que actuar al dictado de quienes fueron sus bestias negras hasta que le garantizaron la silla. Por eso, lo de Borrell es meritorio, pero pat¨¦tico. Y lo de usted al apoyarle, tambi¨¦n. Pero la utop¨ªa es el motor de la historia. ?nimo.
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