Muti desentra?a a Beethoven
La vida musical madrile?a está sobrecargada de actividades sinfónicas en detrimento de otros géneros. La última semana registra 10 u 11 programas orquestales sujetos, por lo general, a patrones programáticos bastante rutinarios. Incluso se ha dado el caso de que el jueves se podía elegir entre dos versiones de Scherezade. El programa de lujo ha sido el de Muti en su doble actuación al frente de la brillantísima, expresiva y ágil Filarmónica de la Scala de Milán.La Sinfonía heroica tuvo en Muti no una lectura, sino una auténtica interpretación, una voluntad de desentra?ar al problemático Beethoven. Lo hizo Muti orillando excesivos patetismos y conflictos dramáticos pero también salvando el exceso contrario, esto es, lo que el público llama frialdad. ?xito grande y aplausos muy prolongados del público que fue castigado con un conocido y sentimental número del napolitano Giuseppe Martucci (1856-1909) que, tras la Heroica, resultaba un cristo musical con dos pistolas.
Orquesta Filarmónica de La Scala
Director: Riccardo Muti. Obras de Beethoven. Auditorio Nacional. Madrid, 4 de noviembre.Sinfónica de RTVE. Director: A. Rahbari. Obras de Bach, Samperio y Rimski. Teatro Monumental. Madrid, 5 de noviembre.
En el teatro Monumental, la Sinfónica de RTVE, dirigida por el maestro iraní Alexander Rahbari, celebró un concierto cargado de atractivos y significaciones. Deja la orquesta, después de tantos a?os de servicio, el estupendo violinista concertino Pedro León y ya figura en las filas radiotelevisivas su hija y discípula, Rocío León. Entonces, padre e hija, maestro y discípula, protagonizaron el doble Concierto en re menor, de Bach, con limpia escuela, ejecución virtuosista y gran identificación.
Después, Pedro León asumió la parte solista de un concierto escrito para él y estrenado por él en 1978, pero nunca interpretado en Madrid. Se trata del escrito por Miguel ?ngel Samperio (Santander, 1936), partitura importante, excelentemente trabajada sobre dos ejes ideológicos y técnicos: el amor al contrapuntismo en sus formas fugadas, que estimuló sin duda el más querido maestro de Sampeiro, Calés Otero, y ciertos ecos cántabros que en el movimiento central nos deparan paisajes de refinada orquestación y hondo aliento poético. La obra, de notable dificultad, encontró su gran intérprete en Pedro León. Lo único que cabe preguntarse es por qué no se había escuchado antes en Madrid.
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