LA CASA POR LA VENTANA Rodeados de posibles hero¨ªsmos JULIO A. M??EZ
Como sucede que aqu¨ª el que no corre, vuela, va a resultar que Joan Romero tiene la culpa de haberse fiado de la palabra institucional del eduardazo de Zaplana, que no de su persona, que de esa no se f¨ªa ni Julio Iglesias de no mediar contrato previo. Dir¨¢n ustedes que lo m¨ªo es obsesi¨®n, pero es que no acabo de comprender c¨®mo este vendedor de multiofertas a plazos se ha alzado con la representaci¨®n de todos los valencianos, que no es que seamos gran cosa, pero tampoco menos. M¨¢s chocante es que se atribuya la insidia de la ingenuidad de Romero a su formaci¨®n universitaria, en un arrebato antiintelectual muy valenciano (casi tanto como el jolgorio adolescente que entretiene a personas talluditas en su semana de agricultura er¨®tica) como si Justo Nieto, por ejemplo, o Ricardo Bellveser, sin ir m¨¢s lejos, debieran sus haza?as a su condici¨®n de r¨²sticos hombretones de campo (aunque, ahora que lo pienso, es la hip¨®tesis m¨¢s probable para, por lo menos, el segundo de los casos). Olvidemos a Zaplana. Y a su s¨¦quito. Y demos las gracias como merece a Jes¨²s S¨¢nchez Carrascosa, quien sin prisas pero sin pausas parece resuelto a convertir a su jefe en una mala copia del Puntila brechtiano cuando en pleno uso de sus mermadas facultades mentales le monta unas romer¨ªas con bronca asegurada en sus afanosos trajines de tr¨¢fico de ancianos. Hoy le escupen en Catarroja y ma?ana casi lo hostian en Burjassot, y a este paso el muy honorado no va a poder salir de casa, el pobre, que tampoco es plan, por confortable que sea el habit¨¢culo suministrado por una parte contratante de la acreditada ganader¨ªa de los Roig. Y eso que si el jefe no saca la cartera para abonar de su bolsillo los gastos de las medicinas desclasificadas es porque est¨¢, por lo com¨²n, rodeado de empresarios, entre los que cabe incluir al exultante se?or Virosque. Por si acaso. Vaya criado Matti que se ha mercado nuestro representante global en el desarbolador local de la televisi¨®n valenciana. Veremos qu¨¦ dice de todo esto el inmutable, aunque -es humano- mudable, Amadeu Fabregat en terminar su nueva novela, El consuelo de Mar¨ªa en los brazos de Jes¨²s, a principios del siglo pr¨®ximo. En este final de siglo, sucede que en la industriosa ciudad de Alcoy siguen muriendo adolescentes a manos de la industria, de modo que el joven Aar¨®n, tal era su b¨ªblico nombre, se perder¨¢ los fastos de Terra M¨ªtica y se le niegan a sus ojos para siempre las maravillas de la Ciudad de la Luz, destrozado por un telar en un trabajo accidental donde ocurren toda clase de accidentes a la m¨¢s temprana edad. Ya se sabe que Carlos Marx, por no hablar de Bakunin, est¨¢n superados por Jos¨¦ Luis Olivas, pero en el tomo primero de El Capital, como lo oyen, hay unas p¨¢ginas inolvidables acerca del combate obrero por la reducci¨®n de la jornada laboral y por la mejora de las condiciones de trabajo, todo ello, como puede verse, de gran actualidad. Y dir¨¦ m¨¢s si digo que ni en el peor de los catastrofismos de Federico Engels, por as¨ª decir, estaba prevista la eventualidad de que la punta de lanza del empresariado global se entregara alegremente al tr¨¢fico de ¨®rganos infantiles, preferentemente de origen brasile?o, para consumirlos bajo especie de cosm¨¦tica, ya que a finales del siglo pasado la ingenuidad universitaria de los pensadores de la izquierda era tal que atribu¨ªan alg¨²n l¨ªmite decente a la codicia empresarial. Grave error, del que todav¨ªa participa Joan Romero y al que tal vez debe su fragilidad la voluntariosa Ana Noguera, empe?ada en enfrentarse al Plan Integral de Embellecimiento de Aceras en Siete A?os emprendido por Rita Barber¨¢. Llueve sobre Centroam¨¦rica como all¨ª s¨®lo sabe hacerlo y El ni?o reproduce lo peor de los adultos arrasando de una vez algunas decenas de vidas antes de incomodar el desayuno de los viejos millonarios de vacaciones en Florida, Pinochet suplica excedencia a la justicia por su condici¨®n de viejo enfermo y solicita la misericordia que tanto desde?¨® en sus atroces correr¨ªas de una madurez no exenta, mientras que aqu¨ª, y por otra parte, desde luego, el desmantelamiento del IVEI en favor de la Alfons el Magn¨¤nim sirve, hasta el momento, para que Andr¨¦s Amor¨®s se embolse algunos millones por la prestaci¨®n de qui¨¦n sabe qu¨¦ servicios a costa de nuestros bolsillos, dineros a los que tampoco renunciar¨¢n Rosa Mar¨ªa Rodr¨ªguez o el est¨¦tico Rom¨¢n de la Calle, engrosando as¨ª la n¨®mina de los fen¨®menos de la naturaleza que asolan este mundo, colocados en la foto antes de que le toque el gordo acad¨¦mico a Manuel Taranc¨®n. Que seguro, y ¨¦sa es otra, que le toca.
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