Singular mapa de Espa?a
El mapa de Espa?a inserto en la correspondiente ficha de la gu¨ªa de pa¨ªses del coleccionable Atlas Mundial, que viene distribuy¨¦ndose desde hace varias semanas con EL PA?S, ha provocado el desconcierto entre no pocos lectores, a tenor del n¨²mero de llamadas telef¨®nicas recibidas en esta secci¨®n del Defensor del Lector y, en general, en la Redacci¨®n. ?Por qu¨¦ ese desconcierto? Sencillamente, estos lectores encuentran muchas dificultades para reconocer en dicho mapa la actual realidad pol¨ªtico-administrativa de Espa?a. Algunos a?aden otra raz¨®n para sentirse decepcionados: tal mapa es inservible desde el punto de vista pedag¨®gico, y ello resulta especialmente frustrante para quienes, seg¨²n confiesan, el principal motivo que les impulsa a hacerse con el coleccionable es el servicio que pueda prestarles a sus hijos en edad escolar.Pero veamos cu¨¢les son los rasgos del mapa que tanto han desconcertado a estos lectores. El m¨¢s destacable es la ausencia de un n¨²mero importante de capitales de provincia, especialmente en las comunidades de Castilla-La Mancha, Castilla y Le¨®n, Arag¨®n y Extremadura. En lo que se refiere a Castilla-La Mancha, s¨®lo Albacete merece el honor de figurar en el mapa. Fuera quedan Toledo, Cuenca, Guadalajara, Ciudad Real; tambi¨¦n Segovia, Salamanca y Zamora en la comunidad de Castilla y Le¨®n. Y C¨¢ceres en la de Extremadura, como Huesca y Teruel en la de Arag¨®n. Ello hace, si cabe, m¨¢s chocante que en ese enorme desierto demogr¨¢fico que se extiende en torno a Madrid, la capital del Estado aparezca rodeada por tres grandes n¨²cleos urbanos crecidos en los ¨²ltimos lustros a su alrededor, como Alcorc¨®n, Legan¨¦s y Getafe. Pero, ?por qu¨¦ no tambi¨¦n la hist¨®rica, monumental, universitaria y populosa Alcal¨¢ de Henares? ?Incluso por qu¨¦ no tambi¨¦n esos otros grandes centros urbanos, igualmente populosos, de M¨®stoles y Fuenlabrada?
Indudablemente, el mapa en cuesti¨®n exige una explicaci¨®n. ?Cu¨¢les han sido los criterios seguidos en su elaboraci¨®n? EL PA?S-Aguilar, editor del coleccionable Atlas Mundial, se?ala que "los criterios que se han elegido para la selecci¨®n de los top¨®nimos que se incluyen en el mapa de la ficha de Espa?a son meramente poblacionales, y son esos mismos criterios los que se han establecido para las fichas de otros pa¨ªses. De ah¨ª que, por ejemplo, aparezca una localidad como Legan¨¦s (171.589 habitantes, seg¨²n el censo de 1991), y no Guadalajara (63.572 habitantes, seg¨²n el censo de 1990)". En todo caso, la editorial insiste en que el mapa tiene un car¨¢cter m¨¢s de complemento de la informaci¨®n que aparece en la ficha que puramente cartogr¨¢fico, y aconseja a los lectores, a los efectos de una visi¨®n m¨¢s cabal de los pa¨ªses, que tengan en cuenta "el atlas que se ofrece los s¨¢bados, por la propia caracter¨ªstica y calidad de esos mapas (escala, rasgos f¨ªsicos, hidrograf¨ªa, comunicaciones, l¨ªmites...), as¨ª como la selecci¨®n de los top¨®nimos utilizados y su jerarqu¨ªa tipogr¨¢fica".
Han sido, pues, exclusivos criterios poblacionales -un tanto arbitrarios, por otra parte- los que definen un mapa que se presenta como representativo de Espa?a. Pero parece que tan importantes o m¨¢s que estos criterios en la imagen visual de un pa¨ªs que es su mapa son los rasgos b¨¢sicos de su estructura pol¨ªtico-administrativa, que en el caso de Espa?a son las provincias, con sus correspondientes capitales, as¨ª como las comunidades aut¨®nomas. La ausencia de tales rasgos en el mapa espec¨ªfico de Espa?a que aparece en el coleccionable no ha pasado inadvertida a muchos lectores, y ello les ha desconcertado.
La oreja del machismo
Guadalupe Jover, una lectora de Alicante, vio asomar la oreja del machismo en el pie de la fotograf¨ªa que acompa?aba a la informaci¨®n que con el t¨ªtulo Amor entre ministros apareci¨® publicada en la ¨²ltima p¨¢gina de la edici¨®n de EL PA?S del 24 de septiembre pasado. La informaci¨®n se refer¨ªa a la minicrisis desatada en el seno del Gobierno sueco al hacerse p¨²blica la relaci¨®n existente entre los ministros de Finanzas y de Educaci¨®n, Erik Asbrink e Ylva Johansson, respectivamente. El pie que figuraba debajo de las fotograf¨ªas de ambos ministros (un primer plano de sus rostros) dec¨ªa: "Erik Asbrink, ministro de Finanzas del Gobierno sueco, y su compa?era, Ylva Johansson". Para la lectora de Alicante, ese pie de foto sit¨²a a la ministra en una relaci¨®n de dependencia respecto de su colega, y ello es muestra de la existencia de un prejuicio machista en quien lo redact¨®. Es posible. Lo cierto es que ese pie de foto habr¨ªa estado mejor redactado, de acuerdo con la informaci¨®n, si se hubiera limitado a rese?ar los nombres y los cargos de los fotografiados, cuya relaci¨®n sentimental queda perfectamente reflejada en el as¨¦ptico, al tiempo que preciso titular, Amor entre ministros.
No la oreja, sino el machismo puro y duro asoma en algunos p¨¢rrafos de la entrevista a Jos¨¦ Ortega Heredia, Manzanita, en El Pa¨ªs Semanal del pasado 11 de octubre. El entrevistado reconoce que es machista, seg¨²n se dice en el titular: Soy machista. No lo puedo evitar. Ello no impide que el periodista le pregunte temerariamente, sabiendo que se trata de una persona que se confiesa machista, qu¨¦ har¨ªa si su mujer le dice que ha conocido a otro hombre y le pide el divorcio. La respuesta estaba cantada: "Hace 10 a?os, la habr¨ªa matado. Ahora, con la edad y la experiencia, lo podr¨ªa entender. Pero igual me puede dar un ataque y la doy una paliza de muerte". Evidentemente, se trata de una opini¨®n amparada en el derecho de libertad de expresi¨®n por m¨¢s extrema que sea. Pero que dicha opini¨®n tenga amparo constitucional no quita fundamento a la observaci¨®n que ha hecho al Defensor del Lector la presidenta del Institut Catal¨¤ de la Dona, Joaquina Alemany i Roca, en el sentido de "ver con preocupaci¨®n este tipo de declaraciones, que adem¨¢s incitan a la comisi¨®n de delitos y al ejercicio de la violencia".
Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector por carta o correo electr¨®nico (
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