Clima templado en el ecuador de la cumbre de Buenos Aires

El Centro de Congresos de Buenos Aires, sede habitual de la Feria del Libro, se ha convertido en un hervidero de m¨¢s de 4.000 personas que pasan horas encerradas en reuniones de trabajo que suelen concluir, en palabras de algunos delegados, "con puntos de convergencia hacia algunos acuerdos". Es la Cumbre del Clima, y, por ahora, en el ecuador de la reuni¨®n que debe concluir el pr¨®ximo viernes, poco m¨¢s se ha producido en cuanto a resultados tangibles.

Nadie duda de que la atracci¨®n masiva de la cumbre de Buenos Aires -m¨¢s de 4.000 personas entre delegaciones de 180 pa¨ªses, observadores y periodistas- debe mucho al tir¨®n de Kioto, hace un a?o. Pero tambi¨¦n ha crecido el inter¨¦s general por el problema del calentamiento de la Tierra y el cambio del clima desde que hace seis a?os se aprob¨® en la Cumbre de la Tierra de R¨ªo.La UNFCCC (Convenci¨®n Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Clim¨¢tico) y los Gobiernos de todo el mundo empezaron a recorrer el espinoso camino de las conferencias de las partes -Cop1, Cop2 y Cop3, la de Kioto, en diciembre de 1997- para perfilar compromisos internacionales de reducci¨®n de emisiones de gases de efecto invernadero generados por la actividad humana, que, seg¨²n han advertido los cient¨ªficos, est¨¢n calentando el planeta.

La diferencia entre una cumbre y otra, puntualizan los expertos, es que en Kioto el objetivo era adoptar un compromiso obligatorio para los pa¨ªses desarrollados para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. Si no se alcanzaba un acuerdo y Kioto fracasaba, todo el proceso de contenci¨®n de emisiones quedar¨ªa estrangulado. De ah¨ª la emoci¨®n y el furor de los debates entre los negociadores, que sab¨ªan muy bien lo que se jugaban. La cumbre, adem¨¢s, invadi¨® la peque?a ciudad japonesa, impregnada de clima por todas sus esquinas, mientras que la metr¨®poli bonaerense, con 14 millones de habitantes, ignora en gran medida el acontecimiento.

Al final se aprob¨® el Protocolo de Kioto, que estipula para el quinquenio 2008-2012 una reducci¨®n media del 5,2% de las emisiones para los pa¨ªses industrializados respecto a los niveles de 1990. Es un paso importante, puesto que la convenci¨®n no especific¨® ni cantidades ni fechas de obligado cumplimiento, sino objetivos generales que se deber¨¢n cumplir. Sin el protocolo, todo quedaba un poco en el aire.

Ahora, en Buenos Aires, quiz¨¢ el objetivo no sea tan espectacular como hace un a?o, pero es importante. Se trata de concretar los mecanismos consentidos por el Protocolo de Kioto para que los pa¨ªses cumplan las reducciones estipuladas. Y aqu¨ª la sopa de letras alcanza su m¨¢ximo esplendor en los documentos, panfletos, comunicados y conversaciones de la conferencia: IET (comercio internacional de derechos de emisiones); CDM (mecanismos de desarrollo limpio, es decir, transferencia tecnol¨®gica), IJ (implementaci¨®n conjunta) y sinks (bosques sumideros de di¨®xido de carbono). No son simples matices del protocolo, sino elementos clave del mismo que, como destacan los grupos de defensa medioambiental en la cumbre, pueden ser clave para hacer algo por el planeta o agujeros por los que desag¨¹e todo el contenido del Protocolo de Kioto.

Agujeros: otra palabra clave en la cumbre. "En esta semana que acaba de concluir hemos puesto todo en los ra¨ªles y todos los procesos est¨¢n en marcha; se han lanzado las redes, y la semana que viene se recoger¨¢n con los resultados", resumi¨® el viernes el secretario ejecutivo de la Convenci¨®n, Michael Zammit Cujarat, con gesto de preocupaci¨®n. "El balance, en t¨¦rminos de decisiones tomadas, es muy peque?o. La mayor¨ªa de las cuestiones importantes necesita m¨¢s tiempo de negociaci¨®n. Pero el panorama general de trabajo es positivo".