La gran pelea contra el absolutismo

Un texto dram¨¢tico, denso y grave; est¨¢n las palabras del poeta surrealista, del andaluz metaf¨®rico, pero cercando unos personajes, un tema: m¨¢s de un tema. Es el de un pueblo cualquiera de cualquier Espa?a; el de unas mujeres encerradas por el tiempo -ocho a?os de luto- y por el espacio -la casa familiar- y apresuradas, en cambio, por la vida, por su juventud o alguna por su madurez.Est¨¢, por lo tanto, el tema de la mujer encerrada, sobre todo apartada del hombre. Por una madre brutal: es decir, por una dictadura. En el plano directo, el poder atroz viene de una ¨¦tica, de unas normas, de una constituci¨®n: el pueblo que puede hablar y que castiga a la que se sale de la ley; en el plano supuesto, es la dictadora o la persona que manda, entronizada y recubierta de toda la autoridad.

No puede extra?ar que Federico Garc¨ªa Lorca, atra¨ªdo siempre por una defensa de la mujer contra Espa?a -Yerma, o Mariana Pineda, o Do?a Rosita; o la desposada a la fuerza en Bodas de sangre-, haga una obra de combate; pero menos puede extra?ar que en junio de 1936, cuando gran parte de Europa estaba cubierta por monstruos totalitarios implacables, y cuando a Espa?a le faltaba un mes para producir otra de esas grandes bestias -la que la matar¨ªa- estuviera tambien pele¨¢ndose contra el absolutismo, y contra todos: el de la Iglesia, el de las clases sociales -tan expl¨ªcito continuamente-, el del orden.

Texto extraordinario

Todo lo que diga aqu¨ª est¨¢ ya dicho; nada se podr¨¢ decir nuevo sobre Gar¨ªa Lorca y su obra, a no ser la necesidad de insistir en que s¨ª era un escritor que marcaba directamente una posici¨®n pol¨ªtica y social (y ni uno solo de sus versos la contradice) y que lo que se puede ir a ver en este espect¨¢culo es ese texto extraordinario.Dicho con fuerza por dos primeras actrices, Mar¨ªa Jes¨²s Vald¨¦s -la feroz y r¨ªgida Bernarda- y Julieta Serrano -Porcia-, y por las cinco encerradas, en las que not¨¦ una tensi¨®n especial, sobre todo en la joven Roser Cam¨ª.

La direcci¨®n de Calixto Bieito ha a?adido algunos detalles no reales a la obra naturalista; la aparici¨®n de una trapecista desnuda, o la conversi¨®n del espacio blanco en negro de pronto, sin que yo sea capaz de establecer a qu¨¦ momento psicol¨®gico corresponde: en todo caso, la sensaci¨®n de encierro y de opresi¨®n est¨¢ conseguida.