Espa?a vuela alto en Italia
La selecci¨®n, con un f¨²tbol excelente en la segunda parte, mereci¨® m¨¢s que un simple empate en Salerno
![Santiago Segurola](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fe505581b-3596-4161-bc77-1816c8c68bf7.png?auth=d22627484165dfcb062103e8d1fdebeb92a54c13220f4fd6553111e786e168fa&width=100&height=100&smart=true)
Primero con intensidad y despu¨¦s con un juego espl¨¦ndido, Espa?a disip¨® las dudas sobre su poder¨ªo. Un equipo que se supon¨ªa menor, actu¨® de forma muy convincente, con dos protagonistas indiscutibles. Cuando se trat¨® de una cuesti¨®n de car¨¢cter, Michel Salgado fue una fiera; cuando lleg¨® la hora del gran f¨²tbol, Valer¨®n lo interpret¨® con tanta exquisitez, con tanta precisi¨®n, que la selecci¨®n espa?ola abrum¨® a la italiana, satisfecha con un empate que no mereci¨®.Habida cuenta que Italia administra sus ventajas con bastantes garant¨ªas, la selecci¨®n espa?ola tuvo el m¨¦rito de levantar el vuelo despu¨¦s de un comienzo muy preocupante. Durante un cuarto de hora, exactamente el periodo que se tomaron los italianos para asediar a Ca?izares y marcar un gol, Espa?a pareci¨® un equipo sin recursos, expuesto a un desastre que no se consum¨® por dos razones: porque Espa?a se recuper¨® primero con sufrimiento y luego con f¨²tbol y porque a la selecci¨®n italiana le atac¨® el virus especulador. Declar¨® su victoria en el partido tras el tanto de Inzaghi. Este gesto de soberbia le result¨® desastroso. Italia vive tiempos de crisis y no tiene la solvencia para dirigir los encuentros a su antojo. Ni en el juego de ataque, ni en el aspecto defensivo.
ITALIA, 2
ESPA?A, 2Italia: Peruzzi; Panucci (Torricelli, m.45), Cannavaro, Maldini, Favalli (Pessoto, m. 60); Fuser (Chiesa, m.46), Albertini (Tomassi, m.46), Dino Baggio (Di Biagio, m.46), Di Francesco; Totti e Inzaghi. Espa?a: Ca?izares (Toni, m.83); Michel Salgado, Marcelino, Paco, Sergi (Aranzabal, m.64); Etxeberria (Dani, m.46), Engonga (Helguera, m.46), Alkiza (Valer¨®n, m.46), De Pedro; Ra¨²l y Urzaiz (S¨¢nchez, m.79). Goles: 1-0. M.14. Totti supera a los centrales espa?oles con un globo e Inzaghi remata a la red. 1-1. M.33. Michel Salgado se interna en el ¨¢rea, se va de dos italianos, cuelga al segundo palo desde la l¨ªnea de fondo y De Pedro cabecea a placer. 2-1. M.73. Inzaghi se revuelve dentro del ¨¢rea y marca. 2-2. M.80. Ra¨²l transforma un penalti cometido sobre S¨¢nchez. ?rbitro: Meese (B¨¦lgica). 15.000 espectadores en el estadio Arechi de Salerno. Partido amistoso.
Italia fue Totti. Y Totti apareci¨® durante 15 minutos. En el arranque del partido estuvo imparable, con la particularidad de que ning¨²n defensa espa?ol ley¨® sus movimientos. Totti sali¨® en la delantera, pero su condici¨®n es la de mediapunta. Tiende a volantear en esos espacios donde los centrales se sienten inseguros. Ni Marcelino ni Paco le siguieron, con consecuencias funestas. Totti se adue?¨® del partido y a su alrededor gir¨® la selecci¨®n italiana. Espa?a pas¨® un mal rato, sometida en todos los sentidos. No jugaba y defend¨ªa sin rigor. El tanto de Inzaghi cerr¨® el primer cap¨ªtulo del partido, que gir¨® inopinadamente.
Cuando Italia decidi¨® convertirse en la vieja Italia se equivoc¨® gravemente. Primero dio carrete a Espa?a, que se tom¨® un respiro despu¨¦s de un comienzo muy sospechoso, donde pudo pensarse en la falta de espesor de un equipo confeccionado en circunstancias complicadas. Pero superado el primer sofoc¨®n, Espa?a consigui¨® encontrar el hilo al partido. Le favoreci¨® el repliegue de los italianos, que no consiguen quitarse del vicio conservador, pero tambi¨¦n fue honorable la capacidad para competir de unos jugadores poco probados en partidos de gran rango.
Aunque cada cual hizo lo suyo en la paulatina emergencia de la selecci¨®n espa?ola, ninguno fue m¨¢s decisivo que Michel Salgado. Jugador infatigable desde sus d¨ªas de juvenil, Salgado vive ahora un periodo de euforia. Su despliegue result¨® excesivo para Di Francesco, que le vio pasar una y otra vez por la banda derecha. Su intensidad tuvo un efecto contagioso en el equipo, que empez¨® a moverse con vitalidad y cierto criterio. Sin excesos, porque esa cuesti¨®n qued¨® particularizada en Salgado, protagonista de la mayor¨ªa de las acciones de ataque y del gol concretado por De Pedro. Fue una jugada poderosa y tenaz, un golpe de arrebato que sorprendi¨® a los defensas italianos.
El corte del encuentro cambi¨® radicalmente. Italia se hab¨ªa salido del partido. Espa?a estaba dentro. Fue el momento de observar los valores futbol¨ªsticos de cada uno. Se vio a una Italia menor, afectada por los errores que han lastrado a su f¨²tbol en los ¨²ltimos a?os. Su desprecio por la elaboraci¨®n ha terminado por llevar a sus centrocampistas a la irrelevancia. Ni Albertini, ni Dino Baggio, ni Di Francesco tienen intuici¨®n y calidad. Son jugadores mec¨¢nicos, obedientes a la t¨¢ctica y poco m¨¢s.
La diferencia entre la escuela espa?ola y la italiana se observ¨® de forma meridiana en el segundo tiempo. La entrada de Valer¨®n, Dani y Helguera marc¨® un cambio absoluto en el partido, que fue dirigido sin complejos por Espa?a. La superioridad se estableci¨® a partir del uso del bal¨®n, que fue magn¨ªfico en el equipo de Camacho y p¨¦simo entre los italianos, que consideran la pelota como una molestia. Si durante un largo periodo se hab¨ªa vivido del impagable esfuerzo de Michel Salgado, la segunda parte tuvo un gran contenido futbol¨ªstico. En este sentido, Iv¨¢n Helguera y sobre todo Valer¨®n fueron determinantes en el abismo que se abri¨® entre los equipos.
Valer¨®n interpreta el f¨²tbol como una obra coral. Se asocia con todo el mundo, lo hace con precisi¨®n, se mueve con inteligencia y se reserva la cuota de calidad que le permite salirse del gui¨®n y realizar lo imprevisto. Curioso que un jugador con tanta tendencia al juego correcto sea capaz de sorprender con lo extraordinario. Con su paso suave, su capacidad para desplazarse silenciosamente y su facilidad para elegir, Valer¨®n capitaliz¨® el buen juego de la selecci¨®n, que se sinti¨® c¨®moda, liberada, con la determinaci¨®n de proseguir en su ley. La pelota ante todo, la asociaci¨®n por descontado, el resto vendr¨ªa por si solo.
Ni el segundo gol de Inzaghi vari¨® el curso de un partido que Espa?a empat¨® sin demasiada justicia. Porque la justicia se habr¨ªa entendido con la victoria de la selecci¨®n espa?ola, el ¨²nico que jug¨® al f¨²tbol. Y muy bien casi siempre.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.