Fumar no adelgaza a las adolescentes
Un estudio muestra que el tabaco no ayuda a mantener el peso, pero lo aumenta al dejarlo
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Muchas adolescentes y mujeres j¨®venes est¨¢n convencidas de que fumar les ayuda a mantenerse delgadas y que dejar el tabaco supondr¨¢ para ellas el alto precio de un incremento de peso. Un estudio acaba de echar por tierra esta extendida creencia, de la que se aprovechan las empresas tabacaleras con una publicidad directamente dirigida a los j¨®venes para fomentar el consumo de cigarrillos light entre ellos. No es cierto que empezar a fumar les vaya a ayudar a mantener el peso, y en cambio, s¨ª que es cierto que si se convierten en fumadoras, dejar el tabaco les costar¨¢ a?os m¨¢s tarde un aumento de peso. La conclusi¨®n es clara: desde todos los puntos de vista, mejor no empezar.Un estudio de la Sociedad Espa?ola de Neumolog¨ªa indica que el 20% de los escolares espa?oles de primaria y secundaria fuma y que entre los j¨®venes de 20 a 25 a?os el porcentaje de fumadores alcanza el 50%, cuando en la poblaci¨®n general es del 36%. La edad de inicio es cada vez m¨¢s temprana y ya no se observan diferencias entre chicos y chicas.
Hay un momento especialmente delicado para las adolescentes. Entre los 12 y los 16 a?os su cuerpo cambia r¨¢pidamente: aumentan de estatura, pero tambi¨¦n de peso, y adquieren unas redondeces propias del crecimiento femenino que muchas veces son percibidas como gordura, especialmente si se comparan con las anor¨¦xicas modelos de la publicidad sobre moda juvenil. Esas redondeces se pierden cuando el cuerpo acaba de crecer, pero antes de que eso ocurra, muchas chicas se lanzan a las dietas hipocal¨®ricas y al tabaco con la creencia de que les ayudar¨¢ a adelgazar.
Est¨¢n equivocadas. Un estudio que ser¨¢ publicado en la edici¨®n de diciembre del Journal of Consulting and Clinical Psychology, de la Asociaci¨®n Americana de Psicolog¨ªa, indica que fumar no evita el aumento de peso que en estas edades es propio del crecimiento. El equipo investigador, dirigido por Robert C. Klesges, del Centro de Prevenci¨®n de la Universidad de Memphis, ha seguido la evoluci¨®n de 4.000 j¨®venes blancos y negros de edades comprendidas entre los 18 y los 30 a?os, con controles de peso a los dos, cinco y siete a?os de haberse inciado el estudio. Es la primera vez que se estudia la relaci¨®n entre fumar, empezar a fumar o dejar de fumar y el cambio de peso en j¨®venes. Los investigadores clasificaron a los participantes en seis grupos seg¨²n fueran las caracter¨ªsticas del h¨¢bito y observaron que quienes fumaban, o empezaron a fumar, no perdieron peso.
S¨®lo entre los hombres de raza negra hubo alg¨²n indicio de que el comenzar a fumar pod¨ªa frenar el ritmo de crecimiento del peso, pero en absoluto se observ¨® algo parecido entre los blancos, y mucho menos entre las mujeres. Los autores del estudio concluyen que, de producirse alguna ventaja en el control del peso derivada del h¨¢bito de fumar, ¨¦sta tardar¨ªa muchos a?os en provocar una diferencia de peso significativa en los fumadores.
S¨ª que se demostr¨®, en cambio, que las personas que dejaron de fumar experimentaron un aumento de peso mayor que los individuos que siguieron fumando o que nunca hab¨ªan fumado. Entre quienes dejaron de fumar, el aumento de peso fue mayor en las personas de raza negra (13,1 kilos) que en las de raza blanca (9,4 kilos). Como el aumento de peso era com¨²n en este grupo de adultos j¨®venes independientemente del tipo de h¨¢bito que tuvieran (durante el estudio, un 54% gan¨® al menos 5 kilos y un 29% gan¨® al menos 10 kilos), el aumento de peso achacable al abandono del h¨¢bito de fumar fue aproximadamente de entre 4,1 y 6,6 kilos.
"Los resultados demuestran que fumar no ayuda a controlar el peso y que no se aprecia ninguna diferencia entre el peso de los fumadores y de los no fumadores hasta despu¨¦s de haber fumado durante d¨¦cadas", afirma Klesges, quien se muestra preocupado por el aumento de fumadores entre los adolescentes de su pa¨ªs.
Pese a todas las medidas antitabaco adoptadas por la Administraci¨®n, las autoridades sanitarias de Estados Unidos observan con estupor que el porcentaje de fumadores sigue aumentando entre los estudiantes. Una investigaci¨®n publicada en el ¨²ltimo Journal of American Medical Asociation indica que la proporci¨®n de escolares que fuman ha aumentado un 27% en apenas cinco a?os. El porcentaje de fumadores ha pasado del 22,3% en 1993 al 28,5% en 1997. Muchos j¨®venes son conscientes del da?o que causa el tabaco, pero est¨¢n atrapados: la mitad hab¨ªa intentado dejarlo en el a?o anterior y el 18% lo hab¨ªa intentado por lo menos en cinco ocasiones. De nuevo la conclusi¨®n es clara: mejor no empezar.
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