Llid¨®/Garc¨¦s
?Veinticinco a?os son pocos o son muchos? Un cuarto de siglo esperando la posibilidad de que por fin se haga justicia puede ser una eternidad. Y, sin embargo, parece que fue ayer cuando apareci¨® en los quioscos una portada de la revista Triunfo de luto riguroso, negra como la noche eterna de las dictaduras, en la que s¨®lo se le¨ªa una palabra escrita en letras blancas: Chile. Una inmensa esquela, un recordatorio f¨²nebre por la p¨¦rdida de las libertades en aquel pa¨ªs del cono sur americano. 25 a?os despu¨¦s, en la cena de la entrega de los Premis Octubre, un periodista, Francesc Burguera, convirti¨® el homenaje que se le brindaba en sentido y c¨¢lido recuerdo hacia los familiares de un sacerdote, un paisano de X¨¤bia, Antoni Llid¨®, al que la dictadura fascista chilena le arrebat¨® la vida. ?C¨®mo vivir¨ªan ayer en La Marina Alta la hermana y el cu?ado de Antoni Llid¨® la noticia de la p¨¦rdida de inmunidad de Pinochet? ?Cu¨¢les ser¨ªan sus sentimientos, sus emociones, sus recuerdos? Y aqu¨ª, en Valencia, ?qu¨¦ im¨¢genes se atropellar¨ªan en la mente de Vicent Garc¨¦s, diputado socialista, que tuvo que salir por piernas de Chile? Parece l¨®gico pensar que en X¨¤bia, en Valencia, como en tantos y tantos otros sitios, la alegr¨ªa, la sensaci¨®n de que por fin se va a hacer justicia, ser¨ªa el sentimiento m¨¢s importante; pero seguramente no el ¨²nico. Fueron muchas las vidas, las esperanzas y las ilusiones que se quebraron aquel 11 de septiembre como para que ahora la decisi¨®n de los lores ingleses llene por completo el pozo insondable que se fue abriendo a lo largo de estos cinco lustros. No hace mucho, Vicent Garc¨¦s mostraba un lejano y esc¨¦ptico deseo de que los lores se pronunciaran en el sentido que lo han hecho. Seguro que se alegra de haberse equivocado. Seguro, adem¨¢s, que los familiares de Antoni Llid¨® tampoco confiaban demasiado en recibir una alegr¨ªa que necesariamente tiene que ser agridulce por todos los recuerdos que la acompa?an. Pero hoy somos muchos los que nos sentimos un poco los familiares de Antoni Llid¨® y un poco Vicent Garc¨¦s.
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