Memoricidio
En sus instructivas y l¨²cidas memorias, que la editorial Tusquets acaba de publicar, Adolfo Marsillach recuerda c¨®mo fue represaliado por motivos pol¨ªticos en la ¨¦poca en que otro Adolfo, en este caso Su¨¢rez, era un alto cargo de Televisi¨®n Espa?ola en las postrimer¨ªas de la dictadura. Sin rencor, ni mucho menos revanchismo, el actor y director teatral utiliza este episodio para subrayar que amplios sectores de la sociedad espa?ola pasaron de considerar a Su¨¢rez como un falangista peligroso a elevarlo a los altares de art¨ªfice de la transici¨®n democr¨¢tica. Ni lo uno ni lo otro, viene a concluir el ingenioso Marsillach. Entre otras cosas, porque el hoy duque ten¨ªa muy pocas opciones, por no decir ninguna, m¨¢s all¨¢ de conducir el pa¨ªs hacia la democracia. Viene esto a cuento del reciente homenaje p¨®stumo que la Generalitat le ha tributado a Fernando Abril Martorell como, nada m¨¢s y nada menos, que "arquitecto de la transici¨®n". Aunque pueda resultar una falta de elegancia hablar mal de los muertos, a muchos nos ha producido aut¨¦ntico sonrojo que se alabe la trayectoria de uno de los principales instigadores de la llamada batalla de Valencia, que origin¨® un conflicto ling¨¹¨ªstico y civil que todav¨ªa enturbia la vida cotidiana de los valencianos. Con el objetivo de debilitar a toda costa a la izquierda, en aquellos finales de los setenta, Abril Martorell y otros dirigentes de UCD orquestaron una de las m¨¢s sucias ceremonias de la confusi¨®n y una de las m¨¢s demag¨®gicas campa?as de propaganda que se recuerdan por estas tierras. Pero el detalle del homenaje a Abril Martorell no deja de ser una pieza m¨¢s en esta estrategia del PP de blanquear cap¨ªtulos oscuros de la historia, como el reinado de Felipe II, o de ofrecer una imagen incolora, inolora e ins¨ªpida de intelectuales tan comprometidos con la Rep¨²blica como Garc¨ªa Lorca. Una suerte de memoricidio, una palabra inventada por Juan Goytisolo, amenaza estos tiempos. El autor de Se?as de identidad defini¨® as¨ª la destrucci¨®n de la biblioteca de Sarajevo o el bombardeo del puente viejo de Mostar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.