Las megafusiones y el papel del ¨¢rbitro
Los ¨²ltimos meses han presenciado una impresionante oleada de fusiones entre empresas de muy variados sectores. El fen¨®meno puede llevar a pensar que la concentraci¨®n de empresas es imparable. Esta sensaci¨®n causa alarma, pues muchas de estas fusiones van acompa?adas de p¨¦rdidas de empleos. Entender qu¨¦ est¨¢ ocurriendo es importante. Un proceso de fusi¨®n no s¨®lo afecta a las partes directamente implicadas (accionistas, directivos, empleados), sino a la sociedad en su conjunto. La competitividad de las empresas (su eficacia) determina el nivel de vida general del pa¨ªs y un proceso de fusi¨®n es clave (positiva o negativamente) para la competitividad futura de sus protagonistas. La opini¨®n p¨²blica necesita saber a qu¨¦ atenerse. ?En qu¨¦ casos tienen sentido las fusiones, tanto para las empresas protagonistas como para la sociedad en general?Un proceso de fusi¨®n tiene sentido cuando el tama?o de las empresas que se fusionan est¨¢ por debajo de la talla cr¨ªtica necesaria para ser eficiente. Esto puede deberse a dos fen¨®menos: de escala y de ¨¢mbito. En el primer caso tenemos el sector del autom¨®vil. Seg¨²n los expertos del sector, es imposible rentabilizar las enormes inversiones necesarias en dise?o, fabricaci¨®n y mercadotecnia si no se alcanzan unas ventas anuales de unos dos millones de veh¨ªculos. El mercado total europeo est¨¢ alrededor de los 12 millones de veh¨ªculos. No puede haber, por tanto, a largo plazo, m¨¢s de seis constructores, que son menos si tenemos en cuenta el saldo neto importador europeo. En consecuencia, asistimos a un proceso de fusiones (Volkswagen-Seat-Skoda, Peugeot-Citro?n, BMW-Rover, GM-Saab, Daimler Benz-Chrysler, etc¨¦tera) que no ha terminado todav¨ªa, pues sigue habiendo demasiados constructores. En el segundo caso tenemos las empresas que, por exigencia del servicio a sus clientes, necesitan una presencia mundial. Aunque esta presencia se puede obtener abriendo subsidiarias, puede ser m¨¢s r¨¢pido y eficaz adquirir empresas ya establecidas en otros pa¨ªses. En este apartado cabr¨ªa incluir el crecimiento de las firmas de auditor¨ªa (cuyos clientes multinacionales prefieren tener un mismo auditor) o el de los investment banks: es necesario estar presente en todos los centros econ¨®micos si se quiere buscar socios internacionales para sus clientes.
Un proceso de fusi¨®n basado en una necesidad estrat¨¦gica real resulta una ganancia para toda la sociedad, aunque en un primer momento pueda producirse la dolorosa p¨¦rdida de empleos que muchos de esos procesos llevan consigo. As¨ª, aunque la absorci¨®n de Seat por VW cost¨® bastante al pueblo espa?ol en t¨¦rminos de dinero y de empleos perdidos, asegur¨® unos miles de empleos s¨®lidos y unos ingresos fiscales por los beneficios actuales de la empresa. Sin la absorci¨®n, hoy no habr¨ªa ning¨²n empleo ni ninguna posibilidad de ingresos fiscales.
Pero no todas las fusiones tienen efectos ben¨¦ficos. De la competitividad de las empresas depende el nivel de vida de la sociedad en su conjunto, pero no todo lo que favorece a una empresa concreta favorece a la sociedad. La ausencia de competencia, por ejemplo, en un sector determinado favorece sin duda a la empresa o empresas en situaci¨®n de cuasi monopolio, pero a costa del resto de la sociedad. A esta ausencia de competencia se puede llegar por diversos procedimientos, y uno relativamente sencillo es el de fusionar un n¨²mero importante de los distintos competidores, hasta que quedan muy pocos. En este caso, el incremento de volumen no tiene nada que ver con la competitividad. De hecho, se persigue justamente lo contrario: la capacidad de obtener buenos beneficios sin mejorar la competitividad. En una ocasi¨®n critiqu¨¦ en un foro que se justifiquen determinadas fusiones en t¨¦rminos de alcanzar la masa cr¨ªtica cuando las dos empresas que se fusionan est¨¢n claramente por encima de ese tama?o. El director general de una l¨ªnea a¨¦rea muy conocida (que, sin duda, se sinti¨® aludido, pues acababa de pasar por un importante proceso de adquisici¨®n) me interrog¨®: "?Cu¨¢l es el tama?o que hay que alcanzar?". Y procedi¨® a responderse a s¨ª mismo: "Uno es suficientemente grande cuando puede imponer sus precios en el mercado". En efecto, el resultado de la alianza (cuasi fusi¨®n) propuesta por British Airways y American Airlines (posible suma de Iberia) ser¨ªa el control de m¨¢s del 60% de todos los vuelos entre Estados Unidos y el Reino Unido (y a¨²n m¨¢s entre ¨¦ste y Espa?a).
Sin embargo, estas fusiones generan muy poca reacci¨®n de la opini¨®n p¨²blica, que no distingue entre dos tipos muy distintos de operaciones: las que, como las apuntadas, se limitan a reducir el n¨²mero de competidores y las que permiten a una empresa ampliar su l¨ªnea de servicios. Este ¨²ltimo ser¨ªa el caso de EDS y AT Kearney o las fusiones de firmas de auditor¨ªas con una serie de bufetes de abogados mediante las que las firmas de asesor¨ªa jur¨ªdico-fiscal de la organizaci¨®n Andersen est¨¢n reforzando su pr¨¢ctica en todo el mundo. Si analizamos estos dos tipos de fusiones a la luz de las consideraciones anteriormente expuestas podemos llegar a la conclusi¨®n de que su impacto sobre la econom¨ªa del pa¨ªs es muy distinto.
En el caso de una empresa que ampl¨ªa su oferta hay un intento de ofrecer a los clientes un servicio integrado en el que los diferentes aspectos de un problema real pueden ser analizados conjuntamente, dando origen a una soluci¨®n de superior calidad. Si ese objetivo se cumple en la pr¨¢ctica o no -es decir, si el servicio ofrecido a?ade m¨¢s valor a los clientes- es una cuesti¨®n para el mercado. No parece que haya aqu¨ª demasiado papel a desempe?ar por el regulador.
Pero no han faltado voces que han expresado su preocupaci¨®n ante este tipo de fusi¨®n, llegando incluso a solicitar al regulador que las proh¨ªba, argumentando que uno de los servicios ofrecidos por la firma es el de auditor¨ªa (incluso si este servicio se mantiene totalmente al margen de los anteriores, incluso en una estructura social distinta). El argumento t¨ªpico esgrimido es que el auditor pierde independencia si ofrece otros servicios: el directivo de la empresa auditada puede premiar con un jugoso contrato de consultor¨ªa al auditor no excesivamente fastidioso. El argumento, a simple vista razonable, lo ser¨ªa m¨¢s si partiese de un conocimiento real del servicio de auditor¨ªa... y no estuviese propuesto por firmas que temen la competencia de empresas mejor preparadas.
En los ¨²ltimos a?os ha habido en todo el mundo una serie de esc¨¢ndalos financieros. El auditor habr¨¢ sido m¨¢s o menos diligente (en algunos casos, el regulador ha castigado al auditor, en otros le ha considerado inocente). Pero nunca ha aparecido como posible causa del fallo del auditor la falta de independencia que se derivar¨ªa de la oferta de otros servicios adem¨¢s del de auditor¨ªa. De hecho, en la gran mayor¨ªa de esos casos, la firma auditora no ofrec¨ªa ning¨²n otro servicio. El argumento no se sostiene, pues un cliente no tiene que comprar otros servicios al auditor para sesgarlo a su favor, le bastar¨ªa simplemente con pagarle especialmente bien el servicio. Si el mercado compra varios servicios a una misma firma es porque considera que son mejores. La prohibici¨®n de la prestaci¨®n de un servicio integrado causar¨ªa un serio da?o a la competitividad de sus clientes y, por tanto, a la sociedad en su conjunto.
Sin embargo, el caso de las fusiones de grandes empresas que, como las l¨ªneas a¨¦reas apuntadas, ofrecen los mismos servicios es muy distinto. El argumento de que la fusi¨®n (o alianza) es necesaria para tener alcance global es sospechoso: muchas de esas empresas tienen ya alcance global. Es dif¨ªcil pensar que una alianza de l¨ªneas a¨¦reas con solape de rutas no va a provocar un aumento en los precios, como se?al¨® la Comisi¨®n Europea.
Las decisiones de intervenci¨®n del regulador sobre el mercado tienen que tomarse con extrema cautela para no da?ar la riqueza del pa¨ªs. Pero cuando se trata de defender la competencia, la intervenci¨®n tiene que ser vigorosa, pues es la competencia lo que determina el progreso econ¨®mico y la justicia social en un sistema capitalista. Esto es poco comprendido todav¨ªa en Espa?a, que viene de una tradici¨®n econ¨®mica intervencionista y corporativista. Pero, precisamente por ello, el regulador tiene que estar al tanto y no dejarse influir por intereses corporativistas que, bajo capa de defender la independencia, buscan mantener situaciones de privilegio, o por argumentos globalizantes que podr¨ªan perseguir, al final, objetivos similares: reducir la competencia.
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