Blair hace ante el Parlamento irland¨¦s una hist¨®rica llamada a la reconciliaci¨®n
El primer ministro brit¨¢nico, Tony Blair, apareci¨® ayer ante el pleno del sistema legislativo irland¨¦s para sellar el hist¨®rico avance de las relaciones del Reino Unido con la Rep¨²blica de Irlanda con un vehemente llamamiento a una verdadera reconciliaci¨®n, no s¨®lo entre las fuerzas cat¨®licas republicanas y sus antagonistas protestantes probrit¨¢nicos en el Ulster, sino entre las dos islas con larga historia de desconfianza y animosidad. Blair profundiz¨® as¨ª en sus esfuerzos por avanzar en el proceso de paz en Irlanda del Norte.
Su mensaje ante los miembros del Dail y el Senado adquiri¨® contornos hist¨®ricos por dos razones: primero, porque el joven l¨ªder laborista se convirti¨® en el primer l¨ªder brit¨¢nico que se dirig¨ªa ante la legislatura irlandesa desde la traum¨¢tica partici¨®n de la isla en 1922; segundo, porque hizo un inventario realista de los esfuerzos que, junto con el Gobierno de Dubl¨ªn, se han emprendido para poner fin a tres d¨¦cadas de violencia en el Ulster. Blair, que lleg¨® a la capital irlandesa tras una visita a Belfast, donde se reuni¨® con los l¨ªderes de los todav¨ªa recelosos partidos pol¨ªticos embarcados desde marzo en el proceso de paz, reconoci¨® que persisten obst¨¢culos muy serios.La hist¨®rica sesi¨®n se desarroll¨® en un ambiente de cordialidad, no exento de iron¨ªa irlandesa. Blair estaba resplandeciente e intercambiaba sonrisas con el primer ministro Bertie Ahern, igualmente halagado por la trascendencia hist¨®rica de la sesi¨®n. Blair recurri¨® al ga¨¦lico para inaugurar su discurso: "Os doy las gracias por recibirme".
Blair fue luego al grano. El llamado acuerdo de Viernes Santo -el pacto mediante el cual Dubl¨ªn y Londres, bajo la mirada atenta de Washington, intentan poner fin al problema del Ulster- tropieza con dificultades que parten principalmente de la renuencia de las organizaciones paramilitares del Ulster a entregar sus arsenales y decir finalmente adi¨®s a las armas.
Blair hab¨ªa constatado horas antes que la postura de cat¨®licos y protestantes no ha variado y que, a pesar de intensos esfuerzos diplom¨¢ticos, ninguna organizaci¨®n clandestina del Ulster ha entregado una sola bala a la Comision Internacional de desarme encabezada por el general canadiense John de Chastelain.
Es m¨¢s, el Ej¨¦rcito Republicano Irland¨¦s (IRA), el brazo armado del Sinn Fein, ya ha dicho que no piensa entregar una sola pistola, un solo fusil, mientras no se comience a negociar la partida de los 16.000 soldados que Londres mantiene en el Ulster para proteger a los protestantes unionistas y su expresi¨®n m¨¢s violenta: los milicianos lealistas.
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